Capitulo 25. Max y Amy

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Regresamos a Mónaco y yo estaba a unos días de regresar a América. Ese día tenía cita con el doctor Gonzalo Rodríguez, el nuevo Perinatologo que me evaluaría para darme la certificación que autorizaba mi viaje.

Fui a la cita con Max y con mamá, el doctor Rodríguez ya sabía mucho de mi, dijo que había hablado con su colega en América, es decir con mi amiga, la que lo recomendó. El fue muy respetuoso e insistió en llamarme doctora González, además me pareció muy profesional, se demoró el tiempo suficiente evaluando cada uno de mis exámenes y viendo los vídeos y reportes de las ecografias.

Su consultorio era un poco más simple que el del doctor Hernandez, las paredes estaban pintadas de color azul muy pálido y el piso era de madera oscura, del mismo color que el escritorio y la estantería. Había un cuadro en su consultorio que llamo mucho mi atención, era una especie de collage con fotos de mujeres o familias con bebés. No pude evitar preguntarle quienes eran y el dijo que son sus "casos difíciles" con una sonrisa en los labios.

-Porque quieres viajar a América?, sabes que si viajas ya no podrás regresar verdad?-, dijo el doctor Rodríguez con una vos cálida y suave, y yo asentí.

El doctor Rodríguez me examinó e hizo una ecografia de los gemelos. Esta vez sin previo aviso pudimos conocerlos, al finalizar la evaluación de los bebés y decirnos que todo se encontraba en orden, hizo unas tomas en 3D y nos permitió ver sus rostros. Max se emociono muchísimo al ver a nuestro varoncito y sus ojos se cristalizaron, mamá estaba feliz y sonreía de oreja a oreja.

-Como se llama este precioso bebé?-, preguntó el doctor Rodríguez mientras nos permitía ver los gestos del bebé.

-Se llama Max, como le digo a su papá!-, dije muy segura y Max me miró con sus ojos bien abiertos, le sonreí ampliamente y el asintió en aprobación. Mamá nos miraba alternadamente y a pesar de su sonrisa pude ver algo de tristeza en sus ojos... que estaría pensando?.

El doctor Rodríguez se enfocó después en la nena, quien le dio un poco más de trabajo para dejar ver su rostro y solo nos enseñó un poco más que su perfil.

-Y el nombre de esta hermosa nenita cuál es?-, volvió a preguntar el médico, esta vez yo me quede pensativa y fue Max quien hablo.

-Se llama Amy, es un excelente nombre siendo que yo le digo a su mamá Am-, me miró a los ojos con sus bellos ojos avellana y sonrío.

-No pudiste escoger un mejor nombre Max-, le dijo mamá, que esta vez estaba sería pero con una expresión de ternura en su mirada.

Ver aquella enfermera que le ayudaba al doctor Rodríguez me hizo recordar a Natalia, con quien había estado en contacto telefónicamente y que muy a mi pesar había sido despedida por el doctor Hernandez... como quisiera poder ayudarla ahora.

El doctor Rodríguez me entrego el certificado de salud para el viaje y dijo que en caso de no viajar debería verlo de nuevo en dos semanas.

Salimos del consultorio, nos subimos al auto de Max rumbo a su casa, Lola estaba preparando un almuerzo especial y estaríamos toda la tarde  ahí.

-De verdad tienes que irte Am?-, preguntó Max con su mirada fija en la calle. Se me hizo un nudo en la garganta y mire de soslayo a mamá quién se encogió de hombros.

Preferí no contestar su pregunta y continúe mirando por la ventana el resto del camino. Al llegar a la casa, Lola nos recibió muy dulce como siempre y le extendió la correspondencia a Max que pasó uno a uno los sobres y se concentró en uno en particular poniendo el resto sobre la mesita al lado de la entrada.

Max abrió el sobre que llamo su atención y saco el papel doblado, lo extendió y se dispuso a leer, sus ojos se abrieron un poco y sus cejas se elevaron.

ALQUILE MI VIENTRE y vendí mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora