03. Condiciones

6.2K 623 257
                                    

Inserte voz alegre

Hoy era un nuevo día, me levanté efusivamente de mi cama y me dirigí a las ventanas para abrirlas de par en par. El sol estaba brillando, los pájaros cantaban y la brisa de verano inundó mi habitación, me sentía rejuvenecida. En la acera se veía al señor Snyder paseando a su perro chihuahua.

—¡Muy buenos días, señor Snyder!– le saludé muy sonriente, agitando mis manos.

Al menos quisiera tener una mañana así de bonita. Lo que en realidad sucedido fue:

#1.- Había una tormenta eléctrica, y eso me ponía de muy mal humor.

#2.- Al despertar me caí de mi cómoda cama, no, no me caí de la cama, solo le quería dar un abrazo al suelo, estaba necesitado de amor.

#3.- Mi madre llegó azotando mi puerta, de seguro le hizo un hoyo a la pared con la perilla.

Básicamente en eso consistieron los primeros minutos de mi "dulce" mañana.

—¡¿Por qué rayos haces eso?! ¡¿qué jodidos te pasa?!– le grité a mi madre, iba a venir desmadrando mi puerta.

—Dime al menos 3 razones por las cuales no quieras ir.– estaba ¿llorando? No quería que llorara.

Ella sabía que con las personas normales y felices tenía un corazón de piedra, pero con las personas tristes que lloraban yo tenía un corazón de pollo. ¡Chantajista!

—Número 1: es un internado para CHICOS. Número 2: no quiero dejarlos, todo lo que amo está aquí. Número 3: ¡es un internado para chicos!

—¿Por qué es tan importante que sea un internado para chicos? ¿qué tiene de malo?– cuestionó mi madre. Pobre ingenua.

—¿Que qué tiene de malo? Te lo diré en una sola palabra. Violación. Esos chicos me pueden violar en cualquier momento.– creo que lo que más tenía era que alguno de ellos se sobrepasara, aunque si es alguien guapo no me voy a quejar, pero si está feo...iugh.

—Oh vamos, esa escuela tiene un riguroso reglamento y yo misma hablé con el director sobre eso.– declaró mi madre.

Me quedé un momento sería, procesando todo. En parte si quería ir, no iba a decepcionar a Saaid, que tanto deseaba ir. Pero estar en un lugar repleto de hombres me resultaba incómodo... Bien, creo que tome una decisión.

—Esta bien, está bien. Iré, pero no lo estoy haciendo por ti.– no quería que se ilusionara al pensar que me sacrificaba por ella.– lo estoy haciendo por Saaid.

—Y yo que ya me había emocionado por pensar que tendrías un poco de compasión por tu desgraciada madre.– mi madre y sus dramas, en vez de ser dueña de unos hoteles debió de irse a Broadway.

Me levanté de mi necesitado suelo y fui por mis cosas para ducharme, no me importó que mi madre se pusiera a actuar en medio de mi habitación, sólo cerré la puerta del baño y me di una larga ducha.

Una vez limpia y vestida bajé para almorzar. Ví a mi hermano sentado en la barra de la cocina tapado con una manta y un rollo de papel higiénico a un lado, parecía muy enfermo. Me senté en frente de él y me serví unos cereales.

—No te ves bien, perro.– dije comiendo mis Frutilupis.

—Es obvio que no, gata. Estoy enfermo.– tenía la nariz tapada y se escuchaba gracioso, pero si me reía me iba a estornudar en la cara.

—¡Savannah! Se me olvidó decirte... ¡ay, ay! ¡me caigo!– venía bajando las escaleras pero en los últimos escalones se tropezó y se fue de hocico.

—¿Estas...jejeje....bien? Jejeje.– estaba haciendo un gran esfuerzo por no reírme pero era imposible.

– estaba haciendo un gran esfuerzo por no reírme pero era imposible

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡No te rías, escuincla! O sino te voy a dar con la chancla.– me amenazó sacándose una zapatilla.

—Esta bien, está bien.– no quería tener la huella de su zapato marcada en mi hermosa cara.

Se levantó acomodándose la ropa y sacudiendola para quitarle la suciedad. Se puso enseguida de nosotros y se me quedó viendo, como si tratara de acordarse de algo.

—¡Ya sabía yo que se me olvidaba algo!– gritó en mí oído. Con su voz de pito me iba a dejar sorda.– cuando hable con el director del internado, me dio una pequeña condición para que te dejara entrar.

—¿Una condición?.– por el grito ya no sé si escuché bien o mal. Tendré que ir a un oídologo, ya sabes, esos doctores que arreglan los oídos.

—No, una predicción, es que él ve el futuro. ¡Claro que una condición, sorda!– creo que le afecto la caída de hace rato.– lo que me dijo fue que necesitábamos algo para que los muchachos del internado no se pusieran incómodos compartiendo clases y edificios con una sola chica.

»Asi que le propuse una idea para que pasaras desapercibida. Al principio le pareció un rato extraña la idea, pero después le fue gustando y se quedó más tranquilo.

—¿Y de que trata esa condición? Suelta la sopa, mujer.– seguí comiendo de mi cereal, ya aburrida.

—Que te tienes que vestir de hombre.– soltó de golpe.

Escupí todo el santo cereal...en la cara de Saaid, a cambio el me escupió el jugo de naranja.

—¡Gérmenes, gérmenes! ¡ayuda!– grité y corrí por la casa en círculos, agitando los brazos en el aire.– ¡que asco! ¡GÉRMENES!

Corrí al baño y me lave la cara hasta con cloro y suavizante para para la ropa. Ay Dios mío, casi me vomito.
Me regresé a la cocina y mi madre estaba ahí esperando a que llegara. Saaid ya no estaba, así que supongo que se fue a quitar mi cereal con babas de su cara y ropa.

—Vestirme de hombre...no parece tan mala idea.– en realidad podía sacarle provecho al asunto.– creo que tendré como divertirme un rato.

—Pero la cuestión es que no sabes cómo actuar como un muchacho. Tu eres toda una damisela– dijo mi madre, sirviéndose una taza de café.

—¿Que no se actuar como hombre? ¿yo una damisela? Pff...yo debí ser niño, mamá.– me sentaba como hombre, podía ser tan asquerosa como uno. ¿Qué más quería? Incluso mi voz era un poco grave.

Bien...no sería tan malo ir al Internado Salchicha después de todo.

Internado Jamón |S.I #1| COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora