Capitulo 32. Bienvenidos a la Familia

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Mamá me ayudó a quitar la ropa mientras Max se vestía con la ropa de cirugia. Tuve que quitarme todo, aretes, anillos, hasta el esmalte de uñas... y francamente que me hubiera quitado todo lo que quisieran si me iban a dar la anestesia YA. Pobre mamá cuando me tuvo, juro que me arrepiento de todo lo malo que le pude haber hecho en la vida... Por último Mamá me ayudó a ponerme la bata con abertura hacia atrás, con la que iría a cirugia.

Una enfermera me puso la intravenosa y me llevó al quirófano en la camilla, ahí el anestesiólogo me interrogó: si sufría de enfermedades, otras cirugías, alergias a medicamentos, a qué hora había comido por última vez... en ese momento se me olvidaba que era ser medico, yo era paciente y estaba impaciente...ahhhhh Max donde estás?.

La enfermera que me llevó hasta el quirófano me ayudó a pasarme a la camilla quirúrgica y me pusieron en posición fetal. El anestesiólogo me limpio la espalda para prepararme para la epidural y contó hasta tres antes de puncionar mi columna... yo nunca había recibido una epidural pero fue menos doloroso de lo que creí... en realidad el alivio del dolor que sentí fue casi mágico.

Una vez lista la anestesia, me pusieron boca arriba y descubrieron mi barriga. La enfermera me lavo la barriga con una solución antiséptica y me rocio una similar al completar el lavado.

El doctor Rodríguez apareció en el quirófano y me presento a la Neonatologa que recibiría a los gemelos y ella me aseguró que tenían lista la UCI neonatal por si alguno de ellos necesitaba asistencia especial.

Los gemelos nacerían de 35 casi 36 semanas y por lo tanto serían prematuros. Las complicaciones de estos bebés que nacen prematuros pueden ser muchas, una de ellas es que sus pulmones no estén maduros, lo cual en el caso de Max y Amy era poco probable porque ya pasaban de las 34 semanas y además yo había recibido las inyecciones para madurar los pulmones... pero siempre es una posibilidad.

Max llego al quirófano vestido con la ropa apropiada, se veía desubicado y nervioso, no sabía dónde pararse o sentarse, por un momento no podía acercarse a mí porque me estaban vistiendo con la ropa estéril, pero después le pusieron una silla al lado de la cabecera y él se sentó ahí muy juicioso.

-Lista Amelia?-, preguntó el doctor Rodríguez cuando ya estaba listo todo para iniciar la cirugia. Max y yo nos miramos, en un segundo nos dijimos todo sin palabras, algo así como "no te preocupes que todo va a salir bien, ya veras que los gemelos van a nacer fuertes y no van a ir a la UCI"... esa era la capacidad de comunicación no verbal entre nosotros... retire la vista de Max, mire al doctor Rodríguez y asentí, el elevó la sabana estéril formando una cortina que separó mi campo visual del área quirúrgica y voltee el rostro para concentrarme en Max.

Pasaron aproximadamente 20 minutos cuando logre oír el aspirador de la sala que aspiraba el líquido de la primera bolsa.

-Ya va a salir Amy-, le advertí en vos baja a Max. El abrió los ojos como un búho y su respiración se agitó.

Dos minutos después sentí una presión que se liberó en mi y luego el llanto de mi nenita.

-Ya nació Amy!-, dijo Max con la cara de un niño que acaba de ver el mejor y más grande dulce que ha visto en su vida, y luego sonrió.

La neonatologa llevaba a mi nena envuelta en una sabana de cirugia a la cuna que tenía lámpara de calor y comenzó a asistirla cuando sentí que otra presión se liberó en mi.

La sensación de vacío que sentí en mi abdomen es indescriptible, la presión que se liberó al salir los gemelos fue reemplazada por una de vacío, y la alegría de tenerlos conmigo era agridulce al saber que ya nunca más estarían dentro de mi acompañándome en todo momento.

ALQUILE MI VIENTRE y vendí mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora