Sus labios se sentían suaves y aún conservaban el sabor dulce del almíbar, nuestros labios se movían con urgencia y nuestras lenguas continuaron su ritmo. Max puso una de sus manos en mi cuello y su pulgar acariciaba mi clavícula y cuello, mientras yo seguía aferrada a su saco negándome a soltarlo y a terminar el momento.
Nos separamos por necesidad de respirar, teníamos nuestras frentes unidas y nuestros alientos se mezclaban en una respiración agitada. En mi mente no podía dejar de repetir que Max había dicho que me amaba, que todo este tiempo juntos le había hecho ver que seguía enamorado de mi... me sentía la mujer más afortunada del mundo, la vida había dado un giro de 180 grados y esta vez a mi favor!.
-Nos vamos?-, mis pensamientos se vieron interrumpidos por la vos ronca de Max. Lo mire a los ojos y vi que se habían oscurecido, sus pupilas estaban dilatadas y yo sabía perfectamente que significaba eso.
-Vamos-, le dije en voz baja? con una sonrisa retorcida y algo picara.
Max pidió la cuenta y puso su tarjeta de crédito en medio de la carpeta negra de cuero. Mientras volvían a traer su tarjeta, Max tomo mi mano y la besaba suavemente en el dorso y la muñeca, yo había enmudecido, solo podía mirarlo y sonreír como tonta.
El mesero trajo de vuelta la tarjeta de crédito y se despidió formalmente. Max me ayudó a ponerme de pie y salimos del restaurante hacia su auto. No sabía muy bien a dónde íbamos, a la casa?, ahí estaban mamá, sus padres y Lola, pero era poco más de media noche, seguro estarían durmiendo... pero que carajos estaba pensando!, yo no sabía que quería o pensaba Max.
Ninguno dijo nada durante el camino, Max me tomaba de la mano, la acariciaba con su pulgar y ocasionalmente la besaba. Yo le sonreía de medio lado y volvía a ver hacia el camino.
Llegamos a la casa, Max abrió el garaje con el control desde el auto y lo entró, la puerta se cerró detrás de este y más se demoró Max en estacionarse que en estar besándonos de nuevo.
-Am... deberíamos... salir... del auto-, dijo el entre besos.
-Ujum-, respondí, Max salió del vehículo y abrió mi puerta, me extendió la mano y me ayudó a salir, cerró la puerta detrás de mi y en un suave pero firme movimiento, mi espalda choco contra el lateral del vehículo, las manos de Max tomaron mi rostro y el continuo besándome.
-Ven-, le dije riendo y le tome la mano llevándolo a la planta de arriba.
Subimos los dos pisos entre besos, -Shhh-, decía alguno de los dos de tanto en tanto, el juego de no despertar a nadie lo hacía todo más excitante.
Llegamos a la puerta de mi habitación, Max tenía la espalda contra la puerta mientras yo lo besaba y le quitaba el saco. El abrió la puerta y entramos aún besándonos, tire el saco de Max sobre el sofá de la habitación y seguimos besándonos mientras caminábamos hasta la cama.
Levante mi cabello con una mano y me giré de espaldas a Max, el se acercó a mi cuello inclinándolo levemente y dejó un beso húmedo debajo de mi oreja haciendo que la piel de mi nuca se erizara. Max bajo lentamente el cierre de mi vestido mientras acariciaba la piel de mi espalda provocando que las mariposas se alborotaran en mi estómago. Yo solté mi cabello y me di vuelta, baje el vestido de mis hombros y este callo por los lados de mis caderas hasta el suelo, dejando mis pechos descubiertos.
Max se quitó la camisa por la cabeza sin desabotonarla, su torso desnudo es una de las imágenes más sexys que haya visto, lo mire de arriba abajo con lujuria, el se percató de ello y me pregunto "te gusta lo que ves?", yo reí de medio lado y el me beso ardientemente.
Max me dejo caer suavemente sobre la cama y se recostó a mi lado... los gemelos impedían que estuviera sobre mi..., el me beso mientras acariciaba mis pechos y dijo que "embarazada era más hermosa aún", continuamos acariciándonos y teniendo el mejor sexo que había tenido en años hasta que...
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ALQUILE MI VIENTRE y vendí mi alma
RomanceAmelia decide "alquilarle" su vientre a una pareja conocida, Maximiliano y Bianca. Max, su mejor amigo desde la infancia y piloto de formula 1, había alcanzado la gloria de su carrera cuando un trágico accidente lo mantuvo lejos de los circuitos po...