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Lafayette, Indiana, 1991.

«—¡Por fin te dignas a despertar, pedazo de mierda! —exclamó Axl.

—¿Axl? —pregunté débilmente.

—¿Quién más, Stradlin? —preguntó irónicamente.

—Eres un idiota —dijo Duff entrando a la habitación donde me encontraba.

—¿Acaso creíste que podrías recuperar a Axl tratando de suicidarte? —preguntó Slash entrando a la habitación con una sonrisa burlona.

—Esa es la idea más estúpida que se te haya podido ocurrir —dijo Axl mirándome.

—No lo hice así...

—Izzy lo único que lograste hacer es que sienta lástima por ti —dijo Axl sin dejar de mirarme.

—Axl, entien...

—¡No! —exclamó—. Eres un idiota, Izzy. Los doctores dijeron que no tocaste la vena más importante, entonces por eso no moriste desangrado, ojalá te la hubieras cortado bien —susurró con odio. Duff y Slash rieron y salieron por la habitación, Axl me miró divertido y se dirigió hacia la puerta para después salir por ésta, dejándome completamente solo.»

Desperté de golpe, sólo había sido un horrible sueño. ¿Dónde carajos me encontraba?
Estaba en un cuarto blanco, miré a mi izquierda y vi que había una máquina que no dejaba de producir un pequeño sonido que hacía "pi".
Me sentía completamente incómodo en la cama en la que estaba acostado, levanté uno de mis brazos y ahí fue cuando vi que estaba lleno de vendas alrededor de ellos, ¿qué mierda había ocurrido?
Fruncí el ceño y vi que tenía un brazalete alrededor de mi muñeca que decía mi nombre y la fecha de mi nacimiento.
No me había percatado que también tenía un cable en mi brazo que estaba conectado en la máquina que estaba a mi lado.

—¿Jeffrey Dean Isbell? —dijo una voz llamándome, provocando que me exaltará.

—Ya despertó, Doctor —dijo una enfermera.

—¿Cómo te sientes? —dijo el señor de la bata blanca acercándose a mí con una pequeña tabla en donde estaba escribiendo.

—¿Es mudo? —preguntó la enfermera mirándome.

—Jeffrey, iré a decirle a tus amigos que has despertado —dijo el doctor y yo seguí sin hablar.

Lo miré salir por la puerta junto con la enfermera.
Me estorbaban las vendas que tenía puestas en los brazos, entonces con mi mano derecha empecé a quitarme las vendas de mi brazo izquierdo, cuando me quité una parte observé unas enormes marcas llenas de sangre seca en él, entré en pánico.
¿Qué mierda son estas marcas?
Empecé a asustarme y con mi mano izquierda me quité las demás vendas y me sorprendí al ver ese montón de marcas en mi otro brazo.
¿Acaso me drogué?
¿Qué es esto tan horrible?

—¡Izzy! —exclamó Slash entrando a mi habitación al ver lo que hacía.
—No te quites las vendas! —no le hice caso.
Slash se acercó rápidamente hacia mí—. ¡Que no te las quites, joder! —exclamó de nuevo tomándome de las manos.

—¡Suéltame! —grité molesto.
Rápidamente entraron a la habitación Axl, Duff, Doug y Alan.

—¡Izzy! —me llamó Axl—. ¡No te puedes quitar eso! —exclamó.

Lo ignoré, pensé que se trataba de otra ilusión, Axl no podía estar aquí.

—¡No te las quites! —gritó Duff.

—¿Qué está sucediendo? —entraron rápidamente a la habitación los doctores—. Lo están asustando, salgan inmediatamente.

—¡No lo estamos asustando, joder! —gritó el pelirrojo—. ¿Izzy? —Axl trató de acercarse a mí, pero lo tomaron del brazo impidiéndoselo.

—Axl, tienes que salir —dijo Doug.

—¡Suéltenme! —dijo Axl cuando otros doctores lo tomaron del brazo para sacarlo, yo no entendía lo que estaba sucediendo.

—No lo haga más difícil, señor —le dijo el doctor a Axl.

Axl se soltó del agarre de los doctores y corrió rápidamente hacia mí.

—Izzy —susurró acariciando mi cabello.

—¿Axl? ¿De verdad estás aquí? —pregunté aún más confundido.

—Claro que sí, bebé —susurré y acercó sus labios a mi mejilla—. No te dejaría.

—Pensé... —contesté débilmente—. Dijiste que me odiabas —susurré con lágrimas en los ojos.

—No mi amor, nunca lo haría —susurró mirándome seriamente—. Necesitamos hablar, lo siento tanto.

—Pero, dijiste que sentías lastima.

—Nunca diría una cosa así —besó mi cabeza—. No lo repitas.

—Pero, Duff y Slash se estaban burlando de mí.

—Jamás harían eso, tuviste una pesadilla lo más seguro —contestó mirándome.

—Señor Rose —dijo un doctor llamándolo.

—Estaré afuera —susurró y besó de nuevo mi cabeza.

Perdóname, Izzy | {Izzaxl}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora