Capítulo 10 - Confusión de sentimientos

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Aija abrió los ojos lentamente y esperó a que su vista enfocara bien, luego parpadeó para darse cuenta de que estaba amarrada a una silla. Sus muñecas estaban atadas a la parte trasera de la silla y sus pies estaban cruzados, amarrados también. Ella miró a su alrededor, un poco de tranquilidad la inundó cuando vio que aún estaba en su casa.

— Hola querida, ¿Cómo te sientes? — La voz de Quinn se escuchó por el pasillo.

La pelirroja levantó la mirada hacia el pasillo y efectivamente allí se encontraba Quinn sonriendo, con su daga en la mano. La bruja se acercó hasta ella y cruzó sus brazos.

— ¿Que hare contigo hoy?— La pelinegra se preguntó con una sonrisa malvada.

— ¿Por qué no te vas al carajo y te pudres en el infierno? — Aija le contestó sarcásticamente.

Quinn se enfureció, levantó su mano derecha y le dio una bofetada que hizo virar al otro lado el rostro de Aija, luego la cogió por su larga melena colorada, la sujeto fuertemente para colocar la daga en su garganta.

— ¡Basta!

Aija miró de reojo entre la melena de pelo rojo y vio un hombre agarrar a Quinn por un brazo hasta sacarla de la casa.

Luego sintió como unas manos tocaron su rostro con delicadeza y removieron su pelo de su rostro. Aija contempló al par de ojos color olivas que la estaban mirando dulcemente y sus ojos se aguaron.

— ¿Alec?— Ella preguntó aturdida.

El hombre sonrió y asintió con su cabeza, luego se colocó en cuclillas y cortó las sogas que mantenían los pies de la pelirroja amarrados, luego se dirigió detrás de ella para cortar las sogas que quedaban.

Aija se paró rápidamente y lo abrazó fuertemente, como si en cualquier momento Alec fuera a desaparecer. Él la abrazo de la misma manera y se mantuvieron así por varios minutos hasta que ella decidió apartarse un poco para mirarlo a los ojos.

— ¿Cómo es que estas vivo? ¿Cómo es posible? — Aija le preguntó, la curiosidad la estaba matando.

Él soltó una carcajada y puso sus manos en el rostro de la bruja para acariciarla. Los ojos de la ex bruja brillaban de la emoción de ver a la persona que amaba, después de su sobrina.

— ¿Estabas a punto de ser descuartizada por Quinn y solo te preocupas por cómo es posible que esté vivo? Eres especial, Aija. — Él la admiró y luego besó su frente.

— Y para contestarte la pregunta, Ezio me convirtió. — Alec contestó, soltándola para acercarse a la ventana y velar por su seguridad.

Aija frunció el ceño y se pasó una mano por su cabello, muchas preguntas corrían por su mente, unas tantas terminaban en rincones sin salida y otras llegaban a teorías descabellas, entre ellas envueltas la seguridad de su sobrina y Emilia.

'¿Pero quién convirtió a Ezio?' la siguiente pregunta opacó a todas las demás.

— ¿Quién convirtió a Ezio en un vampiro? — Aija preguntó con una voz amenazadora.

El vampiro se dirigió hacia ella, colocó sus manos en los hombros mientras la miraba a los ojos tratando de calmarla.

— De eso vengo hablarte, necesito saber dónde está Emilia. —

— ¿Qué tiene que ver Emilia en todo esto?— Ella preguntó, sospechosa.

Alec soltó una carcajada y decidió caminar alrededor de la sala, para calmar sus emociones pero no pudo ocultarlas muy bien.

Las dos caras de Emilia (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora