Un saludo muy peculiar.

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Me levanté con la esperanza de que todo lo que había pasado ayer fuese un sueño, pero no, todo había sido real.

Finn me odiaba, y lo comprobé cuando no ví su típico mensaje dándome los buenos días. Definitivamente estaba enojado.

¿Por qué Finn? Jamás pensé en él como más que un amigo, hasta ayer que me hizo falta. Y me di cuenta de algo, algo que, creo tendría que haber pensado hace mucho.

Estaba enamorada de Finn. Sí, por fin lo dije.

¿Lo bueno? Me di cuenta ahora.

¿Lo malo? A él le gusta alguien, y por eso es mejor que me quede callada sin decirle a nadie, ni siquiera a Nathan.

Hablando de Nathan, pasado mañana era su cumpleaños, y ya tenía su regalo, un hermoso lanza llamas.

Genial ¿no?

Me levanté pesadamente de mi cama y luego de prepararme fui directamente a mi clase de música. No tenía ganas, pero la música me alegraba el día, y creo que después de todo lo que había pasado, necesitaba algo de alegría.

La clase transcurrió normal, hasta el final. Logan se acercó a mí.

- Hola Maia -saludó.

- Hola.

- Oye, sé que mañana estás de cumpleaños y me gustaría invitarte a festejarlo -dijo sonriendo.

- Mira Logan, he tenido un problema con mi mejor amigo, y no tengo ganas de festejar nada si no es con él...

- Por favor, solo un par de horas, es para que veas algo, algo súper genial. Por favor.

¿Ir o no ir? Esa era la cuestión.

¿Qué debía hacer?

- ¿Y bien? -preguntó nuevamente. Qué insoportable.

Suspiré- De acuerdo. ¿Mañana a qué hora?

- ¿Qué tal antes de la clase? -propuso.

- Okay, nos vemos -me despedí y fui directamente a la pista. Debía practicar para Breakeven. Aunque no tuviera ganas. Sí, Finn me afectaba demasiado, y ahora que me di cuenta que estaba enamorada de él, uff.

Luego de diez minutos de práctica, bajé de mi auto para tomar un poco de agua.

- ¡Hermana! -exclamó Nathan feliz. Me sorprendió que llegara.

- Hola Nathan  -saludé sonriendo un poco. No tenía ganas de nada si no tenía a Finn a mi lado.

- Ohhh por favor Morita, sonríe un poco -dice.

Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas- Él me decía Morita...

- Ay Maia, por favor, sólo dale un poco de tiempo. Para que aclare sus ideas, ya verás que todo se va a arreglar, y sino, pues lo quemo y ya.

Eso me hizo reír-  De acuerdo, intentaré hablar con él. Tal vez mañana o en tu cumpleaños. ¿Sí?

- De acuerdo -respondió- Venía a decirte que mañana te espero a almorzar en mi casa con Emma. Luego de tu clase ¿está bien?

- Okay -sonreí- Gracias por todo hermano.

- No hay de qué, eres mi hermana favorita y te quiero.

- Porque soy tu única hermana -le dije y me reí- También te quiero, Nathan. Mucho, mucho.

Me abrazó, y luego de despidió para ir a ver a Emma, dijo que tenía que comprar las cosas para mañana. No sabía qué cosas estaría planeando ese loco.

La Música es mi Vida, Idiota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora