Capítulo 18 - La otra cara de la moneda que escondía la verdad

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— Aquí tiene, mi lord.

Una sirvienta le acercó una copa llena de sangre fresca al viejo demonio que estaba sentado al frente de la chimenea.

Draco cogió la copa en su mano y la observó, no había nada mejor que lo relajara como una copa de sangre fresca y un buen libro. El viejo vampiro cerró sus ojos y recostó su cabeza en el sillón poniéndose cómodo. Presentía que el día de su gloria se acercaba y no tenía razones del porque preocuparse.

Le agradezco lo que hizo, Sir Valdimárr. Es por eso que le daré un puesto importante en mi corte. — La reina Isabel I "La virgen" anunció mientras Draco la miraba sonriente.

Con gusto lo aceptaría mi lady, pero tengo que partir. —Explicó Draco fingiendo remordimiento.

La reina cruzó sus brazos y lo miró fijamente, pensando en una manera que pudiera hacer que este nuevo héroe se quedara en sus tierras y formara parte de su ejército.

¿Te quedarías si te elijó como primer comandante de mi armada? — Ella le ofreció parándose de su trono.

Su largo traje rojo se arrastraba mientras bajaba los escalones de su trono. Draco la observó por unos momentos mientras admiraba los detalles de su traje, los adornos dorados que simulaban el oro, la riqueza que poseía Inglaterra en esos momentos. El rojo oscuro le llamaba más la atención, resaltaba el sufrimiento que su reina tenía y entre sus manos llevaba un anillo rodeado de piedras preciosas, que tocaba ansiosamente.

— Necesitaras todas tus fuerzas, su majestad, se avecinan tiempos difíciles. — Draco mencionó haciendo caso omiso a su pregunta.

— ¿Tengo razones para temer?— Preguntó ella apretando los puños.

— No soy un valiente guerrero mi lady, solo soy un simple forastero. — Mintió el vampiro.

— Mi ejército queda a su merced, mi lord. — Terminó ella dándole una mirada extraña que Draco no pudo comprender, no sabía si era desprecio o sospecha.

Mi lord...

Uno de sus sirvientes se acercó a él y le susurró al oído.

El vampiro esperó que la reina se retirara para poder largarse del salón principal. Al par de minutos comenzó a caminar, su humilde sirviente detrás de él.

— ¿Qué me estabas diciendo? — Draco preguntó un tanto molesto.

La encontramos, mi lord. — Admitió el muchacho.

El viejo vampiro paró de caminar y lo miró a los ojos. De momento sintió como la cólera se apoderaba de sus emociones y empezaban a inundar sus venas.

'Emilia, la maldita que me arrebató lo único que me quedaba.' Pensó.

Llévame a donde mi ahijada. Necesito hablar con ella primero antes de. — Ordenó Draco, disimulando sus emociones a la perfección.

Él abrió sus ojos lentamente, dejando que sus zafiros se ajustaran a la claridad. Sus manos tocaron su cara y estrujaron sus ojos un poco, tratando de despertar. No era la primera vez que se quedaba dormido y su pasado lo atormentaba. La oscuridad poco a poco se estaba apoderando de su cuerpo haciéndolo más lento y débil, haciendo que sus recursos de sangre acabaran más rápido.

Las dos caras de Emilia (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora