55. ¿Un loro?

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Capítulo 55

—pero no había necesidad de que yo venga, idiota —y aquí estoy yo escuchando como pelean mis dos mejores amigos—

—si había necesidad —Gabe le responde siguiéndole la pelea— además tu mamá quiso que vengas a New York, y tenía que aprovechar que yo también venía —la codea— para así andar juntos, ¿eh? —Lindsey voltea los ojos—

—me siento incomoda —me froto el brazo riéndome levemente—

—no —Gabe se ubica en medio mío y de su novia abrazándonos por los hombros— ¿por qué? —me mira— siéntete normal, piensa que es una salida entre amigos

—si, pero

—sin peros, cariño —me guiña el ojo y deshace el abrazo—

Hoy es sábado, Gabe tenía un pequeño descanso de su grupo de Mickey Mouse, así que era mejor aprovechar el tiempo que le quedaba para estar conmigo, porque después tenía que irse de nuevo a LA y de ahí se iba a Orlando, que suerte la de él, solo pasa viajando.

Nos adentramos en un Starbucks cercano, y corro de inmediato donde Jenna y Will para abrazarlos.

—amiguitos —los abracé a ambos y dábamos leves saltos—

—chica Army —dicen al unísono señalándome con sus dedos índices—

—como desearía que no se vayan —hago un puchero—

—sí, y nosotros deseamos que vuelvas a vivir a LA —Jenna hace su mejor cara de corderito—

—vuelve a LA —Will le sigue, todos andamos con un puchero en el rostro, incluyéndome—

—eso quisiera —bajo la mirada— pero ya no puedo

—a menos que... —Will se agarra la barbilla—

Abro mis manos para que continúe.— a menos de que te expulsen en tu instituto 

—no, no quisiera que me expulsaran —me río con una mano en el pecho—

Me senté junto a ambos entablando una conversación, minutos después aparecen Gabe y Lindsey. Toda la mañana la pasé fuera de casa con mis amigos, pero ya en la tarde mi mamá me llamó diciendo que volviera a la casa, sin más remedio tuve que despedirme de mis amigos e ir a la casa corriendo lo más rápido posible.

—¡ya llegué! 

—¡vaya! —mi mamá sale de algún lugar de la casa haciendo que me asuste— llegaste rápido

—me habías llamado pues —viro los ojos cogiendo camino a mi habitación—

—¿para dónde vas? —mi papá aparece de la nada mientras bajaba de las escaleras, les juro que si me vuelven a asustar voy a morir de un infarto—

—a mi habitación —señalo hacia arriba—

—solo pasas metida en esa habitación —papá iba bajando hasta llegar a mi— deberías salir más —frunzo los labios antes de soltar alguna majadería enfrente de ellos—

—pero estaba con mis amigos divirtiéndome —miro a mi mamá que estaba sonriente sentada en el sofá del living— hasta que mi mamá me llama para que venga rápido

—ah —papá pasa de mi y se va— mejor ve a tu habitación 

¿Es en serio? 

Con la mayor confusión en mi rostro me voy lentamente a mi habitación.

—¡al fin! —me tiro a la cama exhausta—

Agarro mi celular para ver Instagram, pero no veo nada bueno así que mejor lo bloqueo para tomar una pequeña siesta y comenzar a hacer mis tareas.

Mi celular comienza a sonar una y otra vez, somnolienta lo cojo y contesto sin ver de quien se trata.

—¿aloh? —contesto pesadamente— ¿hola? —otra vez no me di cuenta de que era el numero de aquella persona que me molestaba hace días— escúchame bien, seas quien s—

—hola 

Aquella persona contestó, se le escuchaba un tono algo agudo.

—¿sí? ¿quién eres? 

—me llamo Tomy

—¿te conozco? —pregunto extrañada—

—no, soy un Loro 

¿Un loro? con razón su voz era medio raro y melódica. 

—con que eres un Loro, ¿eh? —me río— ¿y se puede saber quién es tu dueño?

—no —responde graciosamente—

—¿ok? entonces dile a tu due—

—él te está escuchando —se escucha como lo shitan—

—¿ah sí? —enarco una ceja con una sonrisa de lado— ¿entonces es hombre tu dueño?

—así es, él es muuuuy sexy —Tomy se burla, el loro para de reírse cuando escucha un perro ladrar— ¡cállate! lo siento, chica, tengo que irme –—lguien más de la otra línea le dice algo, pero no logro entender porque están susurrando— te he visto en fotos y eres muy bonita, bye

Cortaron.

Eso fue raro, pero divertido, ¿un loro llamándome? y ¿que me ha visto en fotos? que extraño.

De inmediato busco a Gabe en mis contactos y lo llamo, primera llamada, nada, segunda, ter—

—¿qué te sucede, mujer? —se lo escuchaba cansado—

Me río nerviosamente.— lo siento si te interrumpo en algo —me rasco la nuca—

—no, no, no me interrumpes en nada —hace una pausa— ¡solo que estaba a punto de comer! —separo el celular de mi oreja por su grito—

—sí, sí, ya entendí —me río— por cierto —miro por todos lados— ¿qué hora es?

—¿qué? ¿no sabes qué hora es teniendo el celular en la mano? —uy, este ha comido carne de tigre—

—¡uy, ya! perdón 

—bueno —inhala y exhala— ¿para qué me necesitas?

—¡ah, sí! pues, ¿te acuerdas que te había dicho sobre el extraño que me llamaba y no hablaba?

—sí, ¿qué pasó?

—pues, me contestó

Le conté todo lo que había sucedido y seguimos hablando cosas insignificantes hasta llegar a la noche y quedarme dormida de nuevo.

[...]

—hola —era el segundo Alex—

—hola —lo miro— Rubiano ¿verdad? —lo miro señalándolo y él asiente de inmediato—

—sí, ese mismo —sonríe— ¿cómo has estado?

—bien, bien, no me quejo —digo mientras nos dirigimos a la clase siguiente, ahora me doy cuenta que en todas las clases me toca de estar con Alex— ¿y tú? —lo miro—

—igual —sonríe—

—¡ey, _____! —esta vez era Alex Murrieta llamándome por las espaldas—

Me volteo y al verlo le sonrío.— hola, Alex

—hola —me sonríe, este muchacho se ve guapo sonriendo—

—tú eres Alex ¿cierto? —Rubiano señala a Murrieta—

—si ¿por qué? —enarca una ceja un poco ¿molesto?—

—pues —se ríe señalándose— yo también me llamo Alex

—ah —le responde secamente—

—¿saben qué? mejor los llamo por sus apellidos —los toco por los hombros a ambos—

—bueno —dicen al unísono mientras alzaban sus hombros—

[...]

Ok, chicas, hasta aquí, estoy sin imaginación últimamente, solo tengo imaginación para las partes finales, y para eso falta muchooooo ):


Siempre te amaré [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora