9 meses

Capitulo 22

"Nuevo Hogar."

Lapis buscaba departamentos o casas donde vivir, en diferentes paginas en la red. Algunos eran demasiado extensivos en sus precios y otros muy baratos, pero lo malo era que solo tenían 1 habitación y cuando la niña creciera ellas necesitarían su privacidad, y no hablamos por el sexo o esas cosas, hablamos de que como podían dormir, los infantes a veces les gusta dormir junto a sus padres, este caso solo se da cuando comparten habitación o les causa más apego que perjudicaría su iniciación al colegio.
Era imposible encontrar el hogar ideal, pues los que incluían 2 habitación con baños tenían desventajas además del precio: la zona, no podían vivir en una zona con alta contaminación y delincuencia. La distancia a escuelas y centros de atención, las mejores opciones quedaban a 1 hora de la ciudad, no podían alejarse tanto.

Una llamada entró al teléfono de Lapis, haciéndola salir de esa harta búsqueda.

—¿Qué paso Peri? —contestó esperando respuesta de la otra línea.

—Hola bebé, ya casi salgo de clases, solo quería saber como estas. —la morena suspiró por cansancio, el dolor de cabeza que causo el estrés al hacer la tarea mientras se buscaba un hogar era insoportable.

— Pues supongo que bien, con un ligero dolor de cabeza por hacer mi tarea que al final no importara. —dijo evitando decir algo sarcástico.

—Todo estará bien, ¿encontraste algún buen lugar?

—No... —respondió con un tono apático.

—No desanimes, lo encontraremos, seguro lo haremos. —aquellos comentarios motivadores siempre le causaban una sonrisa a la morena, quisiera o no. —¿Y cómo esta mi beba?

—Creó que piensa que mi barriga es un balón de fútbol. — acompaño lo dicho con una ligera risita. Peridot también dio una pequeña risa, un ruido se escucho a través del teléfono haciendo que Peridot se espantara.

—El maestro regreso, debo colgar. Adiós, te quiero. —Lapis se despidió igualmente, la sonrisa que tenía se borro, recostó su cabeza sobre su escritorio perdiendo la noción del tiempo y quedándose completamente dormida.

Un par de horas después despertó gracias a una suave voz.

—Lapis te quedaste dormida... —dijo la rubia, mientras trataba de aguantar la risa.

—No me di cuenta... —estiró un poco sus brazos en la mesa, recargando su cabeza en uno de ellos.

—¿Crees que pueda sentir algún pateo de la bebé? —preguntó con una gran sonrisa.

Lapis asintió, poniéndose en una posición donde fuera posible que Peridot sintiera el pateo en su ya gran y notoria barriga. Colocó su mano en su boca tratando de ocultar la gran sonrisa que poseía gracias al adorable acto.
Peridot deslizaba la palma de su mano por la barriga, esperando a que la pequeña moviera sus pies, y así lo hizo. La tierna sonrisa de Peridot que se formo al sentir el pequeño pie de su hija hizo más grande la de la oji-índigo. Esa relación que tenia con la bebé, sin siquiera nacer, era hermosa y no podía esperar por ver a madre e hija juntas, solo quería estar el resto de su vida juntas, aunque no estuviera del todo acostumbrada.

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