59. ¡Alex no!

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Capítulo 59

Narra _____

—me podrías explicar —señalo el cuaderno de Alex Rubiano— ¿por qué te sale eso?

—porque si y ya —cierra su cuaderno de inmediato, ya harto y cansado—

—está bien —bufeo tirando el cuaderno al suelo— pero no te enojes

—no lo estoy, solo que... —me mira y abre su cuaderno de nuevo— ya me cansé de hacer tantos ejercicios de física y matemática

—lo sé, pero y faltan dos mas y terminamos —le sonrío—

Él también me sonríe.— oye —baja la mirada—

—¿qué sucede? —hablo con la mirada fija en el cuaderno, estaba haciendo el ejercicio—

-—la otra semana es mi cumpleaños —¡es cierto! me había olvidado—

—sí, ya lo sabía —sonrío aun con la mirada en el cuaderno—

—mentirosa —se ríe empujándome levemente por el hombro— te vi la cara al principio

—¿ah sí? —lo miro enarcando las cejas— ¿y cómo puse la cara? —lo miro atentamente y comienza a mover sus manos tratan de decir algo mediante gestos—

—pues —se ríe— ok, no hiciste ningún gesto —sonríe escribiendo algo en su cuaderno—

—y bien —yo seguía resolviendo el último problema— ¿qué quieres que te regale? —dejo de escribir y lo miro atenta, él solo da una sonrisa de boca cerrada—

—nada —guao en su cuaderno tenia puros dibujos de corazones y aun los seguía haciendo con su lápiz y con una sonrisa de oreja a oreja— sol—

—viiii —toqueteo sus mejillas molestándolo— andas enamorado, pillín —ahora si le pellizqué sus mejillas y él enseguida quitó mis manos de su rostro—

—¿qué? ¿por qué lo dices? —se escuchaba asustado—

—pues —señalo con mi mirada su cuaderno, Alex mira su cuaderno y a los minutos reacciona tapando su cuaderno— nah, igual ya vi tus corazones deformes —me río—

—son mejores que los tuyos —me muestra la lengua como un pequeño—

—los míos son mejores —hago una mueca de desagrado— así que a llorar con mamá —señalo la puerta de mi habitación—

—bueno —se levanta de su silla cabizbajo pero enseguida se voltea— no quiero porque ya estoy grande —se golpea el pecho—

—si tú lo dices —me río y él se sienta de nuevo en su silla—

-—bueno, bueno —carraspea— no cambiemos de tema —lo miro atenta como las anteriores veces— solo quería invitarte a mi casa el día de mi cumpleaños —asiento con la cabeza— no me importa el obsequio, solo quiero que vayas ¿sí? —suplica juntando sus manos mientras hacía un puchero—

—iré —sonrío, pero de inmediato alzo mi dedo índice— pero eso sí, ¡espero que haya mucha comida ese día eh! —él se ríe—

—tranquila, va haber mucha —acaricia mi cabeza— para ti —desordena mi cabello, odio que lo haga, siempre que estamos juntos lo hace—

—no es justo —atrapo su mano entre las mías, tenía el cabello por todo el rostro, no podía ver mucho, apenas y veía por los pequeños espacios que había— yo nunca te desordeno todo ese cabello —cojo su cabello lacio entre mis manos— woah, tu cabello es demasiado suave —acaricio su cabello, se siente relajante—

Siempre te amaré [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora