Capitulo 22. Me voy!

3.7K 307 10
                                    

El día que Max y Bianca llegaban de viaje había decidido que sería el día que terminaría de recoger mis pertenencias y llevarlas al apartamento con mamá.

Amanecí de buen humor porque finalmente el día de salir de esa casa había llegado. Desayune con mamá y me fui a bañar. Me vestí con un hermoso vestido color turquesa que dejaba ver mi ya muy notoria barriga, me puse unas sandalias de tacón bajo, peine mi cabello en una cola alta y guarde en mi bolso el celular, la computadora, la USB... solo por si acaso... la cartera, y las llaves de la casa y del apartamento.

Mamá sugirió acompañarme pero me negué, de cierta forma sentía que eso debía hacerlo sola y llevar a mamá podría ser contraproducente si Bianca se tomaba las cosas a mal.

Llame un taxi y fui directo a la casa de Max, le pague al conductor y me bajé del vehículo, busque las llaves de la casa y abrí la puerta principal.

-Pero miren quien decidió aparecer!, creí que no volverías-, Bianca estaba sentada en el sofá y al verme entrar a la casa se puso de pie y camino hasta mi.

-Hola Bianca, está Max?-, hice de cuenta que su sarcasmo no me había afectado, lo cierto es que si por mí fuera le gritaría sus verdades en la cara en ese momento, pero debía guardar la compostura por Max.

-Que?, aún no te das por vencida con mi esposo?-, volvió a usar ese tono arrogante tan peculiar en ella y que hacía que la odiara a más no poder.

Decidí ignorarla y camine directo a donde estaba segura que encontraría a Max... el gimnasio.

-Max, vine a decirte que me voy, vuelvo a casa, ya no soporto más esta situación!-, el aseguró la barra de pesas en el soporte y se incorporó.

-Amelia, ya lo habíamos hablado, cometimos un error y Bianca ya nos perdono, no puedes irte, tienes 24 semanas y... esos-, señaló mi vientre,
-son nuestros hijos-, dijo en vos baja mientras me tomaba de los hombros con ambas manos, bajo su rostro y me miró a los ojos... esos ojos avellana que me derriten.

Suspiré profundo, por alguna maldita razón no podía resistirme a su mirada, Max tiene los ojos más hermosos que he visto... o quizá sea esa expresión que hace al elevar un poco las cejas... diablos! no lo sé...pero esta vez no iba a dejar que sus efectos en mi me ganaran.

-Lo siento Max, esta vez no podré complacerte, he hablado con un abogado especialista en alquiler de vientres y... aquí en España ese contrato no tiene ninguna validez-, le dije muy segura de mi y con el mentón elevado. Max parecía estar en shock, estaba inmóvil y parpadeaba rápidamente.

-Lo ves!, te lo dije!, ella no es más que una bruja aprovechada, se aprovechó de nosotros y ahora quiere quitarnos a nuestros hijos-, gritó Bianca entrando por la puerta del gimnasio y dirigiéndose hacia mi.

Bianca me tomo de las muñecas y me zarandeo, yo saque todas mis fuerzas y me solté de ella, la empuje y salí del gimnasio directo a la que era mi habitación, tomaría mis últimas cosas y me iría de ahí cuanto antes. En ese momento agradecí no haber traído a mamá o seguro ella le hubiera dado una buena bofetada a la arpia esta.

Entre a la habitación y cerré la puerta detrás de mi con seguro. Estaba empacando mis últimas cosas y escuchaba una algarabia fuera de la habitación, principalmente Bianca gritando toda clase de sandeces, y Max y Lola trataban de calmarla. Minutos después Max tocó a mí puerta.

-Amelia, podemos hablar?, solo un momento, Bianca no va a entrar, lo prometo-, su vos era apacible y le creí. Quite el seguro de la puerta y lo deje entrar.

-Que es lo que sucede Am-, Am?, cuando había vuelto a ser Am?, yo no me había dado cuenta.

Max estaba de pie en medio de la habitación y mirándome con ojos suplicantes. Suspiré profundo y me senté en el borde de la cama, palmee el colchón a mi lado invitándolo a sentarse y el lo hizo.

ALQUILE MI VIENTRE y vendí mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora