Capitulo43- El rayo de Dios

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Fecha: 11/12/22
Ubicación: Suiza
Hora: 11:40 am
Enma
Las bestias no dejaban de llegar, tan grande fue el número de las bestias que nos rodeaban que incluso no podíamos ver que había tras ese muro de enemigos en movimiento.

Gabriel creaba grandes remolinos que al atraer a un gran número de las bestias, este se congelaba al instante dejándolos sin escape, Lucy hizo varias copias de ella y creaba portales donde solo introducía el filo de su katana por unos segundos, para luego sacarla, cada vez que hacía eso una bestia azotaba contra el suelo.

Por mi parte yo empuñaba la empuñadura de la espada de Zeus, partiendo por la mitad a todo enemigo que seme pusiera enfrente.

No sabía por cuánto tiempo más seguiríamos así, pero lo que si sabía era que no sería para siempre, podíamos resistir por horas, pero teníamos que salir del lugar donde nos encontrábamos, era como estar en una isla desierta donde todo el océano que nos rodeaba solo había tiburones y ni un solo barco de rescate a la vista.
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¡ Emmanuel ! — Fue lo que escuche en un grito, con una última tajada que le di a una bestia que muy apenas y logre cortar su vientre, el filo eléctrico de mi espada perdió su brillo, un fuerte golpe fue lo que recibí y me di cuenta que ya estaba apunto de dar contra el suelo.
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El poder que te otorgue es mucho más grande que eso — una voz clara fue lo que evitó que cayera inconsciente ya estando tirado en el pavimento, desde mi perspectiva solo miraba el movimiento en los pies de Gabriel que no dejaba que ningún enemigo seme acercara.

Sentía como si todo mi cuerpo no dejaba de temblar, puse mi mano en el pavimento y trate de levantarme, pero sentía que todo mi cuerpo pesaba una tonelada, apenas pude separar unos centímetros mi pecho del pavimento, cuando sentía como si un gran calambre me dormía todas mis extremidades.

— ¡ AAAAAHHHH !...... ¡ Por un demonio ! — Grité y exclamé viendo hacia el cielo, al hacerlo todo mi cuerpo se iluminó de blanco y un rayo del mismo color tomó forma saliendo de mi cuerpo hasta dar a las nubes que se acumulaban sobre nosotros.

El dolor seguía siendo parte de mi, pero aún con eso, logre ponerme de pie, en ninguno momento solté la empuñadura de mi espada de Zeus, el brillo de mi katana volvió, solo que está vez, el brillo era más notorio, pero algo inexplicable era lo que sentía al alcance de mis manos, como si lo que era mi katana en lugar de ser un arma, era mi habilidad lo que tenía en mis manos, era como si su filo eléctrico me hablara, pidiendo a gritos querer salir, pero esos gritos venían en forma de un sonido del voltaje que cargaba la electricidad, era como tener mil voces distintas pidiendo salir.
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Del filo de mi katana un rayo de color azul salió disparado, por el ángulo por como tenía mi katana, el disparo fue a dar contra el suelo, pero cuál fue mi sorpresa de ver cómo el rayo rebotó, está vez ese rebote cambio su trayectoria, está vez iba hacia Gabriel.

— ¡ Muévete ! — Exclamé con preocupación, Gabriel solo logró girar su cabeza en dirección a mi.

Mi exclamación sirvió ya que me obedeció, no fue Gabriel quien lo hizo, fue aquel rayo de color azul quien obedeció, cambiando por segunda vez su trayectoria a solo centímetros del rostro de Gabriel, el rayo fue a dar contra las bestias que nos rodeaban, atravesándolos a todos como si se tratara de una bala de gran calibre, ese rayo era preciso, tanto así que siempre daba en el pecho de las bestias, su trayectoria era impredecible, como si las bestias tuvieran algo que atrajera ese rayo hacia ellos, en su paso dejaba con sigo un rastro de luz azul que era visible por segundos.

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