07. Bola 8

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—¡Ayuda! Ya no puedo seguir subiendo escaleras.– no se cuantos escalones había subido pero parecía que nunca se iban a acabar.

—¿Estas conciente de que apenas has subido tres escalones?– me miró con cara rara.

—¡¿Es enserio?!– veo hacia abajo y si, sólo he subido tres malditos escalones.– mierda... Y perecieron una eternidad.

Tengo una idea para no tener que subir los escalones que restan, solo espero que no sea tan malo y me diga que no.

—Hermanito chulo, precioso de mi vida y de mi corazón hermoso, te quiero mucho¿Sabías?– espero convencerlo con eso.

—No te voy a llevar cargando lo que resta de escaleras, así que no lo intentes.– respondió ya casi llegando al primer piso.

—¡Eres un ogro feo sin corazón! ¡Que no ayuda a su hermana favorita y la deja morir en medio del terreno enemigo!– me acosté en las escaleras doblando mis piernas y brazos, hice la cabeza para atrás у saque la lengua poniendo ojos biscos.

—¡Eres un ogro feo sin corazón! ¡Que no ayuda a su hermana favorita y la deja morir en medio del terreno enemigo!– me acosté en las escaleras doblando mis piernas y brazos, hice la cabeza para atrás у saque la lengua poniendo ojos biscos

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—Ya deja de estar de payasa y empieza a subir, aún nos quedan muchas escaleras.

—Como eres odioso, estúpida rata de dos patas.– dije en voz baja, levantándome para subir lo demás.








1...2...3...4...5 pisos había subido, ahora literalmente me estaba arrastrando escaleras arriba.

—¡Mamaaaaa! ¡Ayúdame! ya no puedo más, me rindo.– lloré.

—No seas llorona, ya vamos a llegar.– y tenía razón, podía ver el letrero al final de la escalera que decía que estaríamos en el sexto piso.

Seis escalones, solo eso me faltaba para llegar, al menos había convencido a Saaid de se llevará mi maleta, porque si aún la llevara yo apenas iríamos en el segundo piso.

Con la última fuerza de voluntad que me quedaba subí los últimos escalones, llegando por fin a nuestro piso.

—¡Al fin! ¡Lo he logrado!, deberías de alimentarme con un pastel de chocolate y unas gomitas por mi gran esfuerzo.– caí tirada en el piso alfombrado.

—No te voy a dar ni una mierda, te estuviste quejando todo el tiempo у pidiéndome que te cargara, pero no es mi culpa que seas una floja de primera, además, no creo que en este lugar vendan pasteles como para ir a...– no terminó lo que estaba diciendo ya que, justo atrás de él se encendió una flecha que señalaba hacia arriba, indicando que el elevador iba hacia arriba.

{Pues si tarada, ni modo que vaya hacia abajo.}

Segundos después se abrieron las puertas dejando ver a un chico. Cabello negro, ojos color caca, alto y atractivo, era todo lo que había que decir de este chico. 

Internado Jamón |S.I #1| COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora