Primera Parte: EL REFUGIADO - CAPÍTULO 1

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"¡Envejece junto conmigo!

Lo mejor aun no ha venido

El final de la vida, para el cual fue creado el principio"

Robert Browning

Rabbi Ben Ezra (1864)



LIBRO II

PRIMERA PARTE: EL REFUGIADO

CAPÍTULO 1

—Y entonces, cayó en ese pozo— dijo ella, repitiendo mi última frase para instarme a continuar.

—Sí— respondí a secas.

—¿Y entonces?— insistió.

—Entonces... nada. Llegué aquí.

—¿Cómo?

—No lo sé exactamente.

—¿Por qué no me lo dijo antes?

—¿Qué habrías hecho si te lo hubiese contado a los días de haberte conocido? Habrías pensado que estaba loco en el mejor de los casos o que era un maniático asesino en el peor.

Ella permaneció en silencio.

—¿Lo ves?— prorrumpí con sarcasmo—. Hubieras pensado que era una loca fantasía, un mero cuento. Seguramente ni siquiera me crees ahora mismo.

—Tengo miedo de creer, es todo— protestó ella con cierta tristeza en la voz.

—Lo sé— respondí—. Pero no te preocupes, todos tenemos miedo de llegar al fondo de las cosas.

—Pero...—vaciló— le creo.

—Lo dices para consolarme. Se perfectamente que nadie puede creer una historia semejante.

—Se equivoca, doctor— comenzó ella con seriedad—. Supe que usted era alguien especial desde lo de la espada. Su búsqueda obsesiva también se convirtió en la mía. Por eso me molestaba tanto que respondiera a mis preguntas con evasivas.

—¿Para qué querías las respuestas si no ibas a creerlas?

—¿Para qué me contó entonces ahora su historia si pensaba que no iba a creerle?

—Eres una mujer complicada.

—¿Por querer saber cuál es la meta de mi trabajo?

—Te conté mi historia, es cierto...

—Solo parte de ella— aclaró ella con rapidez.

—De acuerdo. Te conté parte de la historia porque pensé que después de todo lo que hemos pasado juntos, tenías derecho a saberla, la creyeras o no.

—Gracias por haber confiado en mí, finalmente— sonrió ella—. Le probaré que le creo.

—Será difícil, yo aún encuentro duro probarme a mí mismo que pasó lo que pasó.

—Sin embargo las cosas han comenzado a tener sentido.

—¿A qué te refieres?— pregunté, intrigado.

Ella sonrió.

—Yo me entiendo. ¿Puedo tener el resto de la historia ahora? He demostrado que soy una niña buena.

—De acuerdo— dije—. Pero, ¿qué es lo que ha tomado sentido?

—Primero el resto de la historia— cortó ella.

—Eso es chantaje— protesté. Ella se encogió de hombros.

—Perdí el sentido en aquel maldito hoyo sin fin— proseguí—. No sé cuánto tiempo habré estado cayendo, lo cierto es que pensé que había muerto. Y aún después de mucho tiempo imaginé que lo estaba. Tal vez lo estoy, tal vez estoy rodeado por un mundo imaginario que ha salido de mi mente.

—Me está pareciendo un poco paranoico, doctor— dijo ella con desprecio fingido.

—¡Oh! ¡Mi querida! Es un milagro conservar sano el juicio después de vivir algo como lo que yo viví.

—¿Pero qué fue lo que pasó después de caer?— preguntó ella con impaciencia.

—Solo te contaré esa parte si vuelves a casa conmigo. Estamos en peligro aquí. Él podría encontrarnos.

—De acuerdo— cedió ella—. Déjeme recoger algunas de mis cosas.

Asentí y alcé el bolso del suelo. Su mirada se clavó en él.

—Todavía no me dijo lo que encontró en la caja.

—Cuadernos con notas del viejo y un libro antiguo escrito en el lenguaje de Yarcon— le respondí.

—Veo que tendremos bastante trabajo— comentó ella.

—No tienes idea.

Mientras íbamos hasta el automóvil, pensé en el resto de la historia, la parte que no le había contado. Muchos eran recuerdos que quería olvidar, recuerdos de cosas que había hecho sin pensar. Era un milagro que la policía no hubiera golpeado a mi puerta... ¿Cuánto tiempo había vivido atemorizado en aquella casa? ¿Cuánto tiempo había temido que alguien descubriera que yo no era el verdadero doctor? ¿Que yo era un mero fraude?

Con los años había aprendido a ser él, a adoptar maneras que pensaba hubieran podido ser de él...

Sí, aunque no quisiera recordar, me venía todo a la memoria, martilleando incansablemente...


LA PROFECÍA DEL REGRESO - Libro II de la SAGA DE LUGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora