9 meses

Capitulo 12

"Amor"

La peli-azul se encontraba en la habitación recostada sobre su cama, después de lo que sucedió en la mañana necesitaba un descanso, aprovechando el tiempo libre.

Miraba a aquel techo color khaki con manchas de goteras, pensando en cualquier demencia sobre su embarazo.

¿Puede abortar? no, era un ser vivo, no basura.

¿Puede abandonarlo? pasaría lo mismo que ella, y no quiere eso.

Pero en lo que más pensaba era en que tenia con Peridot, sentía que eran mas acciones que emociones, que se veía forzada a estar con ella.

Escucho el cerrojo de la puerta abrir, en ese momento recordó quien era su dichosa compañera de piso. Suspiro después de escuchar los pasos de la rubia hacia su cama, volteo su cabeza para verla, esta estaba sentada mirando la prueba de Lapis.

Alzo un poco la mirada de nuevo al techo, devolviendo su cabeza a la posición original.

—Si que nos ha causado problemas...—masculló.

—Ni que lo digas... —respondió con la misma tonalidad.

Sintió como la rubia se acostó a su lado, dejando su cama. Volteo para toparse con la dulce mirada de esos ojos azules sobre los suyos, le dio una pequeña sonrisa de vuelta pero volvió a mirar el techo sucio.

—Aveces quiero que... resulte ser todo un sueño, que solo sea una chica en coma y despertar con una familia y vida normal. —dijo melancólica.

—¿porque? —preguntó

—Porque esto es estresante. —exclamó. —vivo con la preocupación de que algo pase, mi padre se enterase, el es el ser más homófobico que te imagines, creerá que eres un fenómeno. Quiero una vida normal, tal vez contigo pero quiero tener una madre y un padre que me apoyen, quiero ser mayor para poder criar al bebé... solo quiero estar bien.

Las palabras salían mientras sollozos sonaban en la garganta de la peli-azul, Peridot entendía pues su vida tampoco era fácil.

—Yo jamás conocí a mis padres... —dijo con apatía, llamó la atención de la morena haciendo que volteara a verla con tristeza. —eres realmente afortunada de tan siquiera conocerlos...

—Aveces desearía no hacerlo...—se sentó hecha bolita, ocultando su rostro en sus piernas. Las lagrimas comenzaban a salir, más no sonaba nada más que los sorbidos de su nariz. La rubia quito el mechón de cabello de su ojo, dejando ver aquel océano ocular.

Secó las pocas lagrimas que salían de este, le dedico una tierna sonrisa a la peli-azul tratando de calmarla. Esta dejo ver su rostro, aún triste.

—¿Porque lloras? —preguntó tomándola por la espalda.

—Me siento agobiada, la vida trata de castigarme... —su voz era temblorosa y fría, Peridot trato de animarla sonriendo y acariciando su espalda.

La oji-índigo estiro sus piernas, Peridot aprovecho y paso entre la entre-pierna de esta mirando al vientre de la peli-azul. Dio varios besos pequeños en el, mientras acariciaba las caderas de Lapis y hacia varios gestos graciosos.

—¿Qué haces? —preguntó entre una risilla.

—Voy a hablar con el bebé... —dijo sonriente.

—Adelante... —sonrió un poco.

La rubia comenzó a susurrar.

—Tienes suerte pequeño, tendrás a la madre más hermosa de todo el mundo, quiérela mucho como yo lo hago. Y tendrás a la otra madre más loca de todo el universo. Prometo que te voy a querer por siempre e igual a tú mami. —beso ligeramente el vientre de la morena. —Eres la cosa más hermosa que me ha sucedido...

Lapis escucho todo, amaba como la rubia trataba así al bebé y a ella. Las cosas tendrían que cambiar para cuando el niño naciera, quería estar bien con la rubia, criar al pequeño juntas y más que nada darse amor familiar.

El amor que le sentía era inexplicable, aveces la odiaba aveces la quería. Pero a pesar de todo la amaba en el fondo y necesitaba de ella, como pareja y como madre.

La rubia subió lento hacia el rostro de la peli-azul. Sus rostros se empezaron a acercar peligrosamente y sus ojos se entrecerraban más entre cada centímetro cerca, acercaba el cuerpo de Lapis hacia el suyo, sus respiraciones chocaban. En un segundo rozaron sus labios, los húmedos y gruesos labios de Peridot comían de los de la morena. Un largo y apasionado beso, separado por la falta de aire.

Las lujuriosas miradas se toparon, fue el primer beso consciente entre ambas. Tal vez no el primero de sus vidas pero si el de una relación.

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