En la noche Max y yo estábamos acostados en la cama viendo una serie de zombies que a él le gustaba, yo solo disfrutaba de su compañía y no miraba la pantalla de la TV para nada.
-Se están moviendo ahora?-, preguntó Max mirándome el vientre.
-No-, negué con la cabeza, -parece que solo les gusta patear tus manos-, le dije sonriendo y él se volteó de lado, me levanto la blusa sin pedir permiso y puso su mano en mi vientre.
Su piel se sentía cálida, y el suave roce de su palma sobre mi vientre produjo que la piel de mis brazos se erizara, deje de respirar por unos segundos y trague grueso. Mire de soslayo a Max, quería ver que no se estuviera enterando de mis reacciones hormonales locas.
Max estaba inmóvil, sus preciosos ojos avellana me miraban intensamente y fue inevitable descender mi mirada a sus labios que reposaban entreabiertos. Los labios de Max son como una hermosa y tentadora tortura, rosados y carnosos, perfectamente formados y provocativos. El paso su lengua lentamente por su labio inferior al tiempo que yo sentía mi estómago encogerse y una sensación de hormigueo me subía por el pecho hasta quedarse en forma de nudo en mi garganta.
Humedecí mi labio inferior y lo mordí un poco, me obligue a regresar mis ojos a los de Max que ahora brillaban intensamente y con la expresión de un niño que ha descubierto algo.
Max se levantó un poco y pasó su mano al otro lado de mi cuerpo, dejando reposar ambas manos a los lados de mis hombros y quedamos frente a frente, a una distancia en la que podía percibir su aliento mentolado. Yo lo miraba fijamente y parpadee rápido varías veces por la ansiedad, pero Max seguía con sus hermosos ojos fijos en los míos como si quisiera leer mi pensamiento y separó un poco más los labios.
Sentí mi corazón palpitar fuerte contra mi pecho, como si quisiera salirse de el y tirarse sobre Max, las palmas de mis manos se habían humedecido y de repente percibí todo como si fuera en cámara lenta.
Max acortó la distancia entre nosotros con sus ojos mirando a los míos, algo en mi mente me decía que sabía perfectamente hacía dónde iba todo eso pero me negaba a creer que fuera a tener esa suerte, y sobre todo me negué a creer que esos bellos ojos estuvieran pidiendo mi permiso. Me quedé inmóvil, no era capaz ni de parpadear, la distancia se acortó tanto que Max cerró los ojos y mi cuerpo reaccionó a la anticipación de lo que venía, inspire profundo y también cerré mis ojos.
Sentí su aliento golpear contra mis labios y me estremecí ligeramente antes que los suaves labios de Max se posaran sobre los míos en uno de los segundos más emocionantes de mi vida.
El movimiento de sus labios sobre los míos se sintió cálido y tierno, nuestros movimientos se acompasaron mientras Max tomaba mis manos y entrelazaba nuestros dedos dejando que reposarán juntas a los lados de mi cabeza.
Su lengua rozó suavemente mi labio inferior haciéndome exhalar brevemente y separar más mis labios. Nuestras lenguas se encontraron y pude saborear el dulce mentol de su aliento antes que una oleada de pasión se apoderara de nosotros haciendo que devoráramos nuestras bocas.
Embebida en la bruma de pasión en que los labios de Max me habían sumido, no fui capaz de pensar en nada que no fuera concentrarme en las sensaciones que mi cuerpo percibía, antes que abruptamente Max se separara de mi.
A pocos centímetros observaba sus labios hinchados y enrojecidos por aquel beso apasionado, pero en sus ojos habitaba una gran culpa que me trajo de repente a la realidad sumiéndose en un choque de sentimientos en los que predominaba la culpa y la tristeza.
-Max yo...-dije con vos entrecortada antes que sus dedos se posaran en mis labios haciéndome guardar silencio.
-Lo se-, dijo asintiendo levemente con su cabeza, -pero, no lo arruines... por favor... solo, no digas nada-, me suplicó y asentí con sus dedos aún en mis labios.
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ALQUILE MI VIENTRE y vendí mi alma
RomanceAmelia decide "alquilarle" su vientre a una pareja conocida, Maximiliano y Bianca. Max, su mejor amigo desde la infancia y piloto de formula 1, había alcanzado la gloria de su carrera cuando un trágico accidente lo mantuvo lejos de los circuitos po...