Capitulo 26. La casa

3.9K 266 9
                                    

Entramos todos a la sala de juntas donde una joven nos había indicado que debíamos esperar. Max, su abogado y yo nos sentamos en el lado de la mesa que colindaba con la puerta y mamá se había quedado esperando afuera. Bianca y su abogado se sentaron enfrente de nosotros, pocos minutos después otro abogado se sumó al grupo de Bianca y empezó la reunión.

Yo entendía parcialmente lo que los abogados discutían. Los abogados de Bianca argumentaban que ella se encontraba muy afectada psicológicamente por el engaño que yo le había ocurrido al ilusionarla con el hecho de que sería madre y luego de que ella pago por todo el tratamiento y los cuidados prenatales me había negado a entregarle los bebes... patrañas!, no entendía como esta mujer podía ser tan cara dura.

-Pregúntele cuánto dinero quiere, dependiendo de la suma yo podría cubrirla-, le dije al abogado de Max en un susurro al oído. El me miró, frunció el ceño y negó con la cabeza.

En el momento de hablar el abogado de Max fue letal, saco una serie de documentos de su portafolio y le entregó una copia al grupo de Bianca, eran los extractos de las cuentas de Max y los recibos de todas las consultas y compras relacionadas con el embarazo, todo coincidía y se demostró que todos los gastos habían salido de los fondos de Max. Además les entrego una copia del contrato pre nupcial, que yo no conocía, y señaló la cláusula donde ellos acordaron manejar su dinero y bienes adquiridos durante el matrimonio de forma separada hasta que hubieran hijos en su matrimonio, momento en el cual esa cláusula quedaría anulada.

En cuanto al contrato de maternidad subrogada el abogado de Max había sido asesorado por Fernando Díaz, el abogado que yo visite en Madrid, y dijo que no tenía validez en España y más aún cuando Max había firmado con su autógrafo <<Max F>> y no con su verdadero nombre.

Yo no lo podía creer, tome mi bolso y saque la copia del contrato que llevaba conmigo, busque la hoja de las firmas y evidentemente Max la había autografiado, no es que únicamente esto fuera a hacer inválido el contrato, el ya era inválido de por sí, pero me causo risa el ver la expresión de Bianca al mirar el papel que tenía ella, al mismo tiempo que yo, la furia cruzó su pálido rostro mientras una gran sonrisa se instauró en el mío.

El abogado de Max dijo que si había alguien que pudiera emplear los gastos del embarazo en mi contra ese sería Max y no Bianca, y que por supuesto Max no haría algo en contra de la mamá de sus hijos.

Salimos del despacho con una sensación de triunfo que me embriagaba y hacia que mi sonrisa estuviera congelada. Me despedí del abogado con un gran abrazo y le di mis más sinceros agradecimientos.

Íbamos en el auto de Max, yo no pregunte a donde nos dirigíamos, estaba muy entusiasmada contándole a mamá con lujo de detalles lo acontecido en la reunión, todo había salido mejor de lo que yo había pensado y por un momento me sentí tonta al haberme preocupado tanto por el asunto.

Max se detuvo en una casa de la misma localidad que la suya, bastante cerca para ser precisos. Yo estaba riendo sin parar contándole a mamá la expresión de Bianca al ver el autógrafo de Max en el documento y enmudecí al ver el lugar donde Max había estacionado.

-Que hacemos aquí Max?-, le pregunté al verlo apagar el auto y abrir su puerta para bajar.

Max le dio la vuelta al auto y le abrió la puerta a mamá y luego a mi. Aquella casa se parecía un poco a la casa de Max, solo que esta casa era un poco más grande y lujosa, si eso era posible, con ventanales de cristal enormes en la entrada y una gran zona verde con jardines a cada lado del camino de entrada.

-Ven, vamos-, Max extendió su mano para ayudarme a bajar del auto y me llevó a la enorme puerta de entrada, buscó entre sus bolsillos delanteros y saco una llave sin llavero.

ALQUILE MI VIENTRE y vendí mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora