Mil años después por fin puedo actualizar...
Sinceramente no lo había podido hacer porque estaba supremamente enferma,
pero ya entré a vacaciones así que intentaré actualizar a diario o como mínimo dos a tres veces por semana.
- ¿Señor Lightwood se encuentra bien? –Cuestionó el moreno cuando miró como los nudillos de Alec se volvieron blancos al aferrarse con fuerza al volante del auto mientras iban camino a la casa Lightwood.
-Dos cosas, estoy bien –mintió el chico que en realidad estaba cuestionando su cordura. ¿En realidad había armado un plan con Max simplemente para que su ropa vieja, que en realidad no era nada vieja, fuera regalada a Magnus, que precisamente era de la talla de Max ya que el moreno la necesitaba más? ¿Por qué estaba haciendo eso por el moreno? Él nunca había hecho eso por nadie –y llámame Alexander, al menos fueran instituto.
-Bueno... –Magnus le sonrió un poco inseguro –en realidad es un tanto extraño llamar a mi maestro de álgebra por su nombre.
-Bueno, pues míralo así –Alec le sonrió –fuera de clases no soy tu maestro de álgebra, simplemente soy yo.
Magnus le sonrió de igual forma al ojiazul.
-También eres mi jefe –Alec volteó de nuevo para ver a la carretera mientras que sonreía.
-Sí, también soy tu jefe así que debes obedecerme perfectamente, tanto en clases como fuera de ellas.
- ¿No cree señor Lightwood que está abusando de su poder? –Preguntó Magnus divertido, Alec sonrió sin apartar su mirada del camino.
-No me molesta usar mi poder si con ello te tengo cerca.
Alec se congeló y de nuevo sus manos se aferraron con fuerza al volante, de nuevo sus nudillos quedaron blancos. ¿Qué había dicho? Lo había dicho sin pensar ¿cómo había soltado algo tan estúpido? Alec se sonrojó hasta las orejas maldiciéndose por ser tan torpe pero sintió su corazón latir desbocado cuando miró de reojo a Magnus y vio que éste estaba sonriendo encantadoramente hacia él.
- ¿Está coqueteando conmigo, señor Lightwood? –Preguntó Magnus sonriendo.
-Quizás –musitó un muy rojo Alec.
El resto del viaje fue completamente silencioso, pero fue un silencio cómodo en el que Magnus y Alec se arrojaban miradas profundas y sonrisas compartidas.
Una vez el auto se detuvo frente a la casa de Alec, Magnus dejó caer su mandíbula al suelo.
¿Pero qué demonios?
Eso no era una casa, era una mansión completamente hermosa.
Todo estaba pintado de blanco con detalles dorados que la hacían ver como un palacio de los dioses griegos. Magnus no dijo nada en absoluto, su voz se había perdido, nunca creyó el que podría venir a este sector de Nueva York, pero aquí estaba, en un Lamborghini a punto de entrar en las propiedades de una hermosa mansión con un precioso ángel acompañándolo.
¿Podría podía resultar mejor su día?
Por supuesto que sí, Max ya había llegado, le había anunciado Alec, señalando el auto del chico y de nuevo Alec que se tomó la molestia de abrirle la puerta a Magnus, aunque éste le había dicho que no era necesario, pero Alec lo había ignorado completamente, encantado de servirle a ese hermoso moreno.
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Back at the start
Fiksi PenggemarMagnus Bane tiene un secreto oscuro, ha levantado fuertes murallas que nunca nadie a logrado derribar, eso hasta que conoce a su nuevo profesor de álgebra, Alexander Lightwood, un hombre estricto y reservado. mutuamente los chicos penetraran el aura...