[ 26 ]

1K 105 35
                                    

Lafayette, Indiana, 1991.

—Entonces, explícame ¿por qué ibas a acabar con tu vida? —me preguntó el pelirrojo con nostalgia en su mirada.

—La verdad es que ya pasó —contesté cortante.

—Para mí eso no ha terminado de pasar, Jeff —me contestó—. ¿Sabes lo difícil que fue?

—No William, no lo sé —contesté fastidiado—. Ya no quiero hablar sobre ello.

—¡Tendrás qué hacerlo, joder! —dijo pateando la mesa que estaba cerca del sofá.

—No me grites William, te lo advierto —contesté amenazante.

—¿O si no qué? —dijo acercándose peligrosamente hacia mí retándome—. ¿Qué vas a hacer? —fruncí el ceño y bajé mi mirada lentamente.
No quería pelear, no con él.

—Vete, Rose —susurré.

—No, Stradlin —contestó fríamente—. No volveremos a pasar lo que pasamos, ¿está bien? Estoy intentando hablar contigo.

—No —repliqué—. Estás haciendo de todo menos hablándome. Estás gritándome y mirándome como si quisieras matarme, vengo saliendo del hospital y no estoy de buen humor para decirte nada.

—Quiero matarte —me miró irónicamente.

—¿Por qué? ¿Por salirme de la banda?

—¡Porque trataste de suicidarte! —gritó haciendo que las paredes de la casa retumbaran.

—Ya hablamos de esto.

—Sí, pero no lo supero.

—¡Supéralo!

—¡No puedo, imbécil! —gritó más fuerte.

—Me voy—contesté dirigiéndome a la salida.

—Esa es tu magnífica forma de resolver las cosas, Jeffrey —dijo sarcásticamente—. Muy bien, vete, siempre terminas siendo lo que en realidad eres, un cobarde.

—¿Me lo está diciendo una persona que necesita humillar a otra en frente de todo el mundo para tratar de sentirse bien consigo mismo porque lo que en realidad es, es una mierda?

—¿Me estas llamando mierda? —preguntó amenazante y yo rodé los ojos.

—Ahora te haces —escupí.

—¿A quién mierda humillé?

—¡A mí, joder!

—¿Y cómo mierdas no lo iba a hacer? ¿Después de toda la mierda que me hiciste? —rodé los ojos.

—¡Eres un maldito egoísta, William! Todo tiene que tratarse sobre ti, sólo tú puedes estar mal, sólo tú puedes tener un problema, sólo tú puedes hacer lo que te da la puta gana. ¿Y los demás qué? ¿Yo qué? —dije exaltándome más.

—Ahí estas exagerando, estúpido.

—¡No! —grité—. ¡Ahora cierra la maldita boca, me vas a escuchar!

—No me da la puta gana.

—¡Cállate, maldita sea! —grité molesto—. ¡Yo no me fui de la banda porque esto no fuera lo que yo quería, lo deseaba, lo anhelaba, teníamos ese sueño desde que estuvimos en Hollywood Rose y lo sabes muy bien, Axl! Me fui porque estaba harto, harto de todos los malditos problemas que teníamos, problemas entre la banda, problemas que pasaban con todas tus crisis compulsivas, los problemas que teníamos tú y yo.

—¿De cuáles malditas crisis compulsivas estás hablando?

—Dos de julio, ¿te suena la fecha?

Perdóname, Izzy | {Izzaxl}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora