27. Maldición

679 43 18
                                    

Capítulo 27

Sean está en mi casa porque estaba aburrido en la suya, así que está aquí para jugar entre comillas y la verdad solo ha venido a desarreglar mi cabello, Sean me estaba peinando a su estilo según él y solo ha logrado enredar mi cabello.

—Sean, deja de hacerme cosas en el cabello —quito sus manos de mi cabello—

—no, no seas mala —hace pucheros y yo lo ignoro— mírame —¿por qué le hice caso?— mira a tu derecha —le hago caso de nuevo, pero al instante me sorprende con un beso— awww eres tan obediente mi pequeña Army —agarra mis cachetes—

—que asco —quito sus manos de mi rostro— no me gusta que me beses cuando te dé la gana —lo miro de mal modo y él se ríe—

—es lo que me encanta de ti —me hago la loca— te haces la sorda ¿no? —susurró—

—te escuché —me río—

—eso sí escuchas ¿no? pero cuando te digo cosas bonitas no, ahí no escuchas, estoy empezando a creer que no me quieres —finge estar llorando y yo me levanto para abrazarlo ya que él estaba detrás mío— no, no me quieres —me corresponde el abrazo—

—si no te quisiera no te estuviera abrazando, tonto —lo escucho reír—

—pero me estas demostrando amor falso —Sean pone su cara en mi cuello—

—¡ey, ey! no bajes más —estaba a solo centímetros de mis pechos—

—¿ves? —me mira con un puchero— no me quieres —dejo de abrazarlo y se ríe—

—si te quiero, pero a veces eres atrevido y te pasas de la raya —me siento  en la silla giratoria—

—ya, está bien —dice cabizbajo— es que es inevitable ser atrevido teniéndote a ti frente a mis ojos —me sonríe—

Se me escapa una risita.— no sabes cuánto te odio 

—yo también te amo —agarra mi cabello de nuevo— a ver, ¿qué peinado te haré? —se agarra la barbilla mientras camina de un lado a otro— ya sé —coge mi cepillo y peina mi cabello por quinta vez—

—es la quinta vez que vas cepillando mi cabello y ya me duele la cabeza —me giro a verlo—

—luego te quito el dolor de cabeza con algo placentero —coge la mitad de mi cabello y al instante cojo su zapato que dejó en el piso y se lo tiro— ¡au! me tiraste mi propio zapato —coge su zapato del piso— no entiendo porque siempre me vives pegando en la cabeza, si duele de tantos golpes en el mismo lugar —se ríe—

—ay, qué pena por ti, es tu problema que te quieras sacar los zapatos y dejarlos donde se te pegue la gana, además te pegué porque ya me tienes cansada con tus cosas

—pero no te enojes, ya te dije, no me puedo resistir ante ti —le da una vuelta a mi cabello y lo escucho reírse— oye ¿te dije que te iba a hacer el peinado de pucca? 

—¿qué? —me levanto— Sean, dame un espejo 

—no, aun no termino —trata de hacerme sentar de nuevo— tranquila, tu solo siéntate y espera

—lo que tengo que soportar —niego con la cabeza mientras me sostengo el puente de la nariz—

Se ríe.— ya sé que soy terrible, pero soy tu novio y tu deber como novia es soportarme 

— ja, ja, ja que ocurrente eres —trato de sonar lo más sarcastica—

Narra Sean

Siempre te amaré [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora