Capítulo 15 - No puedes romper un corazón roto

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Alec corrió agitado entre los arbustos y árboles del bosque hacia la cabaña de Emilia. En el castillo los caballeros se estaban preparando para perseguirla y matarla, pero él no entendía porque, solamente cuando escuchó el nombre de su amada y la palabra peligro, no aguantó sus malos pensamientos y salió directo a la cabaña.

Una raíz que estaba levantada, sobresaliendo del suelo, por poco hace tropezar al muchacho que corría agitado. Él acelero el paso cuando empezó a escuchar gritos y llantos de los campesinos de esa área.

¡Fuego!

¡Esto es injusto! ¡Ellas solo son unas humildes campesinas!—

El muchacho dio un salto y salió de entre los árboles. Su ropa estaba rasgada por diferentes partes y su rostro un poco sucio y lleno de pajas. Sus ojos escanearon el lugar y se agrandaron al ver la cabaña de Emilia en llamas.

Lentamente sus piernas lo llevaron detrás de la multitud. Ellos gritaban y gritaban mientras los caballeros del castillo hacían guardia, mientras la cabaña se hacía trisas. Aún se escuchaban gritos dentro de la cabaña pero la conmoción era tanta que no podía descifrar a quien le pertenecía. Su cuerpo se movió inconscientemente entre la multitud histérica hasta llegar a los caballeros.

— ¿Mi lord, que hace aquí?— Uno de los caballeros se dirigió a él, pero Alec seguía estupefacto observando la casa.

— ¿Pero quién ordeno esta acción tan macabra?— Preguntó Ezio, montado en su caballo, abriendo paso entre la multitud.

Tu padre, mi lord. — Otro caballero respondió.

Ezio lo miró aterrorizado, no podía creer lo que había escuchado, luego bajo la mirada y notó a su pariente, de rodillas observando la cabaña.

Alec... — Ezio bajó de su caballo, se acercó a é, y le tocó el hombro.

Alec pestañó un poco desorientado y miró a Ezio, de repente su rostro se transformó en furia.

¡Maldito desgraciado, esto es tú culpa!— Alec exclamó mientras se paró rápidamente.

Ezio lo miró confundido, no entendía el porqué de la acusación.

— ¡Ahora Emilia está muerta y tú eres el único culpable! — Añadió Alec, mirándolo fijamente.

— ¡Ahhhhhh!

Un grito de dolor agonizante fue oído viniendo de la cabaña y los chicos intercambiaron miradas llenas de terror.

¡Emilia! — Gritó Alec mientras hizo un aguaje de salir corriendo pero los caballeros lo aguantaron con fuerza.

Ezio se acercó a él y le susurró en el oído.

Emilia está viva, quienes están adentro son Aija y Lydia.

Los ojos de Alec se abrieron de par en par y se aguaron. Ezio se alejó y corrió hacia la cabaña para intentar salvarlas.

— ¿Alec, estas bien?— La dulce voz de Aija lo despertó de una terrible pesadilla, una que lo seguía persiguiendo y lo hacía sentir culpable.

Él la miró y le besó la frente, fingiendo felicidad y que todo estaba bien. Aija sonrió y se acurrucó entre el cuello y el hombro de Alec, cerrando los ojos.

Las dos caras de Emilia (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora