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No quería golpearte, de verdad.

—No importa —dijo Izzy limpiándose la sangre que salía de su nariz con una servilleta. Sonreí tímidamente y le indiqué que se sentará en el sofá.

—Últimamente peleamos mucho, es mi dulce niña y sabes que la amo, pero creo que lo mejor es el divorcio —dije seriamente.

Izzy se sorprendió y después me miró vacilante esperando que yo le dijera que era un chiste, pero yo sé que él sabía que no bromearía con algo así.

—¿Estás seguro de lo que estás diciendo? —me preguntó sin dejar de mirarme.

—Sí, se lo diré —dije limpiando las pocas lágrimas que tenía en mis mejillas.

—Tu relación se ha vuelto tóxica y creo que es lo correcto —suspiró—. Igual, siempre estaré de tu lado —dijo mirándome con sus penetrantes ojos, que aún trataba de descifrar de qué color eran.

Ojalá pudiera decírselo como te lo estoy diciendo en este momento —suspiré—. Ella me hace feliz, la mayor parte del tiempo. Claro, admito que me dan ganas de ahorcarla cuando peleamos, pero aún así la amo.

—No vale la pena aferrarte a alguien que te hace daño, sólo porque te hace sonreír a veces —murmuró, lo miré por unos cuantos pequeños segundos y sonreí.

No existe otra persona en el mundo que me entienda como lo haces tú —dije sonriendo ampliamente, Izzy me miró y me devolvió la sonrisa—. ¿Quieres cocaína? —pregunté cambiando de tema, el pelinegro se puso tenso.

—Axl, estoy tratando de mantenerme alejado de las drogas, no me ofrezcas cocaína —me contestó fastidiado rodando los ojos.

—Lo había olvidado, lo siento, viejo —me disculpé—. Aunque tú ya no lo hagas, no significa que yo tampoco lo haré —dije.

—¿Quieres hacerlo? —preguntó.

—Sí.

—Entonces, me iré —dijo levántandose de nuevo del sofá.

—No —dije rápidamente—. No te vayas, me siento solo y no quiero pasar el resto de la noche solo —susurré—. De verdad, me siento muy mal.

Lo sé —dijo de pronto—. Pero, no puedo quedarme si hay cocaína, de verdad, no podría controlarme —dijo seriamente.

—Lo haré en el baño, sólo espérame un momento —Izzy asintió dudoso y se sentó de nuevo en el sofá café de la sala.

Me di la vuelta y me dirigí al baño de mi habitación, saqué del bolsillo trasero de mi pantalón la pequeña bolsa con cocaína, aspiré un par de malditas líneas de cocaína con mi nariz y me dirigí a la sala de nuevo, caminé hacia el sofá.

Listo, Stradlin—le dije sentándome a su lado.

Respiré profundamente, noté que era una cocaína completamente distinta a la que solíamos comprar y sentí como mi sistema nervioso empezaba a comportarse como una perra.
Esta vez mi organismo no quería recibir la droga que me había metido en el cuerpo y eso me alteraba a tal grado de estar nervioso, empezaba a tener unos ligeros espasmos en todo el cuerpo. Eso explicaba el por qué mi mejor amigo me veía extrañado cuando los dedos de mis manos empezaron a brincar ligeramente.

—¿Qué mierda te sucede? —preguntó mirándome extrañado.

—No sé que clase de cocaína compró el imbécil de Duff —dije molesto provocando risas en el pelinegro.

Después de un rato, empecé a sentirme relajado, después de tantos espasmos que había tenido, dejé caer mi cabeza en el hombro de Izzy. Izzy se puso incómodo, pero al final recostó su cabeza sobre la mía, sonreí para mis adentros. La mano del pelinegro estaba encima de su regazo y pasé mi mano sobre ésta llamando su atención, Izzy levantó su cabeza y bajó su mirada para encontrarse con la mía.

—¿Qué pasa? —su aliento cálido chocó contra mi nariz, y yo negué levemente, Izzy suspiró y volvió a la posición en la que estaba.

Estábamos cerca, muy cerca, esta era la primera vez que nos encontrábamos así, llevé mi mano hacia la suya, Izzy no apartó su mano al sentir mi roce, acaricié la parte de arriba de ella y sonreí, levanté mi cabeza para encontrarme con sus ojos que a veces estaban oscuros y otras veces estaban claros, lo miré detenidamente, él hizo lo mismo, hasta que bajé mi mirada a sus labios y me acerqué a ellos al punto de llegar a rozarlos.
Stradlin frunció el ceño y se apartó un poco de mí, mirándome confundido.

—¿Qué demon...? —abrió sus labios para decirme algo, sin pensarlo, rápidamente tomé de su cuello y choqué nuestras bocas uniéndolas en un beso lento.

No sabía qué mierdas estaba haciendo besando a mí mejor amigo, no sabía si era el efecto de la cocaína que me hacía sentir terriblemente excitado, o que estaba apunto de separarme de Erin y no sabía qué demonios hacer para bajarme la calentura, pero, ¿por qué no podía ir a cogerme a una puta en lugar de estar besando a Izzy?
No lo entendía, de verdad que no.
Toda mi vida he sido un maldito homofóbico, siempre he pensado que estar con hombres es una abominación. Debe ser asqueroso, pero no sé en qué momento se me ocurrió besar a Izzy. El pelinegro parecía estar terriblemente confundido, ya que no correspondía mi beso, se separó un poco de mí.

—¿Qué haces...? —preguntó mirándome con detenimiento, yo lo tomé de nuevo del cuello y me acerqué más a él.

—Déjame intentar algo —dije contra su labios, para después introducir mi lengua a su boca.

Izzy cerró sus ojos y permitió el paso de mi lengua, acaricié con mi lengua la suya y él tiró de mi cabello, solté un jadeo y lo besé apasionadamente, mordiendo su labio inferior, Izzy gruñó contra mis labios y esta vez fue él quién me tomó de la cara para besarme de una manera intensa, llevé mi mano a su entrepierna y la acaricié, Izzy se estremeció y soltó un gemido, hasta que se separó de golpe de mí.
Se levantó del sofá rápidamente, con la respiración acelerada, pasó su mano varias veces por su cabello negro, cerró sus ojos, para después mirarme tratando de buscar una explicación.

—¡¿Qué mierdas, Axl?! —preguntó exaltado, lo miré sin saber qué decir—. ¡Tú no eres gay!—exclamó.

Y tú tampoco —susurré, Izzy me miró molesto por lo que le dije y me encogí de hombros.

—¿Por qué me besaste? —preguntó curioso, para después taparse la cara con una de sus manos.

—No lo sé —contesté confundido.

Sacudí mi cabeza levemente al recordar esa noche, la primera noche que nos besamos.
Esa no fue la única noche que nos besamos, lo admito. Sucedieron varias cosas entre ambos, cosas que ninguno de los dos podrá olvidar tan fácilmente.

Al día siguiente Izzy y yo actuamos como si nada hubiese pasado, pero cada vez que lo veía sentía la necesidad de correr hacia él y besarlo de nuevo.

Ahora que no está cerca mío, me frustra.
¡Cómo te necesito, Izzy!
Pero, ¿cómo podía hacérselo entender?
¿Cómo puedo demostrárselo?
Soy un completo imbécil.
Ya nada es igual desde que se fue.

Perdóname, Izzy | {Izzaxl}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora