ALQUILE MI VIENTRE y vendí mi alma

Capitulo 34. El obsequio de papa

Max no quería ir al Gran Premio de México, debía viajar al día siguiente que llegáramos a casa y después de la celebración tuvimos una pequeña discusión.

-Am, acabas de llegar del hospital con los bebes y no quiero dejarte sola-, el elevó sus manos dramáticamente.

-Maximiliano Fernández, no puedes dejar tirado el campeonato, tienes un contrato que cumplir o no tendrás escudería para el próximo año y además tendrías que pagar muchísimo dinero-, le dije mirándolo con los ojos bien abiertos y las manos en la cintura.

La escudería de Max había firmado contrato solo por una temporada y aunque habían manifestado querer continuar con el, también había otras escuderías interesadas, todo era cuestión de resultados y el lo sabía bien.

-No me importa-, se encogió de hombros.

No me importa?, no me importa!, se enloqueció o que?, no hicimos todo lo que hicimos para que el volviera a la Fórmula 1 para que ahora se le de por dejar todo tirado!.

Hay algo que los años con Max me han enseñado y es que no puedes llevarle la contraria cuando está decidido a algo, ni siquiera intentar razonar con el va a lograr que de su brazo a torcer. Max únicamente cambia de parecer en estas circunstancias si le ofreces algo realmente interesante y no me refiero a dinero o algo así, no, tiene que ser algo que realmente llame su atención... y yo ya había previsto todo esto!.

-Ummm... que mal!, y yo que había reservado una suit en un Hotel y Spa en Abu para dentro de un mes... había pensado que para ese entonces ya estaría recuperada y los gemelos se podían quedar con la abuela y las niñeras... y tal vez yo iba a poder viajar con su papá para verlo ganar el campeonato... y luego pasaríamos cinco días en el paraíso consintiéndonos solos el y yo y... está bien Max, ya que no quieres ser de nuevo campeón y...-, iba a continuar con mi repertorio de sarcásticos lamentos pero el me interrumpió.

-Espera!, espera Am, que es lo que dices?-, Max me miraba con sus ojos inquietos y parpadeaba rápidamente, ahora si estaba interesado... muy bien ya tenía su atención!.

Me acerqué a Max y lo acorrale contra la pared, lo tome de su camiseta y me acerqué a su cuello.

-En Abu Dabi-, un beso en el cuello,
-hay un hotel y Spa-, un beso en el lóbulo de la oreja,
-se llama Eastern Mangrovers-, beso en la mandíbula,
-y reserve cinco días para los dos solitos-, beso en los labios,
-para celebrar el final-, beso al otro lado del cuello,
-del campeonato-, beso en el lóbulo de la otra oreja,
-y podrías mostrarme porque eres mi campeón-, le dije en un susurro al oído.

-Pero ya que no quieres voy a ir a cancelar ahora mismo para que me reintegren el dinero-, yo me había dado la vuelta y me empezaba a alejar.

Max me tomo por la muñeca y tiro suavemente de ella atrayéndome a el y me abrazo por detrás.

-Estas loca!, no puedes decirme algo así y luego irte a cancelar como si nada-, me dijo con vos suave al oido y dejó un beso húmedo debajo de mi oreja.

Me di vuelta y puse las palmas de las manos sobre su pecho.

-Entonces ve a empacar de una vez por todas-, le di una pequeña palmadita a sus pectorales y un corto beso en los labios.

-Porque Am?... porque siempre sabes que decir para salirte con la tuya?-, Max me miraba con ojos de cachorro y su labio inferior sobresalía un poco.

-No te comportes como un chiquillo Max, piensa en toda la lencería sexy que podrás quitarme!-, yo subí y baje mis cejas varias veces y el se fue a sacar rápidamente la maleta del closet.