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Lunes, medio día y Erick sólo podía rodar los ojos ante las alucinaciones de Zabdiel.

—Deberías dejar de juntarte con Richard, ese chico te traerá problemas, igual que Joel — comentó Zabdiel después de hablar de cosas triviales como el clima que cada vez empeoraba.

—Yo sé que Joel me quiere.

—Si Joel te quisiera no te trataría tan mal.

—Hoy una niña se cayó en un charco — comentó Chris vagamente cuando vio que ninguno de los dos hablaba y el ambiente se volvió tenso.

Erick hizo un puchero —Pobrecita.

Christopher frunció el ceño —Yo me reí.

—Chris que malo, qué hubiese pasado si el que hubiera caído fuera... No sé, Zabdiel.

Éste miró al nombrado y se encogió de hombros —Igual me reiría.

Zabdiel estuvo a punto de golpearlo, pero el profesor de matemática llegó pronto y los tres —y quizá todos los alumnos— fingieron prestar atención. En cada receso, Erick trato de buscar a Joel; con aquella frase en su cabeza no acosador.

Las tres de la tarde llegó pronto y ya Erick guardaba sus cosas para irse a casa, ya que Zabdiel se había ido con Chris. No vio a Joel durante el día, incluso pensó que no asistió a clase.

—Deja de actuar como una niñata con las hormonas al aire atrás de mi novio — oyó una voz a sus espaldas.

Él se dio la vuelta lentamente enfrentando a la chica —¿Joel sigue siendo tu novio?... Pobre.

—¿Qué dijiste? Mira niño más te vale que dejes tu actuación tan patética y te alejes de Joel.

—Yo quisiera que dejarás de actuar como perra... Oh, espera, tú no actúas.

—Conmigo no te metes niño — advirtió antes de empujar a Erick contra los casillero e irse.

—Fea — susurró sobando su hombro y camino hacia la salida.

El clima parecía ir de mal en peor. Sólo llevaba diez minutos caminando cuando una gruesa gota de agua golpeó su cabeza, entonces cayó otra, pronto muchas gotas caían. Miró el cielo cubierto de nubes grises.

El torrencial de lluvia no se hizo esperar mientras caminaba con dificultad de no caerse, recordando a la niña que comentó Chris.

No tenía dinero para el transporte y su teléfono se apagó.

—Voy a matarte Zabdiel — espetó molesto porque su amigo no lo espero.

—¡Enano! — escuchó a la distancia como también un auto se detiene frente a él —. Hola — sonrió Joel mientras el otro lo miraba perplejo —, ¿Qué esperas? Entra.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a buscar a Richard, resulta que el maldito se fue con sus otros amigos — explicó antes de sonreír —. Pareces una ardilla, una ardilla mojada.

—Zabdiel no me espero — murmuró —. Lo siento, estoy empapado.

—No me importa, tampoco iba a dejar que te ahogaras en la lluvia.

El auto salió en marcha, los siguientes minutos pasan en silencio cuando Erick se dio cuenta que no estaba en su casa.

—¿Dónde...?

—Mi casa — se adelantó —. Voy a prestarte ropa y darte un café, estas temblando.

—Gracias...

Sus ojos se encontraron hasta que Joel salió del auto y Erick casi pisándole los talones. Seguía lloviendo, aunque ya no con tanta fuerza.

—¿No hay nadie? — preguntó Erick viendo la soledad de la casa.

—Mi padre fue a comprar cigarrillos hace diez años, mi madre buscando la cena, y mi nana fingiendo que limpia pero está viendo sus novelas.

—Oh...

Joel desapareció por el pasillo volviendo enseguida con una toalla y una camiseta junto a un pantalón.

—Ponte esto, mientras yo te hago un café.

Tímidamente Erick se puso la ropa, aunque no había nadie en la sala le dio vergüenza.

—¿Quieres quedarte a dormir? — preguntó Joel una vez que Erick había terminado su café y se encontraban en silencio.

—Mi mamá no sabe...

—Puedes llamarle.

—Mi teléfono se apagó.

—Uh, te presto el mío — ofreció, el menor lo aceptó con timidez y marcó el número de su madre, de verdad esperaba que lo dejara.

Y lo hizo. Subieron al cuarto de Joel. Miró a su alrededor y finalmente era un lugar que imaginaba. Las paredes de color blanco, las colchas de su cama eran azules. Sobre su escritorio descansaba su ordenador junto a una radio vieja. Las paredes eran adornadas por posters y fotos.

—¿Eres tú y Cafecito cuando niños? — preguntó asombrado viendo las fotos de dos chicos en un parque.

—Sí, soy... ¿Cafecito? Espera, ¿Cafecito es Richard?

—Sí — asintió —, él deja que le diga así.

—Interesante — sonrió con maldad —, voy a ponerlo en práctica.

Él tomó su computadora y se sentó en la cama, dio unas palmaditas a su lado y Erick con torpeza se sentó junto a él.

—Buscaré una película — avisó Joel mirando los ojos del otro, se quedaron viendo fijamente mientras en la mente del mayor se repetía: Quizá sea el momento de confesar tus sentimientos —... Erick...

I'm a Barbie girl, in the Barbie world. Life in plastic...

Rápidamente Erick contestó su teléfono que había dejado cargando unos minutos sobre la mesa, mientras Joel se removió incomodo, quizá no sea el momento.

—Sí, estoy con Joel. Chris dile a Zabdi que estoy bien... Adiós — colgó —. Zabdiel cree que me vas a hacer daño así que manda a Chris a vigilarme. ¿Qué ibas a decir?

—Oh, nada, sólo que deberíamos ser amigos.

—Amigos — sonrió, mientras en su mente se formaba un pequeño flashback.

"—¿Quién diablos eres?

—Tú próximo amigo, luego novio y futuro esposo"

—¿Luego voy a ser tu novio, cierto?

—No empieces, Erin.

Encontraron una película pronto y cuando ésta termino entre pequeños roces de sus manos ninguno dijo nada. Erick se durmió recargando su cabeza en el hombro de Joel.

Pimentel sonrió y apagó su computadora. No quiso molestar a Erick así que se reacomodo y fue cerrando los ojos. Esa noche la respiración relajante del menor se convirtió en su canción de cuna. 



falling for you || joerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora