Capítulo 11: " Hogwarts antes de... "

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Durante el siglo XVIII, mientras el mundo se hallaba en la búsqueda y captura de presuntos hechiceros y brujas, Salazar Slytherin se encontraba en la tranquilidad de su despacho en el castillo de Belvoir en Leicestershire, Inglaterra. Planeando los últimos detalles de lo que el mundo conocería como la muestra más grande de amor que pudiese existir. Hogwarts, era el nombre de la construcción, sería un castillo tan inmenso y con tantas escaleras y habitaciones que la gente pensaría que todo se mueve como por arte de magia, tan grande que a su amor no le alcanzaría la vida para descubrir hasta la ultima puerta del lugar.

Ya estaba todo listo se encontraría a las afueras de Londres, a una distancia promedio de dos días en carruaje hacia el sur oeste del país.

Sería un lugar majestuoso, todo para Rowena Ravenclaw, la única capaz de derretir frío corazón de Salazar.

La condesa Ravenclaw era una mujer fuerte y astuta, pero también amable y comprensiva; era la mezcla perfecta entre bondad y carácter, jamas permitía a nadie pasar sobre nadie y esto fue en especial lo que enamoró de manera tan gigantesca a el duque Slytherin, quien supo desde el momento en que vio a la condesa que  ella era ese algo que le faltaba para poder llevar a prosperar el lugar que el mismo rey puso a su cargo, ella era quien se encargaría de ponerle un pare cuando fuera muy cruel o muy bondadoso.

Todo estaba listo, su mejor amigo y fiel consejero, Godric Gryffindor sería quien se encargaría de supervisar la construcción y su prima Helga Hufflepuff seria quien pondría el "toque  femenino" al lugar.

Todo aquel que conocía el amor de estos dos personajes tan singulares y dispares se hallaba feliz de saber por fin el amor había tocado a la puerta del siempre solitario duque Slytherin pero también sentían emoción de ver que la condesa Ravenclaw hubiese hallado a alguien a la altura de sus conocimientos y personalidad.

Hogwarts seria su pequeño pedazo de mundo, el lugar donde ellos vivirían, criarían a sus hijos, envejecerían, morirían y luego sus hijos continuarían con la cadena. Hogwarts sería un lugar de paz y tranquilidad o al menos ese era el plan.

La construcción del inmenso castillo tomo tres años, tres años en los que el duque se encargó de mantener a su prometida feliz, con cuanto capricho la susodicha deseara, pero no caprichos normales. No señores, para una dama tan  poco común los poco común caprichos eran el día a día.

Piezas raras de arte, desde pinturas hasta esculturas. Conciertos y obras de  teatro, cada una más impactante que la anterior y libros, cantidades exorbitantes de libros, libros conocidos, libros caros...

Libros raros, libros en ingles, francés, portugués, latín, chino y hasta japonés.

Todo, todo lo que ella pidiera  como en genio de una lampara Saladar se lo concedía, no hubo en la tierra un hombre más feliz de poder dar todo de si a alguien.

A veces no eran cosas materiales sino cariño y apapacho lo que ella deseaba, por eso Salazar se traslado a Castle Combe, un hermoso pueblo, al sur este de Inglaterra; en Wiltshire. Donde la duquesa vivía en una hermosa y tranquila casa a orillas del río Bybrook.

Salazar, cumplió todos y cada uno de estos caprichos aún pensando en que existía la posibilitada de que Rowena no le amara, pero lo que él no sabia es que así como él y su alma la reconocieron como "la indicada", Rowena pensaba igual, ella sabía que por encima de las cosas materiales Salazar siempre la amaría y por eso ella pedía todos aquellos caprichos para que él se mantuviera ocupado y no supiera que ella había mandado a pedir con Helga un lugar especial para él. A pesar de que Salazar disfrutaba de la compañía de su amigo, su prima y su amada, era un hombre bastante celoso con su espacio personal por eso ella quería brindarle un lugar donde pudiera hacerlo, sin salir de su pequeño pedazo de mundo.

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