"Pelea"
El día procedía a lo que nosotros podíamos llamarlo normal, la televisión se reproducía mientras ambas hacían sus cosas en los aparatos móviles, apenas podían darse cuenta del cálido aire que entraba por la ventana haciendo danzar a las cortinas rozando sus rostros mientras refrescando la estancia del sol infernal. Peridot parecía estar atrapada en aquel teléfono celular, no dirigía mirada alguna a la morena la cuál estaba a su lado, su conexión aún no era del todo buena por lo que costaba que ambas charlaran entre sí.
Lapis recostaba su cabeza en la espalda del sofá mientras daba suspiros esperando algún comentario pronunciado por la rubia, pero esta aunque la escuchaba no le prestaba la más mínima atención, sólo miraba el teléfono cómo si viera algo interesante siendo que no lo era, sólo evadía a la peli-azul por alguna misteriosa razón.La voz rasposa de la oji-índigo —gracias a un ligero resfriado en tratamiento— rompió el silencio en aquel lugar.
—Y, ¿nada de lo que quieras hablar? —preguntó lanzando una mirada tanto perversa cómo entrometida.
—¿Por qué piensas que tengo algo de que hablar? —preguntó Peridot por fin apartando la vista del mugroso aparto.
—No hemos hablado de la boda, ni del bebé.
—¿En serio quieres hablar de eso ahora? —respondió molesta.
—Bueno si no interrumpo tu seguramente muy importante tiempo en el teléfono esta bien. —volteó su torso cruzando sus brazos. —Veo que así es nuestra relación.
Murmuro a espaldas de la rubia quien inmediatamente dio un suspiro.—Ahora te molestas sólo por eso. —contestó cortante.
—¿Qué esperabas? mi según prometida y madre de mi hija me esta ignorado por estar en un estúpido aparato. —exclamó.
—Hablar contigo es una misión imposible Lapis, no se de que hablar porque temo de que me digas inmadura otra vez. —gritó provocando que el silencio reinara en la habitación.
La boca de la morena quedo callada por segundos.
—¿En serio te digo así? —preguntó.
—No directamente, pero lo insinúas y no lo niegues. —respondió cortante.
—Yo jamás te lo he dicho ni insinuado, tu crees que lo hago pero no, yo te amo y aunque lo seas no te lo diría jamás. —exclamó levantado su cuerpo de aquel sofá, lo que la rubia también hizo.
—¡Ahí esta! Lo volviste a hacer.
Todo que decían lo gritaban, la pelea poco a poco se desarrollaba dando inicio a torrenciales gritos.—¡No dije nada! tú sola lo estas inventado.
—¿Cómo inventaría algo así, Lapis? Puedo leerte entre líneas, se que te decepciono y hubieras deseado que cualquier otra persona fuera el padre de tú hijo, se que piensas que soy un fenómeno aunque no lo digas, se que te arrepientes y todo lo que quieres es dejarme. Lapis, no soy estúpida, se que me odias. —exclamó haciendo movimientos mímicos con sus manos.
—No lo hago.
—Sí lo haces admítelo.
—¿Tú crees que si te odiara seguiría contigo? cualquier persona con la que te hubieras acostado, tenido un hijo y te odiara se marcharía por esa puerta sin decir palabra alguna. Si en verdad te odiara ya lo hubiera hecho, pero no lo hice porque no me queda otra opción, quiero permanecer a tú lado. —los sollozos eran notorios cómo las lagrimas que caían por las mejillas. —Tú crees eso, que eres un fenómeno y no te amo, es baja autoestima Peridot, yo no te odio ni te discrimino al contrario pienso que eres la persona más increíble que haya conocido jamás en la vida, después de una vida de miseria y dolor llegaste tú y me cambiaste por completo, te ame aunque me sentía cómo un juguete para ti, aunque sentía que tú estabas forzada a amarme permanecí contigo porque quería que tú tuvieras la felicidad de tener un hijo después del dolor que sufriste, para alegrar tú vida y quería que el bebé no sufriera lo mismo que nosotras ¿y ahora me dices que no te amo? Peridot, tal vez seas irresponsable, inmadura o lo que tu creas pero para mi eres la persona más hermosa, te amo mucho más que mi propia vida, a ti y a nuestra bebé. Me estas haciendo gritar, estresarme, esto dañara al bebé y lo sabes. Sólo dime si ya no quieres -sorbo su nariz- estar conmigo. —lagrimas comenzaron a salir tal cual catarata, esta trataba de sacarles pero mientras más trataba más aparecían, tenía un nudo en la garganta y cólicos gracias al estrés.
Peridot no podía soportarla así, pues cómo dijimos anteriormente, amaba las peleas pero no con su persona favorita existente. No podía mirar a la peli-azul derramando litros de lagrimas en su rostro, tratando de secarles desconsoladamente.
No podía acercarse a ella, era una situación completamente difícil de corresponder, marcharse o quedarse, no sabía que hacer aunque ambas podían tener consecuencias buenas o igualmente malas. Se limito a abrazarla sin decir palabra alguna, por lo que la morena claramente se separo inmediatamente al sentir los brazos de la pecosa rodear su cuerpo.—¿Ahora te comportaras cariñosa? —dijo entre sollozos.
—No soporto verte así por mi maldita culpa. —dijo cabizbajo.
—Pues no debiste decir eso, ahora me siento mal en todos los sentidos. —El habla se le dificultaba, pues el nudo que tenía en la garganta no le permitía realizar tal acción. —¿En serio crees que no te amo? permanecí contigo aunque me sentía usada. Yo debería ser quien esta peleando...
—¿Por qué te sentías usada? —preguntó con la recién curiosidad.
—Sentía que sólo me tratabas con un fin sexual, que sólo me querías por mi cuerpo y te veías forzada a estar conmigo, pero aún así me quede aquí contigo porque tu tienes el derecho a vivir con tu hija quiera o no, tengo que amarte y para que fingir sí en verdad pensé que me enamore de ti, pero ahora veo que no es así. —exclamó con un tono más triste al final de lo pronunciado.
La rubia quedo sin palabra alguna que articular, solamente miraba a aquella desconsolada chica con temor y tristeza, deseando poder ayudarla pero no sabiendo cómo.
Se acercó poco a poco, mientras el llanto parecía desaparecer en los pequeños sorbidos de la nariz morena, tomo a la peli-azul por los brazos lentamente acercándose más y más a ella llegando a conclusión de un abrazo al cuál por alguna razón no fue detenido ni interrumpido.—No creas que con un beso y un abrazo todo tiene perdón. —contestó entre sobrantes sollozos.
—No fue mi culpa hacerte sentir así. —susurró en la oreja de la más baja. —Tal vez tengas razón, cómo casi siempre... Tal vez yo tengo baja autoestima y me hago sentir menos siendo que no me doy cuenta de que te tengo, a ti y a nuestra pequeña.
El tono apático fue notorio.—¿Sólo con gritos comprendes? —se separo para dedicarle fría mirada a la pecosa quien aún miraba con apatía y depresión. —Respeto tú gusto hacía las violentas peleas pero no podemos vivir así, ¿qué vida la daríamos a nuestra hija? no quiero darles la que nosotros tuvimos, llena de desgracia y miseria.
—Lo sé y prometo cambiar sólo necesito que me perdones, te he mencionado cuanto odio estar en discordia con la persona que más amo y necesito, esta vez me enoje y lo lamento, no debí gritarte así... —murmuró mientras tomaba las suaves y ligeras manos de la morena entre las suyas. —¿Puedes perdonarme?
Dijo a punto del llanto.
—Aún no estoy segura... —dijo cabizbajo. —,puedes lastimarme o peor aun, al bebé en uno de tus ataques de ira.
—Juro que no lo haré, solamente quiero estar bien contigo, necesito tú amor al cuál me acostumbre. Sólo perdóname mi amor...
La morena asintió lentamente, aún insegura de su decisión pero ¿cómo podría negarse? la profunda mirada azul verdosa la enamoraba, cada palabra pronunciada por su rasposa y tenue voz la enloquecía. Para sellar aquella disputa rozaron sus labios, Lapis sólo se cuestionaba si en verdad Peridot cambiaría, pero por el momento sólo quería amarla y estar con ella.-🦋

ESTÁS LEYENDO
9 meses
FanficLapis lazuli, la chica perfecta y más aplicada del instituto pasa por una noche ebria y toda una aventura comienza al enterarse de que ella está embarazada y de enterarse de quien es el padre ó mejor dicho..........la madre. Libro original hecho por...