falling for you || joerick

II - 01

—¡Te dije que era menta inútil!

—Joel, vamos, calmadeishon.

—¡No, Richard! — negó furioso —. Pedí menta y estos inútiles me dan sabor melón.

—Joven le haremos otro tranquilo — le dijo el empleado detrás de la vitrina.

—Okay, Okay. Y agréguenle chispas, a mi novio le encanta esa porquería.

Dicho y hecho; en minutos Joel ya tenía el pedido de su novio en mano. Ambos hacían camino hacia su ex-escuela cuando Richard llamó su atención.

—¿Aliviado? — preguntó en un tono divertido.

—¿Qué?

—Todos sabemos que Erick iba a golpearte si no traías el sabor que quería.

Joel rodó los ojos —No es eso. ¿Has visto cuando Erick se decepciona y sus ojitos brillan de tristeza? No me gusta, quiero verlo feliz.

Richard sonrió, era aún difícil de creer lo mucho que había cambiado su amigo —Aw, que tierno, Joey — bromeó imitando el tono de Erick.

—¡Cállate negro! Tienes envidia porque a ti ni la soledad te quiere.

Y gracias a ese comentario Joel tuvo que aguantar el golpe de Richard. Sin embargo, una sonrisa reemplazo la mueca de dolor cuando vio la alegría en los ojos de su novio.

De tantas historias; vistas, escuchadas, contadas, Joel llegó a preguntarse: qué rumbo tomaría su historia con Erick, qué es lo que les tiene preparado el destino. Cada historia tiene su final feliz, y él sólo esperaba que también ambos lo tuviesen.

¿Cuánto llevan? ¿Cuatro, cinco meses? Ha perdido la cuenta, ni siquiera es importante para él. A Joel sólo le importa que llegué un nuevo día para poder ver y abrazar a Erick. Hablar de un tema normal y que el menor con sus bromas lo haga interesante.

Lo quiere mucho y nadie podría cambiar ese sentimiento.

Por supuesto, el nuevo año trajo nuevas personas. Demasiadas chicas se le acercaban a Erick, y Joel sólo quería guardarlo en una cajita y tenerlo solo para él. Sin embargo, descartó de inmediato la idea al darse cuenta de lo egoísta que estaba siendo. 

Ahora a Erick se le había pegado la costumbre de decirle muchas cosas descaradas.

En sí le gustaba, aunque aún no logra acostumbrarse.

Era alrededor de la media noche cuando finalmente Erick logró terminar su tarea. La cama parecía llamar su nombre.

Rápidamente guardo sus cosas y se acostó; inmediatamente cerró sus ojos cuando su cabeza tocó la almohada, sin embargo, los abrió al instante cuando oyó un ruido extraño que venía desde la ventana.

Con cuidado se bajó de la cama y agarró una botella de plástico. El pánico entró en él cuando vio una figura humana entrar por la ventana.

Sin pensarlo corrió y lo golpeó con aquella botella llena de agua. La sombra cayó soltando un quejido.

—¿Joel...?

—¡Mierda, Erick! ¿De dónde sacaste tanta fuerza? — se quejó aún en el suelo. Parecía sobarse su ojo derecho.

—Lo siento, lo siento — murmuró apenado. Erick se agachó y ayudó al mayor a levantarse guiándolo a su cama.

Buscó un trapo frío y se lo puso en la frente y parte de su ojo.

—¿Me odias? — preguntó después de un momento. Joel se ha mantenido en silencio, lo que le hace preocuparse más.

—Claro que no, gatito.

Sonrió —¿Es mi nuevo apodo?

Joel frunció los labios, una mueca muy divertida para el otro —¿Prefieres que te siga diciendo, Renacuajo?

—Amo las dos — se encogió de hombros dejando un corto beso en los labios del otro —. Perdón por el golpe.

—No importa, espero que no deje marca — dijo con preocupación antes de suspirar —. Lo siento por asustarte, ¿Qué estabas haciendo?

—Tarea — respondió haciendo un puchero —. ¿Sabes, Joey?

—¿Qué?

—Si fueras tarea yo te haría todos los días.

—Las clases de piropos con Zabdiel no están funcionando, Erick.

Rio y Erick se acomodó apoyando su cabeza en el regazo del otro. Una de las manos de Joel acariciaba su pelo sorprendiéndolo; desde que se conocieron Erick no dejaba que le tocaran el cabello.

Y así es como pasan cada día, encontrando algún pequeño tiempo para poder pasar tiempo juntos. Desde el inicio, cuando Joel entró a la universidad, sabían que no sería fácil, pero, se tienen a ellos dos y es lo único que importa ahora.