falling for you || joerick

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Debo admitir que cuando lo vi por primera vez me pareció tierno, lindo, incluso puedo decir que me gusto. No empezaré con esas típicas cosas de que "No me puede gustar un hombre" "No puedo ser homosexual" Nadie decide a quien querer.

Y yo, aún que no lo diga en voz alta: Quiero a Erick.

Él me conoció en una heladería, yo lo conocía hace mucho antes. Yo caí por Erick, y quizá él cayó por mí.

Le tengo muchos apodos:

Erin.

Renacuajo.

Niñato.

Enano.

Lo trato mal sin motivos, lo aleje de mí y ahora él se la pasa con un nuevo chico. Es gordo y tiene una frente... Podría construir la estatua de la Libertad allí.

No acostumbro a escribir notas o al menos llamar a esta libreta vieja un diario, pero esto amerita, no puedo contarle mis sentimientos al negro porque seguro le va a chismear a Erick.

El sábado llegó finalmente, Erick se encontraba paseando por el parque en bicicleta (le recuerda al Joel okno) Zabdiel estaría visitando a sus padres, y le dio mucha vergüenza preguntarle a Christopher si quería salir, así que salió solo.

El parque estaba escasamente visitado —hace unas horas estaba lloviendo— la mayoría de las personas decidieron quedarse en sus hogares, mientras otros preferían tomar el frío viento como Erick.

Seguía con el pensamiento de que debería volver a acosar a Joel, extraña hacerlo enojar, extraña estar cerca de él. No han vuelto a cruzarse desde aquella vez en el gimnasio.

A lo largo de su camino no se dio cuenta de un charco de agua; hasta que perdió el equilibrio y cayó de la bicicleta.

—¡Erick! — escuchó una voz preocupada. Sus ojos verdes se cerraron con fuerza al sentir el ardiente dolor en su pierna y espalda.

—Joel... — logró articular al abrir los ojos y encontrarse con su figura.

—Debes fijarte por donde andas niño — tomó su brazo ayudándolo a sentarse, notó un par de lágrimas corriendo por sus mejillas —. Ya, no llores — dijo dulcemente —, eres muy bonito para llorar.

Ese comentario hizo que el corazón de Erick diera un vuelco y el siguiente fue el próximo a un paro cardíaco.

—No dormí pensando en ti — admitió en un susurro.

—¿De verdad te gusto mucho? — preguntó con una sonrisa.

—Eres un caso perdido — negó con la cabeza. Abrió su mochila y de ésta sacó una caja de tamaño medio —. Iba a ir a preguntarle a Zabdiel dónde vivías para írtelo a dejar, pero te encontré más rápido de lo planeado.

Y la sonrisa que antes adornaba el rostro del menor brillo aún más —¿Me vas a regalar un conejo de chocolate?

—No te ilusiones, renacuajo, estaba en oferta.

Erick no pareció escuchar el comentario sarcástico de Joel, en cambio, miró al chico a su lado y lo abrazo, olvidándose de la regla de Richard sobre ningún contacto.

—Gracias.

Cayeron en un silencio al separarse; de reojo Joel observó al menor. Lucia relajado, su rostro calmado mirando su regalo.

—Erick — llamó en voz baja y el nombrado alzo la mirada —, ¿Alguna vez has querido a alguien que se supone que odias? Porque me está pasando y...

En ese pequeño segundo los ojos de Erick tomaron un brillo nunca antes visto por Joel.