Capítulo 18

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- ¿Estás listo para seguir? –Preguntó Alec mientras se dirigían a la dirección del próximo candidato para padre de Magnus. Mike Bane.

-Por supuesto ¿Qué es lo peor que puede pasar?

Pero Magnus lo sabía, Mike era el antepenúltimo de la lista, si no era él su padre y resultaba que Zachary tampoco lo era, entonces tenían que ampliar su búsqueda, ya no sólo buscar en Nueva York, deberían buscar en todo el país y si eso no funcionaba, en todo el mundo... y Magnus sólo tenía tres días para que el plazo de su mes se acabara, sabía que Alec le daría mucho más de un mes si se lo pedía, pero después de que le ayudara de tal forma ¿Se atrevería pedírselo? Es decir, ese era su problema y el de su madre y aun así el ojiazul lo estaba ayudando.

¿Podría pedir un mejor novio que Alec?

Aún más importante.

¿Podría tener un mejor novio?

La respuesta para ambas preguntas era siempre no, no existía nadie mejor que Alexander Lightwood, él era la mejor persona que Magnus jamás haya conocido y el moreno se sentía completamente afortunado, no sólo conocía a Alexander, era su Alexander y la noche anterior aquel bello ojiazul le había correspondido sus sentimientos cuando se atrevió a decirle que lo amaba.

Alexander Lightwood, alguien tan bello y tan exitoso lo amaba a él, un completo perdedor que no tenía nada en esta vida.

Aunque definitivamente por más que su madre lo maltrataba y su padre lo haya abandonado, por más que tuviera que trabajar sin descansar para poder sobrevivir, por más que sus calificaciones no eran las mejores, su vida no era tan mala, su vida nunca sería tan mala si en ella estaba aquel bello ojiazul qué lo hacía tan feliz día porque aunque Magnus hubiera pasado por un día terrible, Alec siempre estaba allí con palabras cálidas que lo reconfortaban que le hacían pensar que la vida si valía la pena y es que con Alec la vida definitivamente valía la pena.

-Lo encontraremos ¿Está bien? Yo me asegurare de que encuentres a tu padre, que hables con él, todo saldrá bien –dijo Alec con increíble seriedad.

- ¿Cómo estás tan seguro? –Preguntó Magnus sorprendido. Alec sonrió mientras se encogía de hombros.

-Porque juntos podremos superar lo que sea, lo encontraremos –repitió él y Magnus sonrió, confiaba en cada una de las palabras de Alec.

-Sí, lo haremos, ahora andando.

Una vez llegaron al lugar indicado, se bajaron del auto y como era costumbre, se tomaron de las manos, uniendo sus fuerzas preparados para cualquier cosa que viniera. Magnus tocó la puerta con temor y allí apareció un hombre de gran edad. Magnus le ponía unos sesenta años.

-Buenas tardes jovencitos –dijo con voz cansada–. ¿Puedo ayudarlos?

-Sí señor, estamos buscando a Mike Bane.

-Soy yo –dijo el hombre–. ¿Qué necesitan?

Magnus inmediatamente supo que no era su padre, es decir, dudaba que su madre se metiera con un hombre mayor... pero bueno... él estaba con su maestro muchos años mayor ¿venía eso de herencia? Así que quería preguntarle solo para confirmar.

- ¿Usted conoce a Bethari Bane?

-Lo siento jovencito, pero no quién es ella.

- ¿Nunca tuvo un hijo con una mujer morena de ojos claros, caballo negro azabache...?

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