III - 15

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Erick se paró frente a él con una expresión neutra en su rostro que logró sacarle nervios.

—¿Sucede algo?

—Ya no está funcionando, Joel.

—¿Qué dices?

—Ya no es lo mismo, no siento lo mismo por ti y estar amarrado a ti no me hace bien.

—Pero, vamos a tener una hija... —un nudo atrapó su garganta impidiéndole continuar y el dolor de aquello podía sentirlo físicamente. Erick se mantenía de brazos cruzados y en sus ojos se notaba la frialdad.

En sólo un segundo su postura cayó y por sus mejillas resbalaban lágrimas al pronunciar las siguientes palabras:

—¿Quieres el divorcio?

Asintió —Quiero el divorcio.

Joel abrió los ojos de golpe y giró su cabeza observando a Erick dormir plácidamente.

Su pecho subía y bajaba violentamente, llevó una de sus manos a sus mejillas secando sus lágrimas. Fue un sueño.

Y ese sueño lo estuvo persiguiendo todo el día en la oficina hasta la hora de regreso a su hogar.

—¡Joey! —Erick corrió a sus brazos besándolo profundamente, y eso era lo que necesitaba para saber que todo estaba bien.

El mayor correspondió torpemente el beso y abrazados se adentraron, allí estaba Rossi viendo televisión.

Erick volvió hacia ella —Espero que no seas exquisita a la hora de comer, porque no sé cocinar y sólo compró comida congelada.

—Uh, eso está bien, sí.

—Okay, ya vuelvo.

Y como el menor volvía a la cocina, Joel dejo su abrigo y sus cosas para luego sentarse al lado de su amiga —¿Cómo te sientes?

—Genial, hambrienta, pero genial.

—¿Ya viste cómo está la habitación? Sé que es color azul, pero podríamos cambiarlo a un rosa.

—Me gusta el azul.

—¿Cómo vas con Erick?

Se encogió de hombros —Ya no me dice Rita.

—Es una buena señal.

Cenaron en silencio; cuando todo lo que Rossi podía hacer era llenar su boca con comida. Cuando termino con su segunda porción, sintió que iba a explotar y apenas se movió lo suficiente para volver al sofá.

Joel y Erick hablaban de cosas triviales cuando tocaron la puerta.

—¡Llegamos! —exclamó Zabdiel levantando sus brazos.

Joel bufó rodando los ojos —¿Qué quieren? —preguntó dejando la puerta abierta.

—Ya no tenemos comida —dijo Erick llegando a la sala.

Christopher ignoró cada comentario y mostró unos paquetes.

—Yo y mi novio —rio —, les hicimos un regalo. Sólo tienes siete meses, pero es mejor temprano que tarde —entregó los tres paquetes.

Rossi agarró las cosas con un poco de timidez y miró a todos. Pasó su mirada a Erick y le sonrió —¿Quieres abrirlas conmigo?

Cuando el menor escuchó sus palabras saltó de emoción y tomó asiento a su lado. Ella le dio una caja y sonrió cuando sacó un cárdigan de cuatro piezas, un babero y un mameluco de rayas.

—Muchas gracias —dijo ella mirando a la otra pareja, ellos asintieron, y sí, Erick también tuvo que recalentar más comida.



Se preparaban para ir a dormir, Erick se encuentra sentado en la cama viendo cada movimiento de Joel, éste sólo estaba perdido y se notaba raro.

—¿Sucede algo? —preguntó sin recibir respuesta —. ¡Joel!

—¿Sí?

—¿Por qué estás así? —señalo —, ¿Paso algo en la oficina?

Frunció el entrecejo —No es nada, bae —trata de asegurar, aunque el menor no se convence.

Joel notó eso entonces se acostó a su lado y lo acurruco en sus brazos.

—Bien —murmuró el menor —, te amo.

Erick cerró los ojos y sintió los labios de Joel sobre su frente antes de caer dormido.



falling for you || joerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora