37. Te amo

622 28 32
                                    

Capítulo 37

—¡ey, chicos! —era Kenneth apareciendo de la nada— ¿qué tal si el sábado salimos todos juntos?

Primero miro a Sean a mi lado y luego a Kenneth.— no lo sé, brother —Sean hace una mueca—

—¿y tú, ______? —me mira con esperanzas de que diga si—

—yo...creo que estaría bien —miro a Sean y él se ríe cerrando los ojos—

—sí, sí, está bien —asiente— iremos, así que dinos ya adónde vamos el sábado

—oh ¡genial! —Kenneth celebra alegre— mas tarde hablamos sobre eso en el grupo de Whatsapp ¿les parece?

—ah, pues si —le sonrío—

—ok, no los interrumpo mas —y es así como Kenneth desaparece corriendo—

—okaaaay —Sean mira por donde se iba Kenneth y luego dirige su mirada hacia mi—

—bueno ¿y por qué no querías ir? —hablo camino al patio del instituto—

—es que.... —y aquí vamos de nuevo—

—me da pereza —continúo por él—

—¡exacto! —me guiña un ojo— es por eso que te quiero —me abraza y yo lo empujo fingiendo estar molesta— ¡dame un abrazo, tonta! —me abraza de nuevo pero esta vez me da un beso en la mejilla—

—bueno, deja de ser masoquista —le advierto con el puño a punto de tocar su rostro—

—ya, ya, no me pegues —hace un puchero—

—nunca te he pegado, tonto —volteo los ojos—

—ah, bueno si —se ríe—

Seguimos conversando sobre distintas cosas, hasta que faltaban diez minutos para que entráramos vuelta a clases y nos levantamos para ir a nuestras respectivas clases, Sean iba detrás de mí, como siempre lo hace.

Pero noto una moneda de un dólar ¿ALTO UNA MONEDA DE UN DÓLAR? de inmediato freno provocando que el pecho de Sean chocara con mi espalda, me agacho sin flexionar las rodillas y recojo la moneda.

—¡no! mierda —Sean se queja agarrando mis caderas— ¿qué acabas de hacer? —me gira y yo me río, creo que causé un pequeño problema en su juguetito—

—pues, recoger esta moneda —le enseño y me río— es de buena suerte

—yo no diría tan buena suerte, eh —alza su ceja izquierda— mira como me has dejado —se mira hacia abajo—

—ay, no es mi problema de que te excites por cosas insignificantes —lo empujo levemente por el pecho—

—me gustaría que ustedes tengan pene, para ver si podrán contenerse —dice entre dientes—

—ya, papito para luego eso —lo jalo del brazo— ahora tenemos clases —él me detiene provocando que choque con su pecho—

—no, nada —acerca mi rostro al suyo— vamos al baño YA 

—ve tu —me suelto de su agarre—

—como quieras —voltea sus hermosos ojos y se va un poquito furioso al baño—

[...]

—mira, tu investigas y yo escribo todo lo importante en una hoja aparte ¿ya? —miro a Sean—

Bueno últimamente hacemos los deberes en mi casa o la suya, aunque no lo crean, terminamos lo más rápido posible y así nos divertimos mejor con la compañía del otro.

Siempre te amaré [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora