Capítulo 2 - ¿Amistad o Rivalidad?

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****AVISO: CUANDO VEAN PARRAFOS EN 'NEGRILLA' Y EN 'ITALIC'  ES QUE SE TRATA DE UN RECUERDO****


— ¿Ciento catorce años? — Emilia preguntó entre dientes.

— Ciento catorce años son suficientes. Además, ya no se escucha nada sobre los cazadores...— Aija mencionó y cruzó sus brazos.

Lydia caminó lentamente hasta situarse detrás de su tía, la apariencia de la mujer que la miraba fijamente le asustaba. Aija se percató de su sobrina y se movió unos pasos para mantenerla detrás de ella.

— El trato eran doscientos años, no cien...

Emilia dio unos pasos hacia al frente hasta situarse a unos centímetros de la pelirroja. La vampira la miró fijamente, sus ojos color esmeralda trataban de encontrar alguna falacia en la mirada de Aija, que compartían el mismo brillo que la luna, que ahora estaba tendida sobre ellas.

— Lo siento Emilia, pero era dejarte dormida, para que te siguieras pudriendo en la tierra y arriesgar que alguien te encontrara o despertarte y aferrarme a las consecuencias.

La vampira asintió aún no satisfecha con la situación y movió su cabeza molesta, haciendo que su largo cabello castaño chocara con el brazo de Aija. Emilia sonrió burlonamente y caminó, dejando un amplio espacio entre ellas.

De momento un fuerte dolor inundó su cabeza, todavía se sentía débil y sabía que una discusión con Aija en esos momentos era innecesaria, así que decidió seguir su juego y ponerse al tanto de todo lo sucedido.

— Bueno si tantos años han pasado, creo que necesitaré cambiarme de atuendo. ¿no? — Emilia sonrió y observó a Lydia.

— Quizás tú ayuda puede ser necesaria, mi lady.

La niña sonrió y se apresuró a dar un paso, pero Aija le bloqueo el camino y extendió su mano para que ella no pasara.

La vampira notó cuando Aija vaciló y recordó la debilidad de su amiga, su sobrina.

— ¿Qué esperamos? ¡Allons-y!— Emilia exclamó, Aija solamente la ignoró y empezó a caminar cogiendo de la mano a su sobrina para poder largarse del bosque rápidamente.

Luego de varios minutos de caminata, se podía ver la calle del estacionamiento al bosque y Aija sacó unas llaves de su capucha para luego acercarse rápidamente a su auto, Lydia abrió la puerta del pasajero y subió rápidamente.

La vampira observó a la extraña maquina horrorizada, confusión marcaba su semblante al notar que esa no era la única maquina en el lugar, sino que habían muchas más y de diferentes colores.

— Sube al auto, Emilia. Te contaremos todo en el camino.

Emilia asintió distraída y subió al asiento trasero del "auto". Aija rodó sus ojos y cerró la puerta del automóvil.

— ¿Desde cuándo las mujeres usan pantalones? — Emilia preguntó un tanto confundida por la vestimenta rara que estaban utilizando las mujeres que caminaban por el raro sendero color grisáceo que según Lydia se llamaba 'acera'. Aija le echó un vistazo por el retrovisor.

— Nada es lo mismo desde que te fuiste a dormir, Emilia.

La vampira ojeó a su amiga, tratando de ignorar su presencia ya que seguía molesta por no haber respetado sus deseos.

Mientras tanto Emilia decidió observar con detenimiento los gigantes edificios, brillantes colores, los autos y los diferentes estilos de ropa que llevaban las personas de esta época. Todo le resultaba más interesante que entablar una conversación con su "amiga".

Las dos caras de Emilia (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora