La tarde comenzó a convertirse en noche demasiado rápido. Ezio no conocía mucho sobre el caribe, pero sabía que aún era verano y el calentamiento global no podía ser el culpable de tan repentina situación.
— ¿Estás bien?- La chica que tenía enfrente le preguntó.
El vampiro sonrió y la miró a los ojos, luego procedió acariciar su mejilla lentamente, ella solo cerró sus ojos para concentrarse en el placer.
— Todo está bien, ahora relájese.
Ella asintió, mientras él comenzó a besar su cuello nuevamente y volvió a morder en el mismo lugar en donde dejo su rastro.
— ¡AH!
El vampiro soltó a la chica dejándola caer al suelo. Ese grito era muy familiar y ya podía imaginarse lo que estaba pasando. Se arrodilló al frente de la chica y le acaricio la mejilla de nuevo para llamar su atención.
— Necesito que tomes un taxi y vuelvas a tú casa, ni una palabra a nadie de lo sucedido.
La chica asintió y con ayuda del apuesto muchacho se puso en pie y se fue caminando por donde vino. El muchacho espero unos minutos asegurándose de que la muchacha hiciera lo que le mando y luego salió corriendo con su rapidez extrema hacia la costa donde se encontraba Lydia.
— María, ayúdame con el agua por favor.
La joven bruja corrió hacia afuera con un balde vacío para llenarlo en el poso detrás de la casa pero se detuvo al ver a Ezio acercándose a la casa lentamente con una mirada aterradora.
— ¿Me puedes explicar que está pasando?
María lo miró fijamente tratando de comprender lo que le había preguntado.
Ezio se acercó a ella, dejando atrás los pasos que los alejaban y puso sus manos en los hombros de la muchacha.
— ¿Qué está pasando? — Volvió a preguntar el vampiro.
— Nada, todo está bien, Ezio. — Dijo la bruja evitando su mirada y volviendo a caminar hacia el poso.
— ¡AH!
Otro grito desgarrador volvió a perturbar el aire cálido de la noche. María mordió su labio inferior insegura de lo que estaba pasando.
— ¡ALEC!
Ezio miró a la casa de nuevo y esta vez salió corriendo hacia ella mientras María intento detenerlo fallando en el intento.
Tan pronto subió las escaleras al balcón y abrió la puerta para entrar, una barrera invisible lo detenía.
— ¡AYÚDAME!— Lydia volvió a gritar.
— ¡Déjame entrar! ¡Necesito verla! ¡Por favor!— Ezio gritó desesperado.
María apareció a su lado y lo apartó para entrar a la casa con su pesado balde lleno de agua.
— María, por favor. Necesito verla. — El muchacho le suplicó a la bruja pero está bajo la mirada y comenzó a caminar hacia la habitación en donde se encontraba la niña.
— ¡NO QUIERO MORIR! ¡ALEC! — La niña volvió a gritar.
Ezio no sabía qué hacer y al escucharla gritar el nombre de su peor enemigo le dolía a un más. El muchacho le dio la espalda a la puerta y comenzó a resbalarse hasta llegar al piso.
— ¡LYDIA! — Gritó en frustración, esta vez dejando las lágrimas caer.
— ¿Qué está pasando, abuela?— le preguntó María a su vieja bruja.
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Las dos caras de Emilia (editando)
Vampire"Ella es como la luna, parte de ella siempre escondida." - Dia Reeves En los ojos de una bella dama hay más de un misterio, el que se deja ver y el que esconde. Muchas personas, a través de los años han odiado a Emilia, hasta el punto de querer ma...