El primer día de la última semana del último año en primaria. Ben se despierta algo cansado, hoy tiene el ultimo exámen, ya que después son talleres no obligatorios, pero va a irde todas formas. ¿El exámen? El de matemática. La verdad no le agrada mucho la materia, pero quiere ver a esa chica que siempre, a pesar de estar con sus primas en los recesos, se le ve solitaria. Quiere conocerla, pero está en otro colegio. El colegio queda cerca del de él; bueno, al lado, para ser específicos; y mientras él la observa, ella no se percata.
Ben se decide por levantarse, quiere verla en los parques que comparten los colegios. A Margaret. Toma el uniforme para el colegio, lo coloca sobre la cama; se dirige al baño, se prepara. Al terminar, sale del baño y se pone el uniforme, claro, luego de ponerse la ropa interior. Se peina el cabello; al terminar, sale de su habitación y se dirige a la cocina, donde ve a su madre.
—Buenos días, mamá—dice Ben, alegre como siempre—. ¿Cómo has dormido?
—Buenos días, Ben—responde sonriente—. Muy bien, cariño. ¿Y tú? ¿Soñaste con Maggie?–dice burlona, así le dicen a Margaret; Ben se sonroja.
—¡Mamá!
—¡Hijo!—dice riendo— Ya, come tu desayuno, que te he hecho panqueques. Tu papá te va a llevar al colegio, te está esperando.
—De acuerdo.
Ben se apresura a desayunar y, al terminar, se cepilla los dientes, toma su mochila, su billetera, y se dirige al coche de su padre. Al llegar al coche, se sube al asiento de copiloto y saluda a su padre, éste le corresponde a su saludo y empieza a manejar. Al llegar al plantel, el Sr. York se dirige a su hijo.
—Sal bien en el exámen, hijo. Tienes que aprobar todas las materias.
—Papá...mi promedio de matemática es 4.5. No es como que fuese fracaso.
—No lo es. Pero este exámen es el 50 por ciento de tu nota. Tómate tu tiempo.
—Lo haré, papá. Hasta luego. Hoy salgo más temprano.
—Lo sé. Hasta luego—Ben se baja, pero su padre le dice algo antes de irse—. Salúdame a Maggie–sonríe.
—Ojalá pudiera—susurra, ya cuando está dentro del plantel.
Margaret se despierta. Hoy tiene el último exámen. Matemática. Su materia preferida, le es sencilla. Se levanta, se dirige al baño; hace sus necesidades, se baña, y se pone el uniforme. Se peina y recoge el cabello en una coleta; peina su flequillo y lo deja de lado, como siempre va ese flequillo. Se coloca su vincha, delgada, y abre la puerta de su habitación. Toma la mochila y se dirige a la cocina, toma su desayuno sola, ya que sus padres duermen. Escribe una nota despidiéndose de ellos como siempre hace, toma las llaves de la casa, y se dirige al colegio, no sin antes lavarse los dientes. Luego de caminar dos calles, llega al plantel educativo, colosal y limpio. Entra y se dirige al patio. Hoy sus primas no van a ir al colegio, ya que están enfermas, ambas, con gripa. Se sienta en el banco más alejado, saca un libro de su maleta: Matar a un ruiseñor. Lo abre y retoma la lectura por donde terminó. Al terminar el libro, lo guarda y se pone a observar los árboles que tiene al frente, se estira. Pero hay algo extraño. Se siente observada. Lo ignora y sigue viendo el paisaje, desde distintas perspectivas. Saca su teléfono celular, pone la aplicación de cámara, y toma una foto desde donde está. La observa. Sonríe. Guarda el celular luego de ver la hora. Faltan 20 minutos para entrar a clases. Toma la mochila y entra al colegio. Se dirige a su casillero y saca los últimos libros que quedan; que, a decir verdad, son de literatura. Son "Orgullo y Prejuicio", y "Ángeles y Demonios". Lecturas muy grandes para ella, pero que ella considera perfectas y correctas. Nadie la entiende. Pero, tal vez yo sí. Ahora saber de mí no es necesario. Algún día les diré quién soy. Tal vez. Margaret se dirige al aula de matemática ya que, a la primera hora de los lunes, le toca esa materia. Se dirige al salón, dónde se encuentra la profesora.
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Una Historia Real
Fiksi RemajaMargaret Davis es una chica callada, tímida, adorable, linda y extremadamente inteligente. Benjamin York es un chico tierno, simpático y listo. Sus vidas no se cruzan por lo que se llama el destino. Su destino se cruza porque los caminos a los que...