04. Despedida

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Al día siguiente...

—Vamos come on, vamos todos allá, vamos a la obra en una sola maniobra.– por alguna extraña razón veníamos cantando la canción de Dora la exploradora.– ¿a dónde vamos?

—¡Al aeropuerto!– respondió Saaid.

¡Dios! Había un tráfico....horrible, ¿por que se le ocurrió al mundo salir justamente hoy?

—¡Rayos! Hay mucho tráfico, ¿qué camino debemos cruzar? ¿el de la izquierda o el de la derecha?– pregunté como si fuera Dora.

—¡El de la derecha!– dijo Saaid, creo que nuestro retraso mental no tenía límite.

Fuimos hacia la derecha y casi podía ver los aviones despegar hacia sus destinos.

—No veo el aeropuerto, ¿ustedes pueden verlo?

—¡Si!

—¿Enserio? ¿dónde?– aveces no sabía quién era más ciega, si era Dora o la mamá de Phineas y Ferb.

—Esta justo ahí, estúpida. ¡Ahí atrás!– creo que mi hermano se metió mucho en el papel, señalaba el aeropuerto repetidas veces, incluso me giraba la cabeza para que lo viera.

—No lo veo, ¿en dónde?– me hice de la vista gorda.

—Como estás ciega, gata. Te voy a comprar unas gafas que ya no ves.– no niego que me estaba quedando ciega pero no es para tanto.

Por fin entramos al aeropuerto, estacionando el auto casi en la entrada. Bajamos nuestras maletas con ayuda de nuestros padres, en la mañana ya habíamos mandado la mayoría de nuestras pertenencias hacia el internado, ahora sólo llevamos de una maleta y una mochila cada quien.

Cómo sabrás tengo que vestirme de chico, así que mi madre me llevo a qué me tiñeran el cabello, ya que, como ella dijo "Tu cabello rojizo es muy llamativo, recuerda que tienes que pasar desapercibida" ¿qué tenía de malo ser una zanahoria?

Bueno, mi cabello quedó negro, y con mi tez blanca parecía un vampiro, ahora me dedicaré a morder a las personas para hacerlas vampiros también y así poder hacer mi ejército de criaturas chupa sangre y dominar el mundo. ¡Muajajajaja!

Volviendo al tema, también me llevó de compras, llevamos a Saaid con nosotras ya que "necesitaba una opinión masculina", ¿qué parte no entendió de que yo debí ser niño?, además de que sólo tengo amigos hombres. Sabía cómo tenía que vestirme, además, no había que comprar mucha ropa que digamos, en el internado usábamos uniforme.

En secreto, compre tela para hacer un uniforme para chica, claro que con la ayuda de Daysi porque yo no sabía ni coser un botón. Tarde o temprano tendrían que descubrir que era una chica, así que ya me había adelantado y dejé todo en manos de mi bella hermana.

Ya eran casi las 12:30 del medio día, estaba a punto de subir a un avión por primera vez en mi santa vida, dejando atrás todo lo que me importa.

Los chicos dijeron que iban a venir a despedirme, pero no los veo por ninguna parte, y no faltaba mucho para subir al avión. Mis padres estaban hablando con una recepcionista mientras Saaid y yo fuimos a sentar, esperando a que nos llamarán para abordar el vuelo.

Pasajeros del vuelo 259 con destino a Vancouver, favor de abordar al avión. Repito. Pasajeros del vuelo 259 con destino a Vancouver, favor de abordar al avión.

Era la hora, empezaría una nueva vida, en un lugar nuevo, personas nuevas. Vaya, sería como si volviera a nacer. Cogí mis cosas y fui a abordar mi vuelo hacia una nueva vida.

—¡Sábana!– escuché que gritaban a lo lejos.

Me giré y fui aplastada por una manada de lobos. Los chicos llegaron a tirarme al suelo, los tres estaban encima de mi, en un especie de abrazo. Había algo que me incómoda, una mano, había una mano en donde deberían de estar mis pechos.

Santa virgen de las papayas, su mano estaba en mis supuestos pechos, estaba un poco (muy) sonrojado, ambos estábamos como tomates. Los empuje a todos y me levanté, los ví una última vez, guardando en mi mente sus facciones, su cabello, todo.

—Los voy a extrañar, y mucho.– las lágrimas querían salieron corriendo por mi rostro, y no lo evite, me dolía tener que dejarlos, más que a papá y mamá.

—Nos veremos pronto, Sabaniux. Además, vamos a seguir hablando, mensajes, video llamadas y todo lo que quieras, mensajería con lechuzas incluso.– trato de calmar el ambiente Thomas.

—Tienes razón, nos seguiremos llamando y todo.– seque los rastros de lágrimas de mis mejillas. Sonó nuevamente por los altavoces que nuestro vuelo ya iba a despegar, tenía que subir a ese avión.– es hora de irme, los amo.

Nos abrazamos y me aleje de ellos, arrastrando mis maletas me fui al avión con Saaid a mi lado. Dispuesta a ya no mirar atrás, fijé mi vista al frente y casi desapareciendo de la vista de todos giré una última vez. Veía a los chicos hablar entre ellos, pero solo uno me estaba viendo.

—¡Bombón!– gritó hacia mi, corriendo en mi dirección. Traía algo en la mano.

—Zack, ¿Qué sucede?– se acercó mucho a mi. No dijo nada, solo hizo que me diera media vuelta y puso algo alrededor de mi cuello. Era un collar, tenía una luna y había algo grabado en el reverso, era el apodo que él me puso desde que nos conocimos.

Él era el único que me decía Bombón, además de la luna ya que, yo soy un ser de la noche, odio la luz del sol como no tienes una idea. Me giré para verlo a los ojos, tenían un brillo que siempre me gustó. Lo abracé muy fuerte, susurrando un "gracias" me aleje de él.








—¡Yo quiero la puta ventana! ¡Quítate a la verga!– tuve que aventarme hacia los asientos para que no me ganará la ventana.

No le quedó de otra más que sentarse del lado del pasillo. Tuve que venirme vestida de hombre, no quería encontrarme con alguien del internado y empezarán chismes de mi. Para mí desgracia tuvieron que cortar mi cabello hasta los hombros, lo tenía hasta la cintura, así que no resultaría natural que un chico lo tuviera tan largo.

Saque mis audífonos de mi mochila y los conecte a mi celular, puse a Michael Jackson en reproducción y cerré los ojos. Alguien tocó mi hombro, abrí los ojos y me quite un audífono, era un chico. Era alto, ojos azules y cabello castaño.

—¿Puedo sentarme? Todos los asientos están llenos.– preguntó con una voz profunda, incluso llegue a sentirla dentro de mi. Lo sé, eso sonó muy extraño.

—Claro, sólo que tendrás que sentarte en medio, en el del pasillo está mi hermano.– trate de hacer mi voz un poco más grave, pero no tanto como para que fuera a sospechar que estaba fingiendo.

Se sentó, sacó su laptop y empezó a editar algo, parecía una canción, o al menos eso se escuchaba desde sus audífonos. En eso llegó mi hermanito hermoso. Se le quedó mirando un rato al sujeto que estaba sentado enseguida de mi, creo que sintió la mirada de Saaid porque voltio a verlo.

—¿Quién eres y porque estás sentado enseguida de mi herman...– abrí los ojos como si se me fueran a salir, asustada de que dijera que era su hermana, negué ligeramente con la cabeza.– ...de mi hermano?

¡Santas guayabas! De la que me salve, algo me decía que no iba a ser la primera vez que vería a este chico. Él se quitó los audífonos y cerro su laptop.

—Soy Fox Wood, ya no había ningún lugar libre, así que le pregunté al chico este que si me podía sentar aquí.– definitivamente amo su voz, incluso podría llegar a considerar que es orgasmica.

—Claro...– Dios mío, Saaid era mucho muy desconfiado con las personas nuevas. Se quedó en silencio por unos 20 minutos, luego se quedó dormido.

Yo solo miraba por la ventana, viendo las nubes y escucho música a todo volumen. Decidí imitar a Saaid y dormir un rato. Cerré los ojos, con el aroma a menta y chocolate que desprendían ese chico, cayendo en un profundo sueño.

Internado Jamón |S.I #1| COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora