falling for you || joerick

17

No hablaron sobre el beso —a Erick le daba vergüenza sacar el tema y Joel trataba de evitarlo— Después que Richard llegará junto a su padre a sacarlos de la cárcel con una actuación convincente, su relación siguió igual. Nada cambió, sin embargo, Joel rompió el código del silencio contra Richard y término contándole que besó al menor.

"—Acabo de besar a Erick — murmuró.

Richard frunció el ceño evitando saltar de felicidad —¿Y cuál es el problema? Si tienes miedo de terminar con Dani yo puedo ir y decirle que ya no la quieres — ofreció.

—No — negó el otro con mirada afligida —, fui su primer beso.

—Estás en problemas.

Suspiró antes de confesar —Realmente me gusta Erick."

Quizá no debió decir tanto; en parte se golpeó mentalmente al caer en cuenta que Richard podría ir y decirle a Erick. Es una locura... Pensar en lo rápido que las cosas pueden cambiar, que un mínimo detalle cambio todo. Y ese detalle era Erick.

Ahora mismo ellos dos se encontraban viendo una película, más bien, la película había terminado hace cinco minutos, pero ninguno de ellos ha dicho ni una palabra.

Joel se levantó en silencio y de un mueble sacó un gran estuche. Erick lo miró expectante cuando de allí sacó una guitarra.

—¿Me vas a dedicar una canción? — preguntó con emoción.

Joel sonrió en respuesta. No cantó, pero tocó una suave melodía nueva para el menor.

—Hermoso — dijo éste.

En el momento en el que el acústico terminó; Joel dejó la guitarra en el suelo y se inclinó hacia adelante acariciando el rostro ajeno antes de presionar sus labios contra los de Erick.

Tomó un momento para que el otro contestara y devolviera el beso tan dulcemente. Sus respiraciones se volvieron desiguales, y cuando finalmente se alejaron; conectaron sus miradas, ambos pensaron lo mismo: Aquel momento era algo que nunca olvidarían.

Y al día siguiente, Erick no se hizo esperar fue y le contó a su amigo lo ocurrido.

—¿Besaste a Joel? — repitió Zabdiel.

—Dos veces.

—¿Y dos veces?

—Ya era hora — comentó Christopher.

—¡Cállate! — dijo Zabdiel —. Erick déjame recordarte que terminaste en la cárcel por culpa de Joel, y en vez de alejarte sigues acercándote más.

—Porque Joel me gusta, y estoy dispuesto a pasar otra vez en la cárcel con él.

—Eso no es amor.

—Sí es amor.

—No tiene sentido, Erick.

—Tú cara no tiene sentido.

—¿Mi cara? Déjame decirte que...

—¡Cállense! — interrumpió Chris —. Parecen niñas de quince años — dijo con recelo —. Al menos Erick admite sus sentimientos.

—No te metas Chris.

—Yo también tengo opinión — contraatacó —. Mejor vámonos, Erick. El amargado nunca entenderá.

Zabdiel quedó solo, hasta que alguien se sentó a su lado.

—¿Así que problemas de amor, eh? — preguntó Richard.

—¿Ah?

—Erick me dijo que tienes problemas con Christopher.

Y mientras un chico se veía obligado a soportar consejos inútiles, en otra parte de la escuela una pareja discutía.

—¡Joel he estado hablándote hace media hora y apenas me escuchas! — exclamó con molestia Dani —, ¡Joel!

—Estoy escuchándote — mintió, realmente pensaba qué haría respecto a Erick.  

—¡No lo haces! Si sigues así yo creo que lo mejor sería que termináramos.

—Está bien.

—¿Qué?

—Sí, yo creo que mereces alguien mejor — prosiguió con sutileza —. Yo te quiero mucho, Dani, pero, mereces a alguien mejor que yo.

La chica frente a él se encontraba helada, no caía en las palabras de su novio.

—¿Crees que es lo mejor? — preguntó con calma agarrando por sorpresa a Joel.

—Sí...

—Muy bien, terminamos entonces.

Y con esas últimas palabras se alejó sin mostrar debilidad en su rostro. Joel se quedó en el pasillo mirando con confusión a su ex novia irse. Había sido demasiado fácil. Muchos meses de relación para terminar tan fácil, era algo imposible de creer.

—Que nadie te amará como yo a ti te amo, nadie te amará... — canturreó Erick mientras se miraba en el espejo en los baños de la escuela.

Faltaban tres minutos para la salida y estaba haciendo tiempo; esperando a Christopher.

—¿Problemas? — escuchó una voz. Joel apareció de pronto a su lado.

—Uh...

—¿Qué pasa, Erick?

—Nada.

—¿Problemas de amor? — silencio —. ¿Alguien no correspondido?

—Joel...

—Erick.

—Tú no me correspondes Joel.

Silencio. Y por Dios, Erick odiaba aquellos silencios.

—Entonces... —comenzó de nuevo Joel —, ¿tú y yo una cita el sábado?

La respuesta no se hizo esperar.

—Le pedí una cita a Erick — dijo Joel cuando se sentó al lado de su amigo.

—Estoy orgulloso de ti.

—Se la pedí en el baño.

—Tenía que ser.

Joel ni siquiera escuchó el comentario de Richard; tendría una cita con Erick y era lo único que importaba.