Capitulo 4. Años y años de practica!

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Al llegar a casa debíamos ir con el doctor Hernandez para conocer el resultado del tratamiento. Ese día Bianca no fue con nosotros, tenía un desfile en París.

Al llegar a la clínica una enfermera tomo una muestra de mi sangre para hacer la prueba. Nos dijo que tardaría media hora y que si queríamos podíamos ir a hacer algo y volver.

No habíamos desayunado así que fuimos a la cafetería de la clínica, Max pidió un muffins de café y un jugo de mandarina, yo pedí solo un capuchino, la ansiedad que sentia estaba haciendo de las suyas en mi estómago.

-No importa el resultado Am, quiero que sepas cuánto aprecio lo que estás haciendo por nosotros, eres increíble, eres la mejor de las mejores amigas!-, dijo Max sentado frente a mi y tomando mi mano. En sus ojos había sinceridad absoluta, lo que me aliviano la ansiedad.

-Gracias Maxi, saber eso me hace sentir mejor-, le sonreí.

Terminamos de comer y volvimos a la sala de espera.

-Amelia González-, llamo la enfermera, Max y yo nos pusimos de pie y caminamos hasta la estación.

-Soy yo-, le dije, ella me sonrió y nos hizo pasar al consultorio.

El consultorio del doctor Hernandez es uno de los más modernos y lujosos que vi. Tan grande como mi habitación en la casa de Max, alfombrado con color vino, las paredes pintadas en color blanco y con una división móvil en que separa él área de examen. El escritorio es bastante vanguardista hecho en cristal, sobre el estaban una maqueta de los órganos femeninos y un iMac, y detrás del escritorio colgado en la pared tenía un cuadro de Frida Kahlo.

-Buenos días doctora González, como se encuentra hoy?-, me saludó el doctor Hernandez. Un hombre de tez blanca, de estatura promedio, aparenta unos cuarenta y tantos, con ojos color miel y cabello oscuro con algunas canas entretejidas.

-Estoy bien Doctor, gracias y.... llámeme solo Amelia por favor, aquí solo soy su paciente-, fui cortes y él asintió.

-Bien, Amelia, Max, ya tengo el resultado-, dijo saltando su mirada entre Max y yo, y se dispuso a abrir el papel doblado que la enfermera le entregó cuando entramos.

-Felicitaciones Amelia, estas embarazada-, sonreí y Max me tomo de la mano que descansaba sobre mi muslo, le mire y si antes pensaba que tenía una sonrisa de un millón de euros, está no tenía precio.

-Tenemos que hacer la ecografia para confirmar-, dijo el doctor señalándome el baño del consultorio. Entre y me cambie la ropa por una bata color rosa.

Detrás de la división móvil del consultorio había una camilla y un ecografo Voluson E10...que refinado!.

Fui directo a la camilla que estaba junto al ecografo. Max sostuvo mi mano todo el tiempo y con su dedo pulgar acariciaba el dorso de la mía. El doctor Hernandez empezó el examen y pude ver lo que mostraba la ecografia en la pantalla plana que colgaba frente a la camilla. Apenas el doctor se enfocó en el útero lo supe, quede congelada y mi respiración se corto. El doctor se percató de ello y se apresuró a hablar.

-Bueno si ven aquí confirmamos que estas embarazada Amelia y de gemelos-, Max frunció el ceño viendo la pantalla con su sonrisa invaluable, más que lógico que no entendiera lo que veía.

El doctor le explicó la imagen en la pantalla y de la emoción apretó un poco de más mi mano, aguante y no le dije nada.

-Aún no vemos los embriones porque es muy pronto, deberán venir en dos semanas para una nueva ecografia-, nos advirtió el doctor.

ALQUILE MI VIENTRE y vendí mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora