La vibración del celular sobre la madera de la mesa de noche me obligó a abrir los ojos, la luz se filtraba a través de los espacios de la persiana del ventanal dejando ver el la camisa negra que Max vestía la noche anterior, ahora tirada en el suelo.
Pestañee repetidamente y un bostezo grande salió de mi. Estaba acostada de lado y el brazo de Max reposaba sobre mi cintura, lo levante levemente y me giré para quedar frente a el.
El rostro de Max al dormir, completamente relajado, con sus mullidas pestañas mostrando toda su belleza y esplendor, más que bello me resultaba sexy.
-Oye campeón-, lo llame con mi vos aún adormilada, pero Max no tenía planeado regresar pronto a la consciencia.
Me acerqué a su oído, -Maxi, despierta dormilón!-, le susurré y el abrió un ojo.
-Tú celular lleva un buen rato vibrando-, le dije señalando con la cabeza a la mesa de noche.
Max se levantó un poco y estiró su brazo por delante de mi hasta alcanzar el dichoso aparatejo que había interrumpido uno de mis mejores descansos, presionó el botón del lado de su iPhone y la pantalla se encendió, Max puso su dedo sobre el botón de abajo de la pantalla y el teléfono se activó.
Por el rostro de Max pasaron la sorpresa, el temor, el pánico y el horror en ese mismo orden en menos de dos segundos, el me volteo ver con sus ojos abiertos de par en par y me enseñó la pantalla de su celular.
De Bianca: Donde estas?, llevo horas llamándote y enviándote mensajes pero no contestas y no estás en tu habitación del hotel, llámame.
Ahora la que tenía cara de horror era yo.
-Demonios!, que hace ella aquí?-, dije levantándome lo más rápido que pude y mirando a todos lados... como si se fuera a materializar de la nada, muy inteligente Amelia!
-No lo sé-, dijo Max elevando los hombros y negando con la cabeza, y sus ojos aún no recuperaban su tamaño natural.
-Dios, si llega a saber que pasaste la noche aquí...-, no termine de hablar y fui interrumpida por Max.
-Cálmate Am!-, dijo el tratando de recuperar la calma y con sus manos sobre mis hombros.
-No es como si hubiéramos hecho algo malo no?-, dijo elevando una ceja y me dio la impresión que trataba de convencerse a sí mismo de ello.
-N....no... no hicimos nada... malo-, dije en un susurro. Max y yo nos habíamos besado la noche anterior y luego nos fuimos a dormir como siempre lo hacíamos... juntos y abrazados... con tu mejor amigo del que estás enamorada y está casado!, si, nada malo Amelia!...oh sarcasmo dónde habías estado que tanto te he extrañado!.
-Exacto!, yo me voy a ir a mi habitación y la llamo de ahí, le voy a decir que estaba muy dormido y no la escuche-, dijo Max mientras recogía su camisa y se la ponía nuevamente.
El camino hacia la puerta de la habitación mientras empezaba a abotonar su camisa, y yo seguía inmóvil, de pie, al lado de la cama, llevaba puesto una pijama de short y camiseta de tiras color lila con un corazón fucsia pequeño en la parte de abajo.
Max abrió la puerta de la habitación con el pecho aún descubierto, el solo debía salir, caminar dos pasos, poner la llave en la ranura de la puerta de su habitación, que estaba justo al lado de la mía, meterse en ella y listo!, suena fácil y todo estaría perfecto verdad?...
Pues no, apenas Max logró abrir la puerta lo suficiente para lograr salir por ella, se desató el Apocalipsis en mi habitación.
-Así quería encontrarlos!- Bianca estaba parada justo enfrente de mí puerta y estaba hecha una fiera, empujó a Max de nuevo al interior de mi habitación y cerro la puerta detrás de ella.
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ALQUILE MI VIENTRE y vendí mi alma
RomanceAmelia decide "alquilarle" su vientre a una pareja conocida, Maximiliano y Bianca. Max, su mejor amigo desde la infancia y piloto de formula 1, había alcanzado la gloria de su carrera cuando un trágico accidente lo mantuvo lejos de los circuitos po...