Cuando los hermanos Pevensie abandonaron Narnia por primera vez, después de haber reinado durante años, dejaron atrás a muchos seres queridos. Entre ellos, al Sr. y Sra. Castor, al señor Tumnus e incluso al propio Gran Aslan. Sin embargo, Peter dejó...
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Querido Peter:
Hoy hacen setecientos dos días desde que tus hermanos y tú desaparecisteis.
Pronto harán dos años desde entonces.
Dos años desde que me dejaste aquí, añorándote y esperándote.
Estaba pensando que no siempre todo fue perfecto entre nosotros. Tuvimos nuestros momentos malos y nuestras inseguridades. Tuvimos nuestras peleas. Bastantes en realidad, la mayoría de las veces por nuestros orgullos y otras veces por nuestra estupidez... Incluso pasamos días y semanas sin hablarnos, causando que todos a nuestro alrededor se desesperasen por nuestro infantil comportamiento, sobre todo la reina Susan. Pobre de ella, me siento mal por haberla forzado a tener tanta paciencia con nosotros.
Recuerdo hasta haberme ido una vez de Cair Paravel después de una larga y horrible discusión. Recuerdo que esa vez pensé que quizás no estábamos hechos para estar juntos y que era mejor separarnos antes de hacernos más daño. Recuerdo haber llorado por pensar en eso, porque dolía la idea de separarme de ti, pero creí que era lo mejor y por eso me fui de Cair Paravel. Recuerdo, entonces, como tú no tardaste ni un par de días en venir a buscarme y pedirme que regresase a tu lado. Te disculpaste, a pesar de no tener toda la culpa, y dijiste que no podías vivir sin mí, que yo era todo lo que tú siempre habías querido y deseado, que tu corazón me había escogido como tu compañera, tal y como hacían los dragones con sus jinetes.
Siempre sabías lo que decir para que te perdonase, para que regresase a tu lado y terminase queriéndote más de lo que ya quería. No sé como lo hacías. Tenías un maravilloso don para eso.
¿Y sabes qué, Peter? Creo que nuestras peleas hicieron de nuestro amor más fuerte. Porque fuese una pelea grave o leve, siempre la superamos. Siempre nos sobreponíamos a todo lo malo que se nos pusiese por delante, sin importar lo difícil y doloroso que fuese, porque nos queríamos, porque nos amábamos, porque en el fondo sabíamos que sí estábamos hechos para estar juntos.
Ahora añoro incluso nuestras peleas.
No. La verdad es que añoro todo de ti, de nosotros, Peter, mi rey.
