Capítulo 12 - No es lo mismo llamar al diablo que verlo venir

883 67 14
                                    

**NOTA IMPORTANTE: RECUERDEN QUE LOS PÁRRAFOS Y CONVERSACIONES EN NEGRILLA Y ITALIC SON RECUERDOS**

¿Dónde estabas, Emilia?— Aija preguntó, mirando a la vampira de reojo.

Emilia tenía sus manos recostadas en su espalda baja como una señorita pero su sonrisa traviesa hablaba más que mil palabras.

— Estaba en el castillo con Sir Moretti. Me estaba enseñando a correr caballo. Algo estúpido porque aprendí hace años. — Explicó ella encogiéndose de hombros.

— Así que por fin me vas a contar tú pasado. — Aija dijo mientras barría el piso del balcón de la cabaña, a la vez que Emilia se sentaba en la baranda del balcón.

— El pasado es pasado, ¿Por qué perder el tiempo recordándolo?— Mencionó la vampira con una mirada picara, escondiendo muchos secretos.

Eres mi amiga y me preocupo. A veces vienes y luego desapareces por días, la última vez te fuiste sin decir nada por cuatro años. — Aija paró de barrer y la miró con delicadeza, Emilia evitó la mirada de la pelirroja.

— Aija, sabes que por mi condición no debo quedarme mucho tiempo en un mismo lugar, ¿Qué más quieres que te explique?— Respondió Emilia con un tono cortante.

¿Estás buscando un remedio para tú enfermedad? O ¿Acaso estas huyendo?— Aija le preguntó bajando la voz mientras se acercaba a ella.

La vampira bajo las piernas del borde y dio un pequeño brinco para pararse al frente de la bruja.

— Yo no tengo que estar escondiéndome de nada ni de nadie, al contrario, el mundo es el que se debe estar escondiendo de mí. — Emilia la interrumpió, mirándola fijamente.

¿Emma?

Las mujeres miraron hacia al patio y vieron a una pequeña con cabellos dorados y brillantes ojos azules junto a un apuesto caballero. Aija le dio una mirada como si le estuviera diciendo, "Mira ver qué piensas hacer con él" y al par de segundos la niña llegó hasta la vampira y la abrazó.

Tía, ¿Cómo estás? ¡Te extrañamos mucho! — Lydia exclamó mientras la abrazaba por la cintura.

Emilia le revolcó el pelo y se bajó a su nivel para darle un beso en la frente.

Estoy bien chiquilla, yo también las extrañe mucho. Ahora ve y ayuda a Aija en la cocina, yo voy en unos minutos. — Emilia sermoneó y Lydia le dio una sonrisa de oreja a oreja antes de seguir a Aija adentro de la casa.

La vampira miró al joven y le dio una sonrisa forzada, el muchacho se acercó hasta los escalones del barcón en donde se encontraba ella.

— Mi lady, ¿Cómo te encuentras? Hace unos días que no sé nada de ti. — Él sonrió inocentemente, sin la más mínima idea de los pensamientos de Emilia.

— Estaba visitando unos parientes, pensé que tú hermano te lo había mencionado. — Ella mencionó bajando los escalones y luego de unos cuantos pasos se volteó a mirarlo.

Las dos caras de Emilia (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora