Capitulo 18

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"Dolor."

Los dolores abdominales la mataban, el bebé poco a poco la mutilaba por dentro. Su vientre ya estaba creciendo, en pocas semanas ya se notaria y tendría que usar vestidos holgados para disfrazar al bebé. 5 meses y ya sentía que iba a dar a luz.

Sentía un terrible dolor que la hizo quedarse en cama, no asistió a clases. Ella buscaba desesperada mente algún lugar donde vivir, en su casa no viviría, su padre la mataría a ella y a Peridot junto al bebé; en el hogar de Peridot no le gustaría, se sentiría arrimada y no estaba del todo acostumbrada a la rubia y no quedaba de otra que permanecer en la universidad hasta que encontraran un lugar donde vivir y criar a la pequeña.
Perla le había ofrecido hospedaje en su casa, pues la madre y abuela de la peli-melón eran mu humildes y amables, pero volviendo al mismo tema, Lapis se sentiría arrimada.

Un pequeño departamento seria el lugar indicado, nada espacioso, tamaño perfecto, todo lo necesario para simplemente ella, Peridot y la niña. Se quedarían ahí hasta encontrar una casa cuando la niña empiece a crecer y necesite un espacio más grande para comenzar a hacer su ambiente. Pero ¿de donde sacarían el dinero? tendrían que trabajar, las becas de Lapis podían cobrar un pago principal, pero como se sentía era imposible, no podía ni-siquiera pararse al baño.

—¿Ya estas mejor? —entró la rubia, quien regresaba de clases.

—No, esta pequeña cosa seguro sera homicida... —bufó provocando una ligera risa en la oji-azul, quien se inclino para besar el vientre de la morena. —¿Para quien son los besos?

—Para ambas, mis dos pequeños tesoros. —acarició lentamente el vientre, el cual dolió a muerte. Se puso detrás de la oji-índigo quien estaba recargada en la cabecera de la cama, la abrazo por detrás acariciando su cabello.

—Siento que te has acostumbrado más rápido a mi que yo a ti. —rió en lo bajo.

—Pues lo tenia que hacer, estaba procreando mi milagro y además... —miro perversamente a la morena. —hace tiempo que tenia ganas de ti... —beso el cuello de aquella, provocando un ligero rubor.

—Yo ni-siquiera me daba cuenta de tu existencia, pero ahora... creó que me importa más que la mía. —volteó para toparse con la mirada de la rubia, quien le dio un besito en la nariz.

Amaba hacerlo, amaba mostrar su cariño por la dulce morena.

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9 mesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora