Capitulo 5. Los gemelos

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Al siguiente día de la escena de celos de Bianca debíamos ir de nuevo a ver al doctor Hernandez para la ecografia de control.

Según capte en el ambiente Bianca y Max estuvieron discutiendo, y las cosas no se habían arreglado aún. Ella fue con nosotros a la clínica y durante el camino ninguno hablo nada, todo parecía estar en una tensa calma.

Llegamos a la clínica, nos reportamos con la enfermera y nos sentamos a esperar. Bianca decidió sentarse en el sofá del otro lado de la sala, creí que Max se sentaría a su lado pero optó por sentarse junto a mi.

-Nerviosa?-, dijo mirando mi pierna. No me había percatado que subía y bajaba el pie de forma rítmica, y le sonreí.

Suspiré profundo, -lo que sucede es que cuando eres médico y entiendes un poco de estas cosas... eres más consciente de lo que pudiera salir mal-, intente sonreír.

-Tranquila bueno?, yo sé que todo va a salir bien, tú solo confía-, me guiñó un ojo y mi corazón aleteo. Ahí estaba mi amigo, ese con el que siempre decíamos tú te caes y yo te levanto y... ustedes ya saben lo que sigue.

La enfermera nos llamo y entramos los tres al consultorio del doctor Hernandez. Me sorprendió la confianza con la que Bianca y el se doctor se saludaron, ella le dio un beso en la mejilla de forma bastante afectuosa... supongo que por todos los tratamientos que le ha realizado. No me quede con la duda, me acerqué a Max y le pregunté susurrando cerca de su oído si eran parientes o algo parecido, y él negó con la cabeza.

Fui al baño y me puse la bata rosa, me acosté en la camilla y respire profundo. Max me tomo de la mano igual que en la ecografia anterior, pensé que Bianca se molestaría por el gesto afectuoso de Max, así que la mire de soslayo y ella estaba de pie al lado del doctor, mirando hacia la pantalla del ecografo y con su mano puesta en el hombro de el... curioso.

Bianca parecía muy interesada en la pantalla del ecografo y no se percató de la mano de Max que de nuevo acariciaba el dorso de la mía con el pulgar.

El doctor Hernandez empezó a hacer la ecografia, nos mostró ambos sacos y ambos embriones, los dos estaban bien. Una de las cosas buenas de los embarazos gemelares es que los buenos momentos se viven por dos, así que cuando se escuchó el corazón de uno de los embriones Max me dio una de sus sonrisas invaluables. En ese momento una emoción me embriago, la piel de mis brazos se erizo y mi corazón latió tan rápido, que se igualó al sonido del minúsculo corazón que nos permitía oír su latido por primera vez.

Para cuando el doctor nos amplificó el latido cardiaco del segundo embrion, mis ojos se cristalizaron al igual que los de Max, que parecía no saber si sonreír o llorar y nos quedamos mirándonos fijamente por unos largos segundos hasta que sonreí.

Un carraspeo interrumpió nuestro momento y volteamos al tiempo para ver a Bianca y al doctor Hernandez que nos miraban con curiosidad. Cuando finalizó la ecografia el doctor me entrego la receta de las vitaminas y la progesterona, nos despedimos y fuimos a cuadrar con la enfermera la próxima cita.

Bianca seguía molesta y salió de la clínica directo a su auto dejándonos a Max y a mí parados en la puerta sin saber qué hacer.

-Vamos por un helado?-, hablo Max interrumpiendo el incómodo silencio, me volví a verlo y le sonreí.

-Claaaaro!-, dije elevando los hombros. Me encanta que esas situaciones incomodas con Bianca no interfieran con nuestra relación.

ALQUILE MI VIENTRE y vendí mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora