36. Contigo es mejor la vida

521 37 35
                                    

Capítulo 36

Me encuentro en la oficina del director ya que me tiene algo sumamente importante.

—muy bien, Army —el director tiene una mirada seria— lo que te voy a decir es algo muy importante para tu vida, bueno...sobre todo para tu futuro —okay, creo que es lo mismo que me dijo mi padre anteriormente, espero que no sea eso—

—dígame, señor director —me acomodo en la silla mirándolo atentamente—

—bueno, no sé si tu papá ya te habrá dicho pero... —ya me lo imaginaba— te salió una beca en New York y solo esperamos que tu aceptes o no

—eh...bueno... —me rasco la cabeza un poco dudosa— no lo sé

—bien, bien —se ríe— sé que por ahora no estarás segura de tu respuesta, pero queremos saber lo más pronto posible —junta sus manos sobre el escritorio— ¿te parece si te damos un mes y nos das la respuesta?

Doy una mirada a mi izquierda y regreso mi mirada al director

—está bien, para ese entonces ya tendré mi respuesta más segura

—ok, señorita Army —me da una sonrisa— la veo luego, se puede retirar —me señala la puerta ¿o sea que me está botando?—

—sí, gracias por todo 

Me levanto y salgo de inmediato de la oficina del director, para encontrarme con un chico sensual el cual es mi novio, lo veo afuera y está parado con mi mochila en mano.

—¿qué pasó? ¿qué te dijo? —me mira atentamente y yo solo me acerco a él para quitarle mi mochila, pero él la aleja— no, yo te la llevo, soy tu novio y es mi responsabilidad

—si claro —bufeo—

—¿por qué siempre que el director quiere hablar con uno de los dos escoge la hora de salida? 

—yo creo que... —me cojo la barbilla pensativa— para que nuestros amigos no estén hechos los sapos, como conozco uno por aquí —lo miro de pies a cabeza divertida, él seguía con su mirada al frente sin captar mi indirecta, que idiota—

Se rasca la cabeza.- ¿quién se —me mira amenazante— ya entendí, eh

—que lento —lo miro de reojo y se hace el ofendido—

—veamos si soy lento en otras actividades, muñeca —enarca sus cejas divertido, y aquí vamos—

—¿sabes? no diré nada al respecto —camino de espaldas para mirarlo fijamente— porque nunca te he visto hacer ese tipo de actividades

—¿ha no? —enarca una ceja—

—no —me río—

—ya entiendo —lanza una carcajada— quieres darme tu prueba de amor, eh —yo no he dicho nada de eso, que adelantado es— eres una chiquilla traviesa

—nunca he mencionada de darte tal prueba del amor —entrecierro los ojos— tú te haces ilusiones

—¿ilusiones? ¡oh, vamos! —resopla— tenemos diecisiete años, podemos ser libres

-tú mismo lo dices, tenemos diecisiete años y a esta edad todo los jóvenes son vírgenes

—pero podemos ser la excepción —me guiña el ojo— cuidado te vas a caer por andar caminando de espaldas y luego me hechas la culpa de que yo te empujé

—ya entendí, papá —resoplo haciéndole caso al estúpido este—

—no soy tu papá, soy tu chino, chinito, papasito rico —se ríe con tanta arrogancia— pero menos papá 

Siempre te amaré [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora