María observaba a la niña gritando, pataleando y llorando pero aún seguía sin abrir sus ojos. Estaba sufriendo un terrible recuerdo y ella como su abuela, se encontraban de brazos cruzados sin saber qué hacer.
Por primera vez en todos sus años como bruja, vio a su abuela con una cara que mostraba cansancio y tristeza. Lydia era su tía de una generación pasada, una que a su vez muchos habían perdido fe en su existencia.
Los Crowley's fueron una familia poderosa desde el comienzo de los tiempos. Siempre fueron parte de la historia del mundo al igual que salvaron la vida de muchos en diversas ocasiones. Hasta los mismos Dioses elegían cada miembro de esa familia con detenida dedicación, contaban las leyendas. Pero ya ese apellido se había perdido, al menos en la comunidad de brujas.
‘Y mi abuela y yo éramos las últimas descendientes de sangre pero sin el apellido.’ Pensó María.
Ella miró por la puerta del cuarto en donde se encontraban y vio a Ezio sentado con sus manos cubriendo su rostro, en la puerta trasera, que daba para el patio.
Luego el grito agonizante de la niña la hizo volver a prestarle toda su atención. Pero esta vez la niña abrió sus ojos y se sentó apoyándose con sus brazos.
— ¡Lydia!
La abuela la abrazó fuertemente pero Lydia no respondía, solo miraba a María con desprecio.
— ¿Donde esta Moretti? — Preguntó la niña sin despegar la mirada de la bruja.
— ¿Perdón?
— ¿Dónde está, Ezio Moretti?
— Lo llamó enseguida. — María respondió con voz temblorosa y salió de la habitación a buscar al vampiro.
La niña relajó su mirada y le dio una cálida sonrisa a la señora que permanecía a su lado.
— Es un gusto verte y aprecio la ayuda brindada, pero antes de que regresen. Necesito contarte algo importante. No nos queda mucho tiempo...
La bruja miró a la niña confundida mientras ella le devolvía una mirada llena de malas noticias.
— ¡Ezio!
El muchacho reaccionó a su nombre y vio a la bruja detrás de la puerta de "screen" con una mirada fantasmal.
— Puedes entrar, Lydia ha despertado.
Ezio le dio a la bruja una mirada sospechosa pero asintió y a la vez dio unos pasos para que la bruja abriera la puerta para dejarlo pasar una vez más.
María se movió a un lado y dejo a Ezio pasar. Él observó todo con detenimiento, desde las flores violetas en el centro de la pequeña mesa de madera de la cocina hasta las extrañas pinturas de santos en las paredes.
— Por aquí.
El vampiro siguió a la muchacha por un estrecho pasillo hasta llegar a la habitación en donde se encontraba Lydia sentada dialogando con la abuela de María.
— Necesito dialogar con mi compañero, por favor necesito que nos dejen a solas. — Lydia pidió, las brujas asintieron y salieron de la habitación dejándolos solos.
— Lydia...
La niña sonrió y extendió su mano para que Ezio se acercara. Este la tomó y luego la abrazó.
— Lydia, ¿Qué ha pasado? ¿Alguna de esas criaturas te lastimó?
La niña lo observó y sonrió. Ezio había cambiado tanto desde la última vez que lo vio. Aquel hombre codicioso que solo quería la corona sin importar a quién tenía que quitar del medio, ahora la miraba con preocupación como si se tratara de una hermana pequeña.
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Las dos caras de Emilia (editando)
Vampiri"Ella es como la luna, parte de ella siempre escondida." - Dia Reeves En los ojos de una bella dama hay más de un misterio, el que se deja ver y el que esconde. Muchas personas, a través de los años han odiado a Emilia, hasta el punto de querer ma...