Prologo

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-Max, vine a decirte que me voy, vuelvo a casa, ya no soporto más esta situación!-, el aseguró la barra de pesas en el soporte y se incorporó.

-Amelia, ya lo habíamos hablado, cometimos un error y Bianca ya nos perdono, no puedes irte, tienes 24 semanas y... esos-, señaló mi vientre, -son nuestros hijos-, dijo en vos baja mientras me tomaba de los hombros con ambas manos, bajo su rostro y me miró a los ojos... esos ojos avellana que me derriten.

Suspiré profundo, por alguna maldita razón no podía resistirme a su mirada, Max tiene los ojos más hermosos que he visto... o quizá sea esa expresión que hace al elevar un poco las cejas... diablos! no lo sé... pero bueno, no me voy a desviar del tema.

Verán, hace 24 semanas estoy embarazada, de gemelos, Tyler y Sophie. Pero ellos son y no son mis hijos, suena complicado verdad?... tal vez entiendan el enredo si les cuento desde el principio.

****

Maximiliano, Max, y yo nos conocemos desde el colegio, fuimos amigos durante años. A el siempre le gustaron las carreras de autos, y a los cinco años su papá le construyó su primer auto, era una chatarra, pero nunca había visto a Max sonreír tanto. No esperábamos a llegar del colegio para sacar el dichoso auto y andar en el por las carreteras del barrio, yo lo empujaba una vez y luego el me empujaba a mi.

Los padres de Max le compraron su primer kart a los 8 años y ahí comenzó su carrera en el automovilismo. Por supuesto que yo era su fan número 1, iba a verlo en casi todas sus carreras, éramos los mejores amigos. En el colegio todos hablaban de la buena pareja que hacíamos, incluso nuestros profesores creían que terminaríamos juntos... y que más hubiera querido yo, pero Max solo tenía mente para los autos y las carreras, en fin.

Nos graduamos y yo entre a la escuela de medicina, por su parte Max se sumergió de lleno en el automovilismo y pronto se mudó de país. Seguimos hablando, nos llamábamos y hacíamos vídeo llamadas, chateábamos y nos enviábamos uno que otro e-mail. Yo seguí siendo su fan, lo seguía en las redes sociales y viaje en algunas oportunidades a verlo correr, era emocionante!, pero mi carrera no me dejaba mucho tiempo y que decir de el con sus viajes y sus carreras, así que inevitablemente nos distanciamos.

Max se convirtió en piloto de Formula 1 y le iba súper bien, fue campeón mundial en dos oportunidades, y yo no podía sentirme más orgullosa, hasta que se caso, con Bianca Lombardo, eso rompió mi corazón. Yo sabía que el y yo jamás estaríamos juntos, pero la esperanza es lo último que se pierde verdad?, obviamente no fui a su matrimonio, saque mil pretextos, y mientras él se casaba yo lloraba como magdalena al otro lado del mundo.

Al año siguiente Max iba en la delantera en el Gran Premio de Austria, en una de las curvas la tracción del auto fallo y Max tuvo un estrellón monumental, salió casi ileso, digo casi porque se fracturó la rodilla y tuvieron que intervenirlo quirúrgicamente en tres oportunidades, todos decían que su carrera se había ido al tarro de la basura.

Casi ocho meses después de su segunda cirugia me llamo.

-Amelia!, mi pequeña geniecilla, como estas?-, sonaba mucho mejor que la última vez que hablamos, parecía más animado.

-Ya sabes...estudio, trabajo!, nada tan emocionante como tu vida-, bromee, bien sabía que el estaba en casa desde el accidente tratando de recuperarse, pero las cosas no iban muy bien que digamos.

Estuvimos hablando de varias cosas, nuestros amigos de la infancia, su familia, mi familia... bla, bla,bla, y de pronto me suelta la bomba.

-Am?

-Ujum!

-Necesito... pedirte un favor!-, sentí el titubeo en su vos.

-Maxi!, vamos, vomítalo ya!-, le hable con nuestro particular tono de amigos.

-Nena, se que tu profesión es tu vida y entendería si me dijeras que no...-, continuaba indeciso.

-Max, ya dilo!-, le exigí.

-Quisiera que tú te encargarás de mi rehabilitación!-, silencio al otro lado de la línea.

-Lo haré Max, si eso es lo que quieres, pero el doctor Hamilton es excelente, yo misma he hablado con él y es un gran profesional-, al principio no entendí bien lo que el quería.

-Es muy bueno si tú lo dices, pero se ha dado por vencido conmigo, lo sé!, así lo siento, y ya no estoy cómodo con el. Tú eres la mejor en lo que haces no?, ayúdame!-, pues si, soy la mejor, modestia aparte, médico especialista en medicina deportiva, asesoro a varios equipos de fútbol, basket ball, algunos golfistas, en fin, no me va mal, el dinero no es problema.

-Bien Maxi... y como se supone que haga eso?, tú estás al otro lado del mundo!, recuerdas?-, le dije con cierta ironía, bien sabía que el no iba a aceptar venir de nuevo a América, toda su vida deportiva y su escudería estaba en Europa.

-Por eso es que quiero que vengas aquí!-, trague grueso... estaba bromeando?.

-Muy gracioso Max!.

-No es broma Am-, dijo serio.

-P-pero Max, mi trabajo está aquí, mi vida está aquí!-, susurre al teléfono.

-Lo se Am, pero... por favor!, hazlo por mí, por nuestra vieja amistad, quieres?, estoy desesperado, no se que voy a hacer si no puedo volver al auto, y además está este problema de Bianca... por favor Am!, piénsalo si?, solo... piénsalo-, dijo esto último en vos baja.

Nos despedimos prometiéndole que lo pensaría, pero yo sabía que apenas invoco nuestra vieja amistad ya me tenía, yo sabía que lo iba a hacer... lo que no sabía era que no sólo sería uno, sino dos favores los que le haría a Max.

****

Decidí aceptar ir a Europa a ayudar a Max con su rehabilitación, me fui a vivir a su enorme casa en Mónaco, con él y su increíblemente linda esposa, nótese el sarcasmo!.

El lío se armo cuando además de ser su doctora, ahora también estaba embarazada de el, pero no piensen mal bueno?.

Resultó que Max y Bianca habían intentado tener un hijo desde que se casaron y no habían podido, estuvieron en manos de los mejores especialistas en fertilidad e intentaron la fertilización in vitro, pero no funcionó. Ahora querían alquilar un vientre, lo cual es complicado, intentaron buscar una candidata y ninguna parecía ideal o solo los querían estafar.

Un día a Bianca se le ocurrió que yo podía ser su mejor opción, estaba viviendo con ellos y Max me conocía de toda la vida, lo malo fue que a Max le pareció una idea fantástica... y aquí estoy, embarazada de 24 semanas. Que porque lo hice?, no es obvio?, por amor!.

ALQUILE MI VIENTRE y vendí mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora