Internado Jamón |S.I #1| COMPLETA

02. Última vez juntos

La heladería Tokai era la más famosa en todo el mundo, bueno, no en todo el mundo pero al menos si en toda la ciudad de Toronto.

Ya estaba a una nada de entrar al lugar cuando veo a lo lejos a tres zopencos correr a toda velocidad hacia mi. Se veían bien chistosos porque venían corriendo como Naruto. No pude aguantar la risa y comencé a reírme muy fuerte, parecía foca epiléptica aplaudiendo y retorciéndome.

Las personas que pasaban junto a mí se me quedaban viendo feo. No me importó en lo absoluto, fui a mirar a los chicos y se me callo la sonrisa hasta el piso. Ahora no parecían muy felices de verme, no no no, se veían enojados. Creo que no les hizo mucha gracia que me riera de ellos.

Mierda... Ellos son como los lobos hambrientos cuando se enojan; eso significa que lo único que puedes hacer para sobrevivir, es correr. Correr como si te persiguiera el diablo.

—Corre... ¡Corre, pendeja, corre!– me grité a mi misma. Tenía que huir, tenía que esconderme.

No quería mirar atrás porque sabía que si lo hacía iba a entrar en pánico y me iba a caer, así como en las películas. Ya podía escuchar pisadas corriendo detrás de mi, se me hizo un nudo en la garganta y en el estómago por la adrenalina.

—Boo.– susurrando en mí oído.

—¡Aaaahhhhh!– salte del susto con el corazón en la garganta, y para acabarla también me tropecé con las cintas de mis tenis. Prácticamente besando el suelo.

Escuché como se partían de risa, yo sólo me les quede viendo con cara de pocos amigos. Me crucé de brazos y me hice la enojada.

—Ay no, no te hagas la enojada Sábana.– fue Zack el que hablo y se arrodilló junto a mí.– sabes que solo estamos jugando.

James y Thomas se quedaron de pie en frente de mi, parecía como si sí se hubieran creído todo ese teatro. Se les comenzaba a notar la preocupación en el rostro de que yo estuviera enojada.

—Lo se.– dije ya como si nada, me levanté y sacudí mi trasero para que se le quitará la tierra de encima, igual con mi blusa.

—¿Era solo una actuación?– preguntó Thomas mirándome muy serio.

—Si, si lo era. Pero debo recalcar que fue su culpa, ¡fueron ustedes quienes me asustaron!

—En eso tiene razón.– le comento James a Thomas en un susurro que también escuchamos nosotros.

—Ya ya, es suficiente. Se supone que es un código "Hielo", ¿cierto?– se notaba que Zack era como el líder de la manada. Todos asentimos ante lo que dijo.– entonces ¿por qué no nos vamos hacia Tokai a comprar un maldito helado?

—Hey, tranquilo viejo. Se nos altera el Zac Efron.– dije eso último hacia James y Thomas, que se empezaron a reír por la comparación. Zack me miró mal y solo me dió un golpe en la cabeza.

Todos comenzamos a reír y nos fuimos bromeando hacia los helados. Dentro del establecimiento parecía esa típica heladería de los años 60, esos con tonos rojos y blancos, una rocola y cosas así.

Nos depositamos en una mesa junto a la ventana mientras nos traían los helados.

—Realmente no me quiero ir, no me quiero separar de ustedes, chicos.– tenía el sentimiento a flor de piel, tenía los ojos cristalinos y sabía que, en cualquier momento, me pondría a llorar.

—No te pongas así, Sábana. Nos vas a hacer llorar.– Zack se sentó a mi lado y puso su mano en mi espalda.

—¡Oye! Nosotros somos machos pechos peludos que se respetan.– se quejó James.– y los machos pechos peludos que se respetan no lloran.