o n c e.

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Querido Peter:

Hoy hacen cuatrocientos ochenta y ocho días desde que tus hermanos y tú desaparecisteis.

¡Encontré el huevo de dragón! Aunque no fue fácil, Orie tardó cerca de seis días en encontrar el rastro de la persona que se lo llevó y entre todos los lugares posibles que podría haber estado, fue a estar en el Gran Desierto. ¡Odio ese lugar! Soy una criatura de bosques y ríos, no de arenas áridas y calurosas. ¡Ni siquiera las llamas de mis dragones son tan abrasantes! Vale, sí, acabo de exagerar bastante. Sus llamas son mucho peores, no tienen ni punto de comparación.

No te enfades, pero, una vez más, he manchado mis dagas de sangre. Los calormenos que tenían el huevo no estuvieron muy dispuestos a dármelo por las buenas y comenzaron a atacarme, así que tuve que defenderme y... los maté. Sé que nunca te ha gustado que mate sin miramientos ni remordimientos, pero los dragones son mil veces más preciados para mí que las vidas de unos estúpidos que ni siquiera fueron capaces de ver que no debían enfrentarse a mí.

Más importante, ¿sabes lo que sucedió con el huevo de dragón? ¡Lo de siempre! Tú sabes perfectamente que mi único interés al buscarlos es ponerlos a salvo de malas personas y luego buscarles a un jinete adecuado y digno de ellos. Sin embargo, antes de que me den la oportunidad de hacerlo, la misma historia se repite. Cada vez que recupero un huevo, el dragón en su interior sin dudar en absoluto me escoge como su jinete. Así que sí, ahora tengo un compañero, un bebé, más. Obviamente me siento muy honrada y feliz cada vez que una de estas preciosas criaturas me escoge y sé que yo puedo cuidarlos mejor que nadie en este mundo, pero... no es normal, Peter. Sí, lo sé, es cierto que en ninguna parte pone que un jinete solo puede ser escogido por un dragón, pero nunca antes en la historia se ha dado un jinete con más de uno y yo, contando a este último, ya llevo seis, Peter... No es normal.

Les he preguntado a los más mayores, a Orie sobre todo, porque me escogieron; sin embargo, la única respuesta que recibo es que sintieron que yo era la indicada. ¿Debería empezar a creer que eso es verdad? ¿Qué soy la jinete indicada para todos ellos? Tú también me diste una respuesta similar cuando te planteé por primera vez esta duda, cuando fui escogida por cuarta vez por un dragón. 

¿Lo recuerdas? Estabas allí el día que Ryra salió del cascarón, tú la nombraste. Dijiste que te sentías horado de haber contemplado como nacía, pues no muchos tenían la oportunidad y también dijiste que, probablemente, los dragones me escogían porque gracias a mí, su fuego había revivido, porque yo creí en ellos desde que escuché el primer cuento en el que eran protagonistas, porque cuando todo el mundo pensó que estaban extintos, yo seguí buscando una prueba de que no era así y entonces, el destino hizo que me topase con el hermoso y brillante huevo verde de Orie y después de un largo siglo sin que sucediese, un nuevo dragón nació.

¿Sabes qué? Sea por lo que sea que me hayan escogido, soy feliz. Feliz de tenerlos a mi lado. Feliz de ser su preciada compañera. Feliz de verlos crecer y convertirse en fieros dragones. Feliz de que siempre estén ahí cuando lo necesito. Feliz de que sean mi familia. Porque ellos son realmente todo lo que tengo, son lo único a lo que puedo llamar familia de nuevo, a parte de Sorian. Porque las cuatro otras personas a las que también consideraba como tal, ya no están a mi lado y tampoco puedo llevar ya el apellido Pevensie como uno de ellos me prometió.

Por Aslan, se supone que debería estar llena de dicha por tener a otro dragón más a mi lado, pero la nostalgia me ha invadido, como siempre, al pensar en vosotros. Así que creo que es mejor que deje de escribir ya y me centre en cuidar al pequeño Naim. Sí, Naim es el nombre que le he dado. Creo que es muy adecuado para él porque en la lengua élfica significa «estrella dorada» y él tiene las escamas de ese precioso color. Estoy segura de que te encantaría, es adorable y juguetón.

Hasta la próxima carta, cuídate, Peter, mi rey.

Con amor,

Freya.

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Dear Peter ➳ Peter PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora