Capitulo 23. La verdad oculta

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-A dónde irás Am?-, Max se limpió las lágrimas de sus mejillas y me hablo en vos baja.

-Alquile un apartamento, mamá está ahí y...-, demonios!, como iba a decirle justo en ese momento que pensaba irme a América?.

-Y?-, el me miraba atento, esperando mi respuesta.

-C-creo q-que... me iré a América en menos de cuatro semanas Max-, su expresión de dolor hizo que mi corazón se encogiera, pero el no dijo nada al respecto.

-Podrías darme esas fotos Am?-, dijo apuntando a mi computadora y yo asentí.

Guarde la computadora en mi bolso, saque la USB donde había guardado la información y se la entregue a Max.

-Quién te dio esto Am?-, dijo en vos baja mirando el dispositivo en su mano.

-No quiero mentirte Max, así que mejor no me pidas que te lo diga quieres?-, y el asintió.

Yo termine de empacar las últimas cosas que tenía en esa habitación, cerré la maleta y me dispuse a salir de ahí pero Max tomo mi maleta antes que pudiera salir de la habitación.

-Te acompaño-, dijo mientras abría la puerta y camino delante de mi.

Pasamos por el pasillo, donde estaba Lola apoyada contra la pared, la abrace y me despedí de ella. La señora Lola había sido muy linda conmigo mientras estuve en esa casa, siempre consintiéndome y regalándome su hermosa y dulce sonrisa, por eso fue difícil verla con sus ojos cristalizados.

-Niña cuídese mucho quiere?, y cuide mucho a los bebes también-, me dijo mientras la abrazaba.

-Lo haré Lola, la quiero mucho!-, le dije y me separe de ella. Max nos esperaba con la maleta en la mano y llegamos hasta la sala donde estaba Bianca.

Llegamos hasta la puerta, Max se quedó de pie al lado de la puerta y mirando a Bianca, parecía como si cuidara que ella no viniera hasta mi. Yo abrí la puerta y fue entonces cuando ella habló.

-Lárgate maldita zorra, viniste a arruinarlo todo!-, su vos reflejaba una intensa rabia, hice caso omiso y me dirigí afuera de la casa.

Esperamos pacientemente el taxi que habíamos pedido antes de salir de la casa y cuando este llego Max puso mi maleta en la cajuela y me abrazo.

-Estarás bien?-, le pregunté y el asintió. Vi sus ojos cristalizarse y parpadear rápido, yo sabía que la estaba pasando mal y casi opte por quedarme... pero esta vez mis bebes estaban primero.

Entre al vehículo y Max cerro la puerta detrás de mi. El vehículo arranco y me quede viendo por el vidrio trasero a Max hasta que desapareció a lo lejos.

***

En el apartamento le conté a mamá lo que sucedió, ella no podía creer lo que yo acababa de hacer... y para ser honesta yo tampoco.

Llame a Natalia para advertirle lo que había sucedido por si acaso su jefe le decía algo. Natalia me comentó que la esposa del doctor Hernandez había estado visitándolo frecuentemente en el consultorio, parece que ella también sospechaba algo.

Pasaron varios días y no supe nada de Max, no mensajes ni llamadas ni nada, la situación me estaba empezando a preocupar así que decidí llamar a Lola a su celular.

-Señorita Amelia!, que gusto oírla-, su vos siempre era tan dulce.

-Gracias Lola, a mí también me da gusto... Lola, esto...-, no sabía cómo preguntarle por Max y ella se me adelantó.

-Quiere saber del joven Max no es así?-, sonó divertida.

-Si Lola, no he sabido nada de él en días y... me preguntaba si podrías decirme como está-, fui lo más honesta que pude.

ALQUILE MI VIENTRE y vendí mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora