Reviso las cuentas que debemos desde que llegamos.
La canción Paradise de Coldplay resuena por toda la sala, mientras Erika hace sus deberes, los que le dan en el kínder.
Luego de unos minutos ella toca la punta de mi pie y la miro.
— ¿Qué sucede cariño? —ella sonríe tímida y me muestra un dibujo.
Era un dibujo de dos figuras femeninas, una era mayor y la otra pequeña. Con una caligrafía algo dañado encima, decía como título mamá y Erika.
Sonrío y agarro el dibujo, el cual era hermoso.
—Es hermoso…—ella se sienta a mi lado, ladea su cabeza y me sonríe.
— ¿Lo pondrías en la heladera? —Me pregunta, la miro y tiernamente acaricio su mejilla.
—Claro amor—ella aplaude y da unos saltitos.
Bajo del sofá nuevamente y se va de nuevo en la mesa para colorear de nuevo.
Guardo los papeles de las cuenta y voy a la cocina donde agarro un imán para la heladera y coloco en ella el dibujo de mi pequeña.
Embozo una sonrisa, aparto un mechón de cabello y lo pongo detrás de mí oreja, me acerco a la sala y Erika guardaba sus cosas.
—Mami—dice girándose para verme—hoy aprendí a contar –me acerco a ella y me siento a su lado en el suelo, apago la radio.
Ella repite mi acto pero se sienta en mi regazo, con mis dedos empiezo a peinar su ondulado cabello.
—Haber, cuenta—ella suelta una risita nerviosa.
—Bueno es 1, 2, 3, 4, 5 Em…—hace una mueca mientras yo trenzo su cabello— Ah ¡Ya! 6, 7, 8, 9, 10—finalizo y sonrío.
Con una goma ato su trenza y luego aplaudo.
—Muy bien, cariño—ella ríe— ¿Y que más aprendiste? —ella gira para verme.
—Aprendimos una canción llamada Mery la corderita y también algunas letras.
—Dime las letras que aprendiste –ella se acerca a su mochila y quita una hoja con un crayón verde.
Empieza a hacer torpemente las letras y termina en la “p”
—Esto son lo que recuerdo—le sonrío y luego ella empieza a decir los nombres de los animales con cada inicial de cada letra— Y por ultima la p de pato—finalizo y le sonrío.
—Muy bien cariño, eres muy lista ¿Eh? —ella sonríe.
—Mami ¿Sabías que Louis tenía una paloma llamada Kevin? —alzo mis cejas divertida.
— ¿En serio? —ella asiente.
—Si—Me mira a los ojos— ¿Podemos tener una paloma? —suelto una risa.
—Pero pequeña, una paloma no es de tenerla como mascota—ella cruza los brazos algo enfadada.
—Pero yo quiero una paloma—me hace un puchero enojada, suelto una risita.
—Horan te ha malcriado—suspiro—no y ya.
Ella bufa.
—Por favor mami—niego con la cabeza.
—No es un no pequeña—ella hace una mueca.
Suena el timbre.
Miro el reloj y era las 7 de la tarde, podía ser alguien pero ¿Quién?
— ¡Niall! —aventura rápidamente Erika y corre a la puerta.
—Erika espera... —pero ella abrió la puerta.
